Enclavada entre el imponente Río Rhin y la cadena montañosa de Vosgos, la pintoresca Alsacia es muy francesa, sociológica y políticamente; pero también muy alemana en sus gustos gastronómicos e ideales.
Alsacia se encuentra a solo una línea de separación de Alemania. Y conserva su propia lengua: alsaciano.
En la plaza principal encuentro la escultura mitológica de una mujer: Alsacia, que abraza a sus dos hijos. Una alegoría que significa que uno de ellos es alemán y otro francés.
La región Alsacia recientemente fue integrada con las regiones de Lorena y de Champaña-Ardenas para formar la región administrativa de Gran Este.
Alsacia huele a geranios y sabe a vino blanco floral.
Se distingue entre las montañas y murallas medievales. Es una región que durante décadas fue disputada entre Alemania y Francia, hoy destaca como símbolo europeo de unificación.
La arquitectura es uno de sus mejores legados: el dramatismo medieval de la arquitectura gótica, como la catedral de Estrasburgo, un icono de la Academia.
Es aquí de donde proviene uno de los más grandes emblemas de la nación francesa: su himno, La Marsellesa que se compuso a petición del alcalde en 1792.
Hora de almorzar.
Para ir a un templo: el pueblo cercano de llhaeusern que conserva 3 estrellas Michelin desde hace sesenta años. Un plus que representa la calidad que se sirve a sus turistas.
La comida emblema de Alsace es la especialidad más popular de la región de sabor ácido y crocante, que es su tradicional choucroute con base agria de salchichas, tocino y diversas carnes frías.
La col fermentada (aún se fermenta con sal en barriles de madera a la antigua) se puede servir con tocino, salchichas, papas o pescado.
Ahora a explorar por su pueblo…
Las artesanías que decoran parte de la región son de vidrio Lalique. En 1921 el maestro René Lalique instaló aquí su taller y llevó el arte a la región. A la entrada de su taller se haya una exhibición de soplos, remolinos y al lado del horno la materia toma forma símbolo absoluto de excelencia, lujo y pureza.
Otro hallazgo: Museo Wurth
El industrial Reinhold Wurth empezó en los años 70 una colección de hoy más de 10 mil piezas. Para compartirlas, se creó un museo en Erstein, a lado de sus fábricas en 2008.
Generoso…
Obras maestras de expresionismo alemán y surrealismo de la pintura neofigurativa de los 80, cuadros de Picasso y abstracción geométrica, arte de Edvard Munch y Max Ernst, entre otros grandes pintores.
Vamos… la ruta de los vinos de Alsacia nos espera.
Este paseo fue creado oficialmente como ruta turística en 1953 y recorre más de 170 kilómetros del norte al sur de la región.
Por valles y cerros, la ruta atraviesa 70 pueblos vinícolas donde viñadores abren las puertas de sus cavas para compartir su pasión por el vino.
Senderos vinícolas acogedores y sus originales salones “winstubs” y cavas para catas están en el camino donde se invita a conocer las 7 cepas alsacianas imperdibles.
Pero también en la frontera se puede visitar el campo de concentración Nazi donde se incineraban a los opositores del régimen, luego sus cenizas se utilizaban como abono para el mismo campo.
Interesante es un fuerte subterráneo profundo e infranqueable acondicionado entonces como un cuarto de guerra, que se libraba en ese entonces, e incluía servicios médicos y quirófanos.
De regreso al inicio del paseo.
Llegando a Alsacia se observa una fuerte tradición regional, conocida por sus pueblos rebosantes de geranios, por su capital medieval, Estrasburgo.
Imperdible escapar en algún punto al pueblo Colmar que parece sacado de un cuento… donde es posible cumplir la promesa leal de morir de amor, aunque sea en sueños.
