En las dos entregas anteriores se trató lo relativo a la lucha cívica y política de cinco décadas que entre 1924 y 1974 libraron otras generaciones de sudcalifornianos para arribar a la anhelada conversión de Territorio Federal a Estado Libre y Soberano a partir de octubre de 1974, un cambio logrado por el coraje y la determinación que asumió un pueblo.
Señalábamos que no fueron tiempos fáciles para la convivencia social en aquellos años; nuestros antepasados vieron reducidos a la mínima expresión o bien cancelados diversos derechos políticos por decisiones centralistas, acciones que motivaron que aflorara el carácter recio de las mujeres y hombres de esta tierra de mar y desierto, reivindicando el derecho histórico de sus habitantes al autogobierno a la manera y ser de los sudcalifornianos.
Veíamos como los movimientos y hechos precursores del cambio, como lo fueron el Frente de Unificación Sudcaliforniano (FUS) en sus dos épocas en 1945 y 1965, el arribo de Hugo Cervantes como el Gobernador de la transición a mediados de los años 60, el Movimiento Loreto 70, la llegada de un gobernante civil y nativo del Territorio en diciembre de 1970, así como la reinstalación de los municipios a partir de 1971, fueron las bases que poco a poco, a lo largo de 50 años fue poniendo la sociedad sudpeninsular para la defensa de sus intereses y en la búsqueda de la ansiada autonomía política, para lograr ser una entidad federativa más en el Pacto Federal a partir de hace 50 años.
En esta tercera y última entrega, habrá una revisión sucinta al medio siglo de convivencia social y política en Baja California Sur, ya como Estado Libre y Soberano.
Ubiquemos el contexto político nacional existente en 1974; México en su totalidad era gobernado por el PRI como partido hegemónico, por tanto, el ejercicio del poder político nacional y en las regiones respondía a un estilo que con sus matices muy particulares se reproducía prácticamente de la misma manera, es decir, verticalmente, en la totalidad de las entidades federativas del país, y por supuesto que en la joven Baja California Sur no era la excepción.
A partir de que en 1975 asume Ángel César Mendoza Arámburo (75-81) como gobernador del nuevo Estado, y posteriormente lo suceden en la titularidad del Poder Ejecutivo hasta el año de 1999 tres mandatarios estatales emanados del PRI: Alberto Alvarado Arámburo (81-87), Víctor Liceaga Ruibal (87-93) y Guillermo Mercado Romero (93-99), que, en un periodo de 24 años, marca perfectamente el tiempo y la circunstancia histórica de la vida política local.
En este periodo de 24 años, al inicio de una la evolución sudcaliforniana se han creado instituciones públicas importantes, sobre todo en el sector educativo, destacando la UABCS y la Normal Superior; se impulsó el desarrollo turístico y agrícola de la entidad en Los Cabos y Comondú; nacieron los municipios de Los Cabos en 1980 y Loreto 1992; se construyó un marco legal propio que ha permitido el desarrollo social, económico, político y cultural de la entidad con la visión local, y ya no más la visión centralista.
El arribo de Baja California Sur a entidad federativa, coincide con un proceso nacional de 25 años en el que se presenta el agotamiento del modelo hegemónico del PRI que lo llevaría en los años 80 y 90 a perder presidencias municipales y gobiernos estatales, como antecedente de la alternancia en la Presidencia de la República en el 2000; teniendo como refrene las elecciones presidenciales de julio de 1988, verdadero parteaguas en la vida política nacional.
Este agotamiento del modelo hegemónico nacional repercutió localmente, puesto que entre 1975 y 1999 se presentaron episodios de alta competencia política como las elecciones de alcaldes en Comondú en 1983 y Mulegé en 1990, llegando a la primer alternancia en los gobiernos municipales y el Congreso del Estado en 1993, preámbulo a la elección de febrero 7 de 1999, en donde el PRI pierde la gubernatura, alcaldías y el Legislativo, iniciando hace 25 años una intensa vida democrática que ha permitido la alternancia política en 2011 y 2021, lo que nos ha distinguido nacionalmente por la forma de participar políticamente.
El próximo martes 7 de febrero se cumple un cuarto de siglo, 25 años, de la primera alternancia política estatal de gran magnitud, en donde la sociedad de Baja California Sur demostró su gran capacidad para las transformaciones por la vía democrática, y en contra de las imposiciones y los gobiernos alejados de los intereses de la sociedad.
En estas dos últimas décadas y media como pueblo hemos hecho valer la historia y la cultura política de una sociedad que desde 1924 ha demostrado que cuenta con la potestad para manifestarse pacíficamente cuando siente que las cosas no andan bien, e impulsar transformaciones que le han redituado beneficios sociales.
En la época reciente con el poder del voto ciudadano ha logrado cambios, y como dice la máxima popular el pueblo da y el pueblo quita.
Por: Alfonso Gavito González