La Paz, Baja California Sur.- La pesca de peces longevos y tallas más grandes puede perjudicar la reproducción, el tamaño y la resistencia de las poblaciones, expresó el investigador Fernando Aranceta Garza.
Al participar en el programa En sus marcas, listos, CIENCIA, del Coscyt, con el tema “El tamaño sí importa: consecuencias biológicas y sociales de pescar tallas más grandes”, dijo que la hacerlo se está matando a la gallina de los huevos de oro.
El biólogo marino puntualizó que los pescadores siempre buscan capturar los ejemplares más grandes, para darle de comer a toda la familia, llenar el refrigerador y sacar la foto del recuerdo, pero hay que tomar conciencia de lo que pasaría si deja de haber este tipo de tallas.
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En su disertación, expuso que Baja California Sur es un estado pesquero, la cual la pesca puede ser considerada como un patrimonio cultural regional.
Abundó que cada región tiene sus especies y representa un modo de vida para miles de pescadores costeros situados en el Golfo de California y en el Océano Pacífico.
Asimismo, en las últimas décadas, el estado destaca como un sitio de importancia internacional para la pesca deportiva y en las estadísticas pesqueras, Baja California Sur ocupa el cuarto lugar nacional con una producción de 137 mil 241 toneladas.
El especialista manifestó que la pesca de tallas grandes tiene consecuencias negativas, pues una garropa de ocho años produce hasta 60 veces más huevos que una de cinco años.
Abundó que las hembras son más fecundas conforme crecen más, además de que funcionan como un almacén reproductivo, de tal forma que en periodos malos pueden guardar sus huevos y cuando la época mejora, los sueltan al medio externo.
Asimismo, las hembras gordas y grandes tienen efectos maternales, donde aportan reservas energéticas en los huevos, para que las larvas mejoren en su supervivencia y crezcan más rápido.
También las hembras más longevas tienen una mayor frecuencia de desove y pueden hacerlo en varios lugares, a diferencia de hembras jóvenes que no hacen esto.
Expresó que la pesca de tallas grandes puede favorecer una selección artificial de tallas más pequeñas y menos resilientes, con poblaciones más sensibles a los cambios ambientales.
Manifestó que ya han indicios de esta selección en el Golfo de México con el mero rojo que en los años sesentas tenía poblaciones con individuos de 10 kilogramos (kg), que llegaban a los 11 años de edad y 83 centímetros de longitud; mientras que actualmente se capturan ejemplares de medio kilogramo, con dos años de edad, 40 centímetros de tamaño y una fecundidad mínima.
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Puntualizó que con la captura de tallas grandes en la pesca ribereña, se reduce la biomasa capturada, el ingreso del pescador, y hay un mayor riesgo de colapso en el tiempo a futuro, sumado a la una variabilidad ambiental.
“Las consecuencias para las pesqueras deportivas y recreativas, pues es la pérdida de tallas trofeo por la selección de tallas grandes, en donde nada más quedan tallas reducidas, y además viajes de pesca sin captura y clientes muy enojados”.
Las recomendaciones
El especialista manifestó que para tener pesquerías estables, recientes y sanas, desde el punto de vista deportivo, industrial, artesanal, primero hay que intentar no capturar las especies más grandes; segundo, hay que liberar o evitar capturar peces grandes, siempre y cuando no estén lastimados; y tercero “hay que capacitarnos, reportar actividades pesqueras ilícitas o malas prácticas, y tomar conciencia sobre las buenas prácticas de pesca.