Baja California Sur es francesa de pura cepa

La influencia cultural que existe ha logrado superar el paso del tiempo en lugares como Santa Rosalía y La Paz

Cristina Montoya / El Sudcaliforniano 

  · lunes 22 de julio de 2024

El paso de familias francesas en Baja California Sur quedaron plasmadas en diversas formas. Foto: Alberto Cota / El Sudcaliforniano

La Paz, Baja California Sur.- Al acercarse los juegos olímpicos de París 2024, del 26 de julio al 11 de agosto, las huellas de París en Baja California Sur despiertan en el imaginario de los sudcalifornianos.

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Cuando en París desayunan con bizcochos, en Santa Rosalía cientos de familias van en carro o caminando a comprar pan dulce para la cena, de un sabor que tiene el mismo origen que el de la Ciudad Luz.

Nueve horas de diferencia hay entre la romántica metrópoli y Cachanía, pero su herencia repostera es muy cercana.

En Santa Rosalía, cabecera municipal de Mulegé, desde 1901 no se ha apagado el horno de la panadería El Boleo, siguiendo las recetas que trajeron las familias francesas en tiempos de la explotación minera de la empresa que llevaba el mismo nombre.

Un pan llamado pitahaya es un creación original del negocio que ha influido en algunos establecimientos de La Paz. El biscocho imita cómo se ve un fruto de pitahaya maduro con su cáscara abierta.

La cultura francesa ha estado implícita en Baja California Sur desde antaño, lo vemos en la arquitectura de comercios, instituciones, casas, iglesias y en algunos negocios actuales y otros que ya no existen.

En la ciudad capital, en el siglo antepasado existió un negocio emblemático, La Torre Eiffel de La Paz. “La Torre Eiffel fue construida entre el periodo de 1887 y 1889”. Era distinguido por sus productos de importación y nacionales.

De más de una cuadra y fuertes construcciones de piedra era de los más hermosos y mejor acondicionados lugares de la ciudad. Se vendían artículos de fantasía, para damas, abarrotes, vinos, licores, importaciones de París, mercería fina y ferretería, así se describe en la historia de Baja California Sur en el libro titulado La Paz, ciudad y puerto mexicano.

“En 1890, hubo una feria internacional en París y de aquí viajaron de La Paz, los duelos de La Torre Eiffel, por parte de la compañía el Boleo viajaron a París”. “Se ubicaba en calle Zaragoza y Agustín Arriola Martínez, enfrente de donde está el Dax”, comentó, Jesús Ernesto Adams Ruiz, maestro en bibliotecología y ciencias de la información, encargado del despacho de coordinación de la Red de Bibliotecas Públicas del Estado de Baja California Sur.

CASAS A LA FRANCESA

En el Puerto de Ilusión hay una casa en Paseo Álvaro Obregón y calle José María Morelos, la cual se construyó a principios de los años treinta, que perteneció al francés Augusto Nopper, quien fue dirigente de la compañía El Boleo.

Un edificio de la calle 16 de Septiembre y Belisario Domínguez fue construido por Gastón J. Vives Gourieux, de origen francés, fue terminado en el año de 1910, es una réplica de un castillo de un pueblito de donde venía. Vives Gourieux, fue quien mandó hacer también la edificación del teatro Juárez. Mantuvo el cargo de presidente municipal de La Paz, durante la última década del siglo XIX hasta 1911.

La sociedad francesa, además de generar empleo, también apoyo en momentos de crisis a los sudcalifornianos.

“Hubo un ciclón en 1940, se quedaron sin casa muchas personas del Esterito, Augusto Nopper llenó un barco de casas de madera armables. Mando unas 15 casas a la gente que perdió su vivienda, la mayoría de casas que mire de madera en el Esterito las mandó ese señor”, mencionó, Adams Ruiz, maestro en bibliotecología y ciencias de la información.

Foto: Alberto Cota / El Sudcaliforniano

“Yo me encontré con verdaderas joyas arquitectónicas en el estado”, compartió el arquitecto e historiador Gamaliel Valle en entrevista para El Sudcaliforniano, al empezar a explicar que Santa Rosalía fue sede de la primera colonia de interés social en Latinoamérica.

La asociación civil Alianza Francesa de La Paz, ahora llamada Centro Cultural Roger de Conynck, se instaló en el estado en el año 1979, “con el propósito de la enseñanza de las lenguas y difusión de la cultura francesa”.

La propuesta de la creación de este lugar fue realizada por Rubén Sandoval, en aquel entonces estudiante de la licenciatura en lenguas modernas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así se menciona en el libro La Paz, ciudad y puerto mexicano, del autor Gilberto Ibarra Rivero.