Bilbao, ciudad que nace en el siglo XIV situada en el golfo de Vizcaya, sitio de enorme tradición gastronómica y arquitectónica que atrae por su estratégica obra monumental situada justo a la entrada de la ciudad.
Y es, su icono emblemático quien nos recibe con enorme orgullo desde las tres posibles entradas de la ciudad algo totalmente planeado desde el principio...como dije...estrategia turística de altos vuelos.
Lo que no se planeó es su fama mundial envuelto en esa trama, de metal y piedra granito, una muralla moderna símbolo de la globalización del arte Universal.
Impresionante obra que representa la vanguardia y empuje de una ciudad industrial portuaria que exportaba hierro.
Rodeada de montañas verdes y la Ria, es emblema de un sitio que solo ha estado atrás de Cataluña en desarrollo y empuje.
Porque alberga una obra monumental vanguardista en todas sus formas... posibles, parece hecha de papel crepé recubierta de hierro, y como si eso fuera posible. Es la Ilusión y la imaginación que deja la reflexión al llegar a la explanada de uno de los museos más carismáticos del mundo.
De hecho, el museo Guggenheim, es el alma de la ciudad, a la par de sus servicios que están a la mano y por doquier, es lo que atrae a miles de turistas los cuales se dedican en su mayoría a las artes y arquitectura, se dice por las encuestas que no hay quién deje de pasar a tomarse por lo menos la foto y un vino en su cafetería.
Y, si, su cafetería ofrece los famosos pinxios y raciones de mariscos, gambas, así como excelentes cafés con leche,y en su patio trasero, muy privado, alberga un restaurante de fama mundial, donde se come por tiempos y hay que reservar, delicia.
Llegar al atardecer como parte de nuestro camino a Santiago, nos permite ver la vida en esta ciudad tradicional, a los bilbos saliendo del trabajo, y andando por las calles del centro que rodean el museo, se ve lleno, ya que sus pequeñas glorietas reflejan la influencia de su vecino del Norte, Francia, así como su arquitectura, más "petite" de lo acostumbrado en España.
La limpieza sorprende o que demuestra una vez más el por qué el País Vasco español se distingue, de varias formas, incluida su cultura progresista, donde su sociedad también se cultiva estudiando y leyendo, no solo pasando directo al capitalismo sin más.
Sociedad con carácter que se percibe por doquier que tiene valores y objetivos claros, lo que lleva a que su sociedad crezca con sus hijos, sin tener que marcharse, quedándose a ser parte de la historia de un sitio tan interesante, que construyen al tiempo, tres generaciones.
Generaciones que dicen ya no ven en España, pero sí en Bilbo, como le dicen de cariño...Se les ve en el parque, caminando, jugando con los niños, tomando un vinito casero de la región mientras ellos dibujan, y antes del anochecer cenan en casa y arropan a los suyos.
Llegar con hambre, y no solo de comida...sino de inspiración y encontrar sitio es posible en Bilbao, un lugar donde me alimente del alma, calenté motores y recordé el México que mis abuelos y padres si construyeron...no como otros.
Al tiempo que me sacié de un delicioso pulpo y camarones, así como la mejor tortilla española de mi vida... sorprendiéndome de la generosidad del barista que, resulto el dueño, al no tener terminal de tarjeta me invitó sin más la cena...me invitó a regresar, o a quedarme para siempre.
Vamos a Bilbao aunque sea visitando virtualmente su icono el Gran Museo Guggenheim...que atrae al turismo, cultura Internacional de Asia a América, y genera empleos para que los suyos, no se marchen.