La Paz, Baja California Sur.- El Himno Oficial de Baja California Sur se entona a la vez que se lleva una mano al corazón. Cantarlo toma solo unos minutos, pero habla de siglos de historia de la media península y resume la admiración a la gran patria chica.
El maestro y escritor sudcaliforniano Domingo Valentín Castro Burgoin, de profundas raíces cabeñas, nacido en La Paz, es el remitente de la carta de amor a Sudcalifornia; y Alfredo Clayton Hernández es el autor de las partituras para piano y orquesta.
Cuando Valentín le propuso a Alfredo que compusiera la música, recuerda emocionado que le pidió que fuera sincero al decirle si le gustaba la letra, así como si le interesaba participar a su lado; le envió el himno, y a los tres minutos el músico también paceño, en esos años estudiante de música en la UNAM, se comunicó por celular y dijo: “está pero tremendo, ¡vamos a ganar!”, y lo decretado se hizo realidad.
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El lunes 8 de octubre de 2018, en el marco del aniversario 44 de la conversión de Baja California Sur de Territorio a Estado, fue un gran día para los creadores, porque por primera vez la pieza musical fue entonada después de haber sido elegida unánimemente ganadora tras la convocatoria presentada por el Congreso del Estado.
“Orgullo sudcaliforniano” fue el seudónimo que utilizaron los artistas que compitieron con cerca de una veintena de trabajos.
Cuatro horas se llevó Valentín en crear la estructura y las estrofas del himno, escribió un poco en su oficina y luego en su casa en San José del Cabo, pero luego se llevó un mes “revisándolo acomodando, quitando, y poniendo palabras, pero la estructura ya la tenía; o sea las estrofas y todo, incluso escribí estrofas de más, muchas más y las fui depurando”.
Cuando quiso que en el texto se acomodaran los nombres de los grupos cochimíes, guaycuras y pericúes y concordaran con las palabras amalgamadas, fue imposible lograrlo sin salirse del número de estrofas que exigía la convocatoria.
Algunos de sus amigos le dijeron, y hasta le reclamaron, que por qué no los puso, que por qué no mencionó al Valle de Santo Domingo o a Comondú, y él le contestó:
“Pues es complicado porque no me daban los espacios; es que no puedo hacerlo (el himno) en la extensión que yo quiera, hay una convocatoria, si lo hubiera hecho fuera de esos límites, me salgo de la convocatoria y pues no ganamos”.
De acuerdo con la Ley de Símbolos y Protocolos Oficiales del Estado de Baja California Sur y al decreto oficial 2566 del Congreso del Estado, el himno debe ser aprendido desde la niñez, y su ejecución se realizará en actos solemnes de carácter oficial, cívico, cultural, escolar o deportivo para rendir honores.
¿Cómo cree que impacta en los niños, en los jóvenes, el entonar el himno estatal?
“En sus escuelas yo he visto niños y adolescentes muy emocionados, y pues yo quisiera no dejar de ser niño para seguirme emocionando, seguirme sorprendiendo y la verdad para mí significa un gran orgullo, un nudo en la garganta cuando veo a niños de jardín, incluso, con la mano puesta en el corazón. Este es un símbolo muy interesante, muy importante, pues porque dicen algunas tendencias filosóficas que nosotros no deberíamos de pensar con el cerebro, sino con el corazón, es decir, con el centro de las emociones”.
¿A 50 de la conversión de BCS ha estado qué ve en su devenir?
“Yo creo que podemos sentirnos orgullosos de que conseguir la categoría de estado (en la letra libre y soberano), y hacerlo realidad en la práctica, en el ejercicio cotidiano nos debemos sentir orgullosos de que las pasadas generaciones de sudcalifornianos dieron esa lucha y quizás no seamos los únicos; en todas las regiones del país se ha luchado, se sigue luchando para conseguir lo que se quiere.
”La creación del Himno Nacional está rodeada de algunas leyendas, pero la de nuestro himno no tiene mayor misterio que reconocer la tierra, su historia, la idiosincrasia de nuestra gente y sus recursos y bellezas naturales para preservarse”.
¿Cómo fue el proceso de crear la letra del himno?
“Todos los días, desde mi adolescencia, leo historia y temas de Baja California Sur, independientemente de lo que tenga que leer por el trabajo; y la verdad, pues esa fue la inspiración. Si revisamos un poquito, el himno, pues es más que una cronología histórica aderezada con algunos matices de carácter poético, ni siquiera ficción, porque la historia ha sido una realidad y depende del cómo la contamos y cómo y qué se enseña.”
¿Cuál es el estandarte del orgullo sudcaliforniano?
“Para mí representa primero conocer a nuestra tierra y sus gentes; y desde luego que tiene que conocer uno la historia; pero una historia que sea lo más apegado a la realidad, que sea sustentada en evidencias no en distorsiones y menos manipulaciones, luego el conocimiento de nuestra historia, de la geografía, de nuestros recursos, de nuestros paisajes, las bellezas que tenemos, las sierras, los contrastes entre el mar, el sol, el cielo, el semidesierto”.
El maestro Valentín nos recordó que no toda Baja California Sur es desierto, “hay microclimas: la Sierra Laguna, la Sierra La Giganta, la Sierra de San Francisco y de Guadalupe, las islas maravillosas en el golfo y el Pacífico, toda esa geografía entonces es el conocimiento de nuestras costas, de nuestra naturaleza, de nuestra historia, que sigue estando presente porque la mencionamos y entonces la historia, la geografía, el civismo; enfatizo nuestro civismo, que es muy importante, otro concepto que debe estar en esa bandera de Baja California Sur, de la Sudcalifornia, que es de todos, pues somos Baja California Sur”.
¿Seguimos siendo el Otro México, como dijo Fernando Jordán Juárez?
“Te decía, pongo el ejemplo de las personas mayores que nosotros, que la mayoría con quienes he platicado, sobre todo mi familia, que son mayores que yo, me dicen: ‘antes no teníamos muchas cosas pero vivíamos tranquilos’; en serio, no lo estoy inventando y entonces vuelvo a lo mismo, sí tenemos acceso a muchos bienes materiales mejores, pero pensando en esos valores yo creo que tenemos que trabajar más por ellos, por su rescate y no perderlos”.
¿Cuál podría ser el platillo del cincuentenario?
“Yo pienso mucho en la machaca, por el rancho de los que la mayoría de familias fundadoras somos descendientes. Machaca con tortillas de harina y café…y una rebanada de queso y frijol. Y cito al rancho y a los rancheros sudcalifornianos, pues a mi juicio son un baluarte de lucha ciudadana, porque en distintos momentos de nuestra historia, fueron los que se organizaron para defender nuestra soberanía territorial ante los invasores y filibusteros; para pugnar por gobiernos civiles, de nativos o con arraigo, para recuperar la gestión municipal, como fueron muchos de los participantes en el Frente de Unificación Sudcaliforniano, en el Movimiento Loreto 70, hasta lograr el estado libre y soberano”.
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Hace unos días Valentín Castro Burgoin, motivado por los cambios del gobierno municipal dejó la dirección general del Sistema Institucional de Archivos de Los Cabos; y actualmente es presidente estatal del Movimiento por la Sudcalifornidad y de la Fundación Domingo Bourgoin, ambas asociaciones civiles que promueven la identidad cultural sudcaliforniana y la difusión y conservación de tradiciones y valores de la sudcalifornidad.
Entre otras publicaciones, es autor de libros como Proceso histórico de la conversión de Baja California Sur en estado libre y soberano; y Nuestra Tierra Nuestra Gente, por las veredas de la Sudcalifornidad, ambos editados por el Archivo Histórico de Baja California Sur, Pablo L. Martínez.
