/ lunes 15 de abril de 2024

Tandariola | Profunda corrupción

Durante mi trayectoria laboral he tenido jefes y jefas de área. Uno en particular me dejó diversos aprendizajes, joyas de la memoria que de vez en vez, resplandecen y no pierden actualidad. Una relacionada con el tema que intento exponer refería a que en una organización se da al personal materiales de oficina, y si estos se desaparecían, inminentemente, era un acto corrupto. Infería: “me dan un lápiz, me lo echo a la bolsa y llego a la casa, lo saco y le digo a mi hijo, toma, para tu escuela. Eso es corrupción”.

Era muy joven entonces y no me parecía que llevarse un solo lápiz era un acto deleznable. Un par de décadas después, entiendo que la corrupción tiene profundas implicaciones, y al mismo tiempo, aplica en la máxima de que “como es arriba, es abajo”. La corrupción es la obtención de un beneficio, cualquiera que éste sea. ¿Un lápiz?

Las tremendas tramas de corrupción exhibidas en los años recientes dan muestra de los pocos escrúpulos o la falta de éstos, de expresidentes, secretarios y secretarias de estado, directivos de alto nivel y demás, que son puntas de icebergs piramidales insondables de personas coludidas y punibles. Empero, se sostiene que nadie nace siendo corrupto/a, pero sí fallece siéndolo.

Sobre este tema, los periodistas titulares del portal de noticias Sin Embargo, Alejandro Páez Varela y Álvaro Delgado, presentaron el 6 de abril en la ciudad de La Paz su libro “Izquierda” en la Casa de la Cultura; Alejandro externó que confiaba en que en el presente sexenio sí llegaría a la cárcel al menos una figura de alto nivel. No fue el único. Desanima. La 4T no alcanzó. Álvaro por su parte hizo mención de algunos rubros en los que este periodo incidió, sin embargo, faltó en la justicia, una asignatura pendiente para el siguiente sexenio y un justo reclamo social.

En el enunciado pertinaz de que “México es un país muy rico”, bien se comprende por el soporte de toda la ciudadanía a ecosistemas bajo la cultura viciosa y circular de la propina en los entornos corruptos de las instancias públicas. Todos/as hacen su luchita y todos/as requieren un trámite exitoso. El caso es que, revisando los datos sobre la percepción que tiene la ciudadanía sobre la corrupción al realizar algún trámite, pago o solicitud de servicio en oficinas gubernamentales, exponen que no se ha erradicado o hay un descenso muy evidente.

A nivel nacional, el trámite que más alta prevalencia de corrupción presenta en un análisis de dos años (2021-2023) con un 5% de incremento, fue para abrir una empresa. En segundo sitio, con un aumento de 4%, los trámites municipales; y con un 1% más los relacionados con los permisos relacionados con la propiedad. Pero también hay datos positivos, el trámite que muestra un descenso de 5% en la percepción de corrupción se ubica en el contacto con autoridades de seguridad pública; 4% menos en los trámites ante juzgados o tribunales y se redujo 3% ante el ministerio público o fiscalía estatal.

La percepción de la corrupción en Baja California Sur exhibe al 2023 datos que nos ubican, en el ranking comparativo nacional en rango bajo, con una tasa de 10,522 personas con experiencias de corrupción por cada 100 mil habitantes, muy por debajo de entidades como Chihuahua, la más alta, cuya tasa es de 21,891 o Guerrero con 18,279 por cada 100 mil habitantes. Sin embargo, esta tasa coloca a la entidad en el segundo lugar, después de Chihuahua, de la lista de ocho estados con aumento en sus tasas de prevalencia de corrupción comparativa entre 2021 y 2023.

Por otro lado, revisando esta tasa en una serie de diez años, la media península ha experimentado variaciones: en el 2015 fue de 11,210; en 2017 ubica la más alta con 11,904; en 2019 descendió a 7,673 (primer año de la 4T); en el 2021 bajó a 5,224 (segundo año de covid 19) y justo, en el 2023, sube a 10,522 (INEGI. ENCIG 2015, 2017, 2019, 2021 y 2023). Las tasas son formas elegantes para indicar que persiste la corrupción y que en el tránsito del último año, me atrevo a indicar que se da cumplimiento al Año de Hidalgo.

¡Eytale!

Una amistad me dijo alguna vez que “tomando en cuenta que todas las personas somos infieles…”. Pero no coincidí, aunque con el paso del tiempo la expresión ha tomado otro matiz. Por tanto, cuando se habla de la corrupción me digo: “tomando en cuenta que todas las personas somos corruptas…”; empero, hay un punto de inflexión: la decisión individual. Y claro, en la infidelidad no hay un beneficio económico, ni un lápiz.

Comunicóloga, fotógrafa y sibarita. Premio estatal de periodismo 2022 en la categoría de artículo de fondo.

iliana.peralta@gmail.com. En Twitter @LA_PERALTA

Durante mi trayectoria laboral he tenido jefes y jefas de área. Uno en particular me dejó diversos aprendizajes, joyas de la memoria que de vez en vez, resplandecen y no pierden actualidad. Una relacionada con el tema que intento exponer refería a que en una organización se da al personal materiales de oficina, y si estos se desaparecían, inminentemente, era un acto corrupto. Infería: “me dan un lápiz, me lo echo a la bolsa y llego a la casa, lo saco y le digo a mi hijo, toma, para tu escuela. Eso es corrupción”.

Era muy joven entonces y no me parecía que llevarse un solo lápiz era un acto deleznable. Un par de décadas después, entiendo que la corrupción tiene profundas implicaciones, y al mismo tiempo, aplica en la máxima de que “como es arriba, es abajo”. La corrupción es la obtención de un beneficio, cualquiera que éste sea. ¿Un lápiz?

Las tremendas tramas de corrupción exhibidas en los años recientes dan muestra de los pocos escrúpulos o la falta de éstos, de expresidentes, secretarios y secretarias de estado, directivos de alto nivel y demás, que son puntas de icebergs piramidales insondables de personas coludidas y punibles. Empero, se sostiene que nadie nace siendo corrupto/a, pero sí fallece siéndolo.

Sobre este tema, los periodistas titulares del portal de noticias Sin Embargo, Alejandro Páez Varela y Álvaro Delgado, presentaron el 6 de abril en la ciudad de La Paz su libro “Izquierda” en la Casa de la Cultura; Alejandro externó que confiaba en que en el presente sexenio sí llegaría a la cárcel al menos una figura de alto nivel. No fue el único. Desanima. La 4T no alcanzó. Álvaro por su parte hizo mención de algunos rubros en los que este periodo incidió, sin embargo, faltó en la justicia, una asignatura pendiente para el siguiente sexenio y un justo reclamo social.

En el enunciado pertinaz de que “México es un país muy rico”, bien se comprende por el soporte de toda la ciudadanía a ecosistemas bajo la cultura viciosa y circular de la propina en los entornos corruptos de las instancias públicas. Todos/as hacen su luchita y todos/as requieren un trámite exitoso. El caso es que, revisando los datos sobre la percepción que tiene la ciudadanía sobre la corrupción al realizar algún trámite, pago o solicitud de servicio en oficinas gubernamentales, exponen que no se ha erradicado o hay un descenso muy evidente.

A nivel nacional, el trámite que más alta prevalencia de corrupción presenta en un análisis de dos años (2021-2023) con un 5% de incremento, fue para abrir una empresa. En segundo sitio, con un aumento de 4%, los trámites municipales; y con un 1% más los relacionados con los permisos relacionados con la propiedad. Pero también hay datos positivos, el trámite que muestra un descenso de 5% en la percepción de corrupción se ubica en el contacto con autoridades de seguridad pública; 4% menos en los trámites ante juzgados o tribunales y se redujo 3% ante el ministerio público o fiscalía estatal.

La percepción de la corrupción en Baja California Sur exhibe al 2023 datos que nos ubican, en el ranking comparativo nacional en rango bajo, con una tasa de 10,522 personas con experiencias de corrupción por cada 100 mil habitantes, muy por debajo de entidades como Chihuahua, la más alta, cuya tasa es de 21,891 o Guerrero con 18,279 por cada 100 mil habitantes. Sin embargo, esta tasa coloca a la entidad en el segundo lugar, después de Chihuahua, de la lista de ocho estados con aumento en sus tasas de prevalencia de corrupción comparativa entre 2021 y 2023.

Por otro lado, revisando esta tasa en una serie de diez años, la media península ha experimentado variaciones: en el 2015 fue de 11,210; en 2017 ubica la más alta con 11,904; en 2019 descendió a 7,673 (primer año de la 4T); en el 2021 bajó a 5,224 (segundo año de covid 19) y justo, en el 2023, sube a 10,522 (INEGI. ENCIG 2015, 2017, 2019, 2021 y 2023). Las tasas son formas elegantes para indicar que persiste la corrupción y que en el tránsito del último año, me atrevo a indicar que se da cumplimiento al Año de Hidalgo.

¡Eytale!

Una amistad me dijo alguna vez que “tomando en cuenta que todas las personas somos infieles…”. Pero no coincidí, aunque con el paso del tiempo la expresión ha tomado otro matiz. Por tanto, cuando se habla de la corrupción me digo: “tomando en cuenta que todas las personas somos corruptas…”; empero, hay un punto de inflexión: la decisión individual. Y claro, en la infidelidad no hay un beneficio económico, ni un lápiz.

Comunicóloga, fotógrafa y sibarita. Premio estatal de periodismo 2022 en la categoría de artículo de fondo.

iliana.peralta@gmail.com. En Twitter @LA_PERALTA

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