Camino a Lac-Saint-Jean, Canadá

En Val-Jalbert es imperdible admirar su cascada de 70 metros

Sandra Ricco | El Sudcaliforniano

  · sábado 15 de abril de 2023

Canadá es bello y agotador, sus paisajes son enormes postales que al recorrer parecen infinitos laberintos naturales. Foto: Ilustrativa | Cortesía / James Wheeler en Pexels

Estamos en Canadá…


Vamos a desplazarnos a su Campiña…

Muy cerca en Nunavik viven aún indígenas Inuit que viven tranquilos en comunidades a orillas de su bahía, en la última frontera de Quebec, y tiene como habitantes osos polares que vagan en la helada tundra ártica.

Desde la Bahía James hasta la Reserva La Vérendrye viven de la industria, que inició en 1920 con un yacimiento de cobre.

La recomendación es entrar por el Mont Saint-Pierre una aldea que conserva sus tradiciones francocanadienses, un fusión muy interesante.

Esta península es conocida por su bello paisaje con los Montes Chic-Choc que se elevan a 1350 metros que son escalados por aventureros.

Descansemos.

Canadá es bello y agotador, sus paisajes son enormes postales que al recorrer parecen infinitos laberintos naturales que podrían ser parte del paraíso terrenal.

Llegamos a un interesante archipiélago con casitas de colores con sus porches, es el Golfo de San Lorenzo, donde la arena es tan fina como la azúcar refinada. Tranquilas sus aguas como su gente disciplinada.

Pescadores aldeanos presumen su pueblo lleno de colores ocres y rosados en Îles-de-la Madeleine, nombre que me recuerda la hermosa avenida en París.

Nos recomiendan pasar al siguiente pueblo para probar la mejor leche de Canadá.

De camino a Lac-Saint-Jean encontramos Val-Jalbert donde es imperdible admirar su cascada de 70 metros, historia ecológica también, pues en 1920 movía un molino para producir papel.

Estamos rodeando el Lago, Lac-Saint Jean con playas apacibles donde es posible andar el bicicleta. Luego, caminar hacia la siguiente aldea Chambord nos descubre el tesón del trabajador Quebequense, cuidando del ganado que da leche muy sabrosa y dulce.

Sus diferentes pueblecitos nos muestran las artesanías de la región como los bordados, técnicas de tallado en maderas, y nos invitan a asistir al festival de Vaqueros en julio.

La reserva biosférica Patrimonio de la Humanidad, esta reconocida por la Unesco por sus hermosos valles vírgenes de tundra junto al río.

Canadá es un país eco-ambiental, rodeado de reservas protegidas por su sociedad y gobierno, y es un ejemplo de amor a la tierra, pues sus habitantes tienen conciencia sobre su riqueza natural que preservan con dignidad. Nada de levantar construcciones ambiciosas a lo bestia sin plan hídrico y social.

Vamos…

Solo de paso, quise admirar la Catedral Saint Anne-de-Beaupré, sobresalen la entrada una escultura, que me pareció italiana, y sí, es la replica de la escultura de Miguel Ángel que muestra y me recuerda la muerte de Cristo.

Este santuario es geométrico con dos torres a la entrada, y fue levantado en el Siglo XVII por pescadores devotos a la madre de la virgen María, a quien siempre agradecían por regresar sanos y salvos luego de la pesca.

Estamos llegando de regreso a la ciudad de Quebec, antigua capital de la que les di cuenta en anteriores entregas…

Antes de arribar a la ciudad, esta un Fuerte Histórico que nos recibe con su ejercito orgulloso en pleno cambio de guardia.

Estamos en La Citadelle…

Un fuerte de guerra.

Sus fortificaciones datan del mediados del Siglo XIX y son el flanco oriental creado para defender la ciudad, de un posible ataque estadounidense.

La construcción la inició Francia en 1750 y lo terminaron los británicos en 1831. La arquitectura de este Fuerte tiene forma de estrella que alberga a el regimiento de valientes militares, y cuenta con capilla, casa de Gobierno, cuartel militar, la cruz de Vimy en honor a los Canadienses caídos en la 1 guerra Mundial, y el Bastión del Príncipe de Gales lleno de reservas polvorientas.

Nos detenemos en los alrededores a disfrutar de un dulce de miel de maple traído desde la campiña, admirar este fortín es recordar la creación que con lucha intelectual y física, se levanto aquí. Quebec es un pueblo forjado en temperaturas extremas de todo tipo, a veces, se deja sentir su fuerza en guiños de frialdad, algo que en Quebec se equilibra por su ascendencia Latina, donde su suavidad les enorgullece, algo que representan en sus deliciosas crepas de frutas.

O su Francés lleno de pasión.

Escuchar a los canadienses hablar en francés e inglés es como tener dos corazones, que en realidad es la fusión de cuerpo y alma.

Este paseo me trajo el símbolo de la flor violeta que recogí ayer… imperdible.