/ lunes 4 de noviembre de 2024

"Antes de morir quiero aprender a tocar el chelo": Teresa Rueda

La estudiante de 82 años se acercó a la música en busca de una forma de agilizar su memoria y su mente

La Paz, Baja California Sur.- A sus 82 años, Teresa ha encontrado paz y felicidad en el sonido melancólico del violonchelo, a pesar de la dificultad que implica aprenderlo. Está estudiando en la Escuela de Música del Gobierno del Estado de Baja California Sur.

Un día notó que le comenzaba a fallar la memoria, situación que le dio el impulso necesario para comenzar a estudiar música, siempre que practica debe llevar sus fotocopias ampliadas de las partituras, el tiempo ha sido inclemente con su vista.

Relata que el amor por la música está en su vida desde la infancia, esto fue gracias a crecer rodeada de “buena música", como ella explica; Agustín Lara y Johann Sebastian Bach son referentes, ambos despertaron en su persona el amor por la música, acudir a los conciertos ayudó a reafirmar este sentimiento. Destaca que de entre la gran gama de instrumentos musicales, el violoncelo era el que ella más notaba, “el violonchelo me suena melancólico”.

Lee: La cantante Liliana del Conde revela los desafíos de la carrera de ópera

En entrevista para El Sudcaliforniano nos cuenta cómo ha sido su experiencia en esta etapa de su vida.

Teresa ha encontrado paz y felicidad en el sonido melancólico del violonchelo, a pesar de la dificultad que implica aprenderlo. Foto: Alberto Cota / El Sudcaliforniano

¿Quién es Teresa?

"Mi nombre completo es Teresa Dalia Rueda Gandarilla, tengo 82 años y soy doctora en psicología; soy de hecho la primera mexicana en obtener el doctorado en psicología en la Universidad de la Sorbona en París, Francia; me formé académicamente en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) entre 1961 y 1964, allá en la prehistoria cuando la carrera de Psicología estaba en la facultad de filosofía y letras, hice ahí mismo la maestría, posteriormente obtuve una beca para viajar a Europa y poder realizar mi doctorado". Luego de una larga, pero satisfactoria educación, se recibió como psicóloga clínica con especialidad en prevención del suicidio.

¿Cómo ha sido su vida laboral?

"Me desempeñé en la Secretaría de Salud donde creé un programa de prevención del suicidio con atención las 24 horas vía telefónica y presencial por las mañanas, no recuerdo en año de esto porque me llevó mal con las cifras, pero duró 11 años hasta que desapareció por cuestiones políticas, actualmente ya me jubilé, pero tuve la mala suerte de caer con dos ladrones funcionarios de pensionista que no me han dado mi pensión desde hace dos años".

¿Por qué decidió estudiar violonchelo?

"Siempre me ha gustado mucho estudiar la música clásica, desde niña en mi casa se oía mucho música clásica y aparte también se oía mucho a Agustín Lara, pero digamos que la música buena era la que se escuchaba en los conciertos, el instrumento que yo más notaba era el violonchelo, siempre se me ha hecho melancólico".

"Decidí estudiar chelo porque comencé a notar que se me estaban empezando a olvidar ciertas cosas y me dije a mí misma, tenía que encontrar la manera de aprender cosas nuevas para comenzar a retener más y agilizar la mente".

¿Qué siente usted cuando toca?

"Siento mucha desesperación porque me gustaría tocar muy bonito y no puedo, pero me hace muy feliz, es algo curioso".

¿Cuánto tiempo tiene tomando clases de violonchelo?

"Con la maestra tengo 2 años estudiando, pero previamente tenía 2 años con otro maestro con una técnica muy diferente, vengo a clases los martes y estudio dos horas a la semana si bien me va debido a que me canso mucho físicamente, siento que aunque el chelo es un instrumento muy amoroso porque uno lo abraza a mí no me queda tan fácil, tengo que ponerlo de tal manera que pueda visualizar las cuerdas, esto hace que perdamos la relación amorosa de estar abrazando y me provoca ciertas molestias"

"Yo anteriormente había estudiado solfeo, pero ya se me había olvidado todas las notas, me compré un violonchelo barato y suena barato, aun así yo lo quiero mucho"

"Aquí en la escuela de música con la maestra Anabel comencé a tocar con notas, me ha enseñado y me ha corregido mucho la técnica"

¿Se visualiza usted dando conciertos?

"De ninguna manera, soy muy realista, en primera hay muchas cosas que no me permiten dedicarme exclusivamente a esto uno tiene una vida profesional y cotidiana que requiere de muchas cosas, me gusta mucho cuando me siento a estudiar, me siento satisfecha y contenta, me gusta mucho, así se me llena el alma y el cuerpo de la música, pero no tengo la disciplina.

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"En cuatro años no he avanzado gran cosa, así es que no puedo pensar en dar conciertos. En algún momento aquí formé parte de la orquesta juvenil y estuve tocando con muchos nervios, sin embargo, gracias a que éramos dos o tres compañeros que tocábamos el violonchelo y que uno puede seguir los movimientos del otro es que logras tener cierta seguridad, eso fue hace un año, pero de ahí a pensar que puedo hacerlo es difícil, ya que demanda mucho trabajo"

"Antes tenía que estar estudiando constantemente para poder tocar más o menos las notas con cierta decencia, la verdad me doy cuenta que no, pero igual ya ubico muy bien la posición de las notas, ya no ocupo ponerles un número para saber con qué dedos debo de pulsar en qué cuerda y aunque estoy medio ciega tengo que estar viendo las cuerdas y a veces me pierdo entre estar viendo el atril y el instrumento ya no sé ni dónde voy, pues ni modo" dijo Teresa entre risas al finalizar la entrevista.

La Paz, Baja California Sur.- A sus 82 años, Teresa ha encontrado paz y felicidad en el sonido melancólico del violonchelo, a pesar de la dificultad que implica aprenderlo. Está estudiando en la Escuela de Música del Gobierno del Estado de Baja California Sur.

Un día notó que le comenzaba a fallar la memoria, situación que le dio el impulso necesario para comenzar a estudiar música, siempre que practica debe llevar sus fotocopias ampliadas de las partituras, el tiempo ha sido inclemente con su vista.

Relata que el amor por la música está en su vida desde la infancia, esto fue gracias a crecer rodeada de “buena música", como ella explica; Agustín Lara y Johann Sebastian Bach son referentes, ambos despertaron en su persona el amor por la música, acudir a los conciertos ayudó a reafirmar este sentimiento. Destaca que de entre la gran gama de instrumentos musicales, el violoncelo era el que ella más notaba, “el violonchelo me suena melancólico”.

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En entrevista para El Sudcaliforniano nos cuenta cómo ha sido su experiencia en esta etapa de su vida.

Teresa ha encontrado paz y felicidad en el sonido melancólico del violonchelo, a pesar de la dificultad que implica aprenderlo. Foto: Alberto Cota / El Sudcaliforniano

¿Quién es Teresa?

"Mi nombre completo es Teresa Dalia Rueda Gandarilla, tengo 82 años y soy doctora en psicología; soy de hecho la primera mexicana en obtener el doctorado en psicología en la Universidad de la Sorbona en París, Francia; me formé académicamente en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) entre 1961 y 1964, allá en la prehistoria cuando la carrera de Psicología estaba en la facultad de filosofía y letras, hice ahí mismo la maestría, posteriormente obtuve una beca para viajar a Europa y poder realizar mi doctorado". Luego de una larga, pero satisfactoria educación, se recibió como psicóloga clínica con especialidad en prevención del suicidio.

¿Cómo ha sido su vida laboral?

"Me desempeñé en la Secretaría de Salud donde creé un programa de prevención del suicidio con atención las 24 horas vía telefónica y presencial por las mañanas, no recuerdo en año de esto porque me llevó mal con las cifras, pero duró 11 años hasta que desapareció por cuestiones políticas, actualmente ya me jubilé, pero tuve la mala suerte de caer con dos ladrones funcionarios de pensionista que no me han dado mi pensión desde hace dos años".

¿Por qué decidió estudiar violonchelo?

"Siempre me ha gustado mucho estudiar la música clásica, desde niña en mi casa se oía mucho música clásica y aparte también se oía mucho a Agustín Lara, pero digamos que la música buena era la que se escuchaba en los conciertos, el instrumento que yo más notaba era el violonchelo, siempre se me ha hecho melancólico".

"Decidí estudiar chelo porque comencé a notar que se me estaban empezando a olvidar ciertas cosas y me dije a mí misma, tenía que encontrar la manera de aprender cosas nuevas para comenzar a retener más y agilizar la mente".

¿Qué siente usted cuando toca?

"Siento mucha desesperación porque me gustaría tocar muy bonito y no puedo, pero me hace muy feliz, es algo curioso".

¿Cuánto tiempo tiene tomando clases de violonchelo?

"Con la maestra tengo 2 años estudiando, pero previamente tenía 2 años con otro maestro con una técnica muy diferente, vengo a clases los martes y estudio dos horas a la semana si bien me va debido a que me canso mucho físicamente, siento que aunque el chelo es un instrumento muy amoroso porque uno lo abraza a mí no me queda tan fácil, tengo que ponerlo de tal manera que pueda visualizar las cuerdas, esto hace que perdamos la relación amorosa de estar abrazando y me provoca ciertas molestias"

"Yo anteriormente había estudiado solfeo, pero ya se me había olvidado todas las notas, me compré un violonchelo barato y suena barato, aun así yo lo quiero mucho"

"Aquí en la escuela de música con la maestra Anabel comencé a tocar con notas, me ha enseñado y me ha corregido mucho la técnica"

¿Se visualiza usted dando conciertos?

"De ninguna manera, soy muy realista, en primera hay muchas cosas que no me permiten dedicarme exclusivamente a esto uno tiene una vida profesional y cotidiana que requiere de muchas cosas, me gusta mucho cuando me siento a estudiar, me siento satisfecha y contenta, me gusta mucho, así se me llena el alma y el cuerpo de la música, pero no tengo la disciplina.

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"En cuatro años no he avanzado gran cosa, así es que no puedo pensar en dar conciertos. En algún momento aquí formé parte de la orquesta juvenil y estuve tocando con muchos nervios, sin embargo, gracias a que éramos dos o tres compañeros que tocábamos el violonchelo y que uno puede seguir los movimientos del otro es que logras tener cierta seguridad, eso fue hace un año, pero de ahí a pensar que puedo hacerlo es difícil, ya que demanda mucho trabajo"

"Antes tenía que estar estudiando constantemente para poder tocar más o menos las notas con cierta decencia, la verdad me doy cuenta que no, pero igual ya ubico muy bien la posición de las notas, ya no ocupo ponerles un número para saber con qué dedos debo de pulsar en qué cuerda y aunque estoy medio ciega tengo que estar viendo las cuerdas y a veces me pierdo entre estar viendo el atril y el instrumento ya no sé ni dónde voy, pues ni modo" dijo Teresa entre risas al finalizar la entrevista.

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