La Paz, Baja California Sur.- Los primeros habitantes de la península de Baja California tienen su origen en África. Son parte de la migración de humanos que cruzó el estrecho de Béring al norte del continente americano durante las glaciaciones, los cuales se desplazaron en diferentes direcciones.
El antropólogo Antonio López Rosales dijo como parte de los estudios sobre los enterramientos de los antiguos californios, a finales del siglo XIX, investigadores afirmaron que las características de los esqueletos encontrados en la península de Baja California eran muy parecidos a los de la Melanesia y Polinesia, por lo que ahí estaba su origen.
Explicó que los estudios realizados a partir de 1992 demuestran que esa teoría es errónea, porque los melanesios y polinesios tendrían que haber navegado 17 mil kilómetros en el Océano Pacífico para llegar a tierras americanas, además de que las comparaciones arqueológicas dejan sin efecto esa opinión.
Lee: ¿Quién fue Juan María de Salvatierra, fundador de la Misión de Nuestra Señora de Loreto?
Mencionó que la versión africana es mucho más robusta, ya que como parte de la migración humana que se dio durante miles de años desde el sur de África hacia el sudeste asiático y posteriormente hacia Siberia y el estrecho de Béring permitió que los grupos entraran al continente americano, aprovechando que había un corredor de tierra derivado del congelamiento del mar.
Mencionó que uno de esos grupos bajó por toda la costa oeste hasta ingresar a la península de Baja California, donde las condiciones climáticas eran diferentes a las que ahora vemos, es decir, esta tierra era un vergel, donde había ríos, montañas con nieve, lagos y muchas especies de animales.
El especialista mencionó que “los primeros humanos podrían haber llegado a la península de Baja California hace 12 mil años, aunque hay quienes afirman que podría remontarse hasta los 40 mil, lo cierto es que hace siete mil años hubo un calentamiento global, y el vergel se convirtió en desierto”, dejando atrapados a los grupos en distintas regiones del estado, lo cual influyó en la formación de etnias como los Guaycuras, Pericúes y Cochimies, que en realidad descienden de una misma rama de la migración y que con el tiempo fueron variando su lenguaje y costumbres.
Expresó que para darnos una idea de la forma como estaba la península hace miles de años basta decir que ni la isla Espíritu Santo ni la Bahía de La Paz existían, por eso es que se pueden encontrar vestigios antropológicos en esas zonas, o entierros en la zona de El Conchalito, ya que entonces no estaba pegado al mar.
“La primera zona desértica que nace es el Vizcaino, lo cual hizo que los individuos que vivían en la parte sur de la península ya no pudieran migrar al norte, es decir, se encontraron con una barrera geográfica”, precisó.
Abundó que los antiguos californios eran nómadas y vivían en grupos familiares. No tenían jefaturas permanentes y la autoridad era rotativa, dependiendo de las habilidades de los individuos en actividades como la caza, la pesca o la guerra.
Señaló que fueron los misioneros los que pusieron nombres a los nativos con los que se encontraban, de manera que a los Pericúes, denominación que les dieron porque hablaban mucho entre ellos.
Vestigios
El antropólogo López Rosales manifestó que en el norte de Baja California Sur se encuentran grandes expresiones de pinturas rupestres con figuras muy específicas, mientras que en el sur las pinturas son más pequeñas y simplificadas, líneas, ondulaciones, cuadrados, manos pintadas, que muchos las catalogan como pobres, aunque la realidad es que no todos los nativos necesitaban hacer lo mismo.
Expresó que las pinturas del sur tienen entre dos mil y tres mil años de antigüedad, mientras que las de San Francisco de la Sierra, en el municipio de Mulegé, tienen alrededor de siete mil 500 años, y aunque están rodeadas de mitos por su tamaño y altura, a 12 metros de suelo, “como que los chamanes podían volar para pintar”, hoy se sabe los californios utilizaron andamios construidos con palmeras para hacerlas.
Expresó que también hay controversia entre los que piensan que solo quisieron reflejar la naturaleza, hasta quienes creen haber encontrado relatos en ellas, y en cuanto a los colores, utilizaron minerales, yeso para el blanco, manganeso para el rojo y cobre para el verde.
López Rosales explicó que la muerte entre los antiguos habitantes de la península de Baja California no era vista como un final, sino como un estado de inmovilidad.
De hecho, enterraban a sus muertos dos veces. La primera con el cadáver en posición fetal, envuelto en pieles de animales y palmas, con rituales donde prevalecía la tristeza, y la segunda, seis o siete meses después, en un ambiente festivo, cuando los exhumaban, desprendían la mitad inferior del cuerpo desde la cadera y la colocaban encima de la parte superior, para volverlos a sepultar.
Enfatizó que entre los antiguos californios no existía el concepto moderno de la muerte. La misma se veía como parte de un ciclo natural y el cuerpo regresaba a la naturaleza, convirtiéndose en parte del ecosistema.
López Rosales puntualizó que los antiguos habitantes de la península de Baja California se extinguieron en el siglo XIX, debido a la forma en que los occidentales, principalmente los misioneros trataron de civilizar a una población que nunca les entendió.
Suscríbete aquí a la edición digital de El Sudcaliforniano
Expuso que a diferencia del interior del país donde había sedentarismo, había ciudades y se dio el sincretismo, “en Baja California Sur la población era nómada, por lo que nosotros no nos imaginamos la necesidad de vivir tres días aquí, viajar 25 kilómetros, y vivir otros tres días allá. El pensamiento de los californios era incompatible con el sedentarismo”, concluyó.