Antes de llegar a Ciudad Universitaria, en la capital mexicana, imperdible es pasar por Chimalistac, donde antes corrían las aguas del río Magdalena, que habría que volver a crear.
Porque sus fundadores, los frailes del Carmen, nos guían por aquel denso huerto de 14,000 árboles frutales del que hoy queda casi nada... los manzanos cuidados cual hijo pequeño encajaban perfecto en el microclima que en esta área se sentía. Luego fueron dibujados con frescos en sus templos, mientras las frutas aderezaban las mesas y su comida.
Bien vale la pena recorrer este hermoso barrio de piedra, historia y sombras que nos refrescan.
Según su historia los habitantes de Chimalistac se dedicaron al cultivo de flores, dada la riqueza de la tierra y la abundancia de agua de entonces, luego albergo las haciendas que aún pueden visitarse, que producían pulque, la bebida sagrada de los Dioses.
La esperanza creó riqueza formando un grupo de emprendedores y residencias campestres, porque Chimalistac se consideraba un sitio fuera de la ciudad, entonces estas visitaba para el descanso dominical.
Esta zona residencial surgió al fraccionar las huertas del convento hacia finales del siglo XIX, se sortearon los lotes dicen en una rifa, e incluso lo publicaron en un periódico en 1863.
Cuenta la leyenda que por ahí vivieron hombres ilustres y héroes, como los familiares de Miguel Hidalgo, entre otros respetados. Las calles empedradradas, a las que ya les hacen falta alguna restaurada, le otorgan una distinción que bien podría ser un mini pueblo mágico, ¿y por qué no?
Sitio que representa un paseo dominical que permite desayunar o comer en casonas antiguas o caminar entre parques y construcciones porfirianas y algunas modernas, una avenida emblemática (que antes fue calle cerrada) es avenida de la paz, lugar de encuentro de pensadores, catadores del buen comer y de acontecimientos reveladores.
Es posible partir desde aquí a comprar zapatos a plaza Loreto con los Domit, lugar que me recuerda a "Covent garden" en Londres, donde se puede encontrar de sorpresa un concierto al aire libre o una muestra de Rodin en el Soumaya Museo.
Recorrer el bazar de San Jacinto en plena calma el sábado es posible aun escuchando la radio... o ir al museo Carrillo Gil de regreso bien podría ser otra ruta a seguir.
De aquí me lancé al corredor Altavista a visitar la casa de Frida y Diego, tan famosos en estos tiempos y comer pasta exquisita. La iglesia y convento de San Jacinto que puede guiarnos hasta el mercado Musquiz, donde sus arreglos de flores te hacen feliz puede ser entonces para ir. La humedad de este micrositio entonces podía regarse desde los manantiales del Desierto de los leones.
La iglesia del Carmen puede llevarnos hasta la Plaza de los Arcángeles, sin pasar por la calle De la Amargura, y desde de ahí hasta el centro cultural San Ángel y la biblioteca de la Revolución.
Pero la casa blanca... en Hidalgo 43 Construida por los condes Oploca en el S. XVII... es que... la leyenda cuenta que en las noches de luna de doña Giomar en espera de Lope, su amado galán... durante una de las invasiones de EU a México fue cuartel de las tropas enemigas y tramposas.
Vamos por fin a la calle Árbol y Frontera, un sitio pequeño y pintoresco en San Ángel para echar beso con un Odiseo… que está en la Plaza de los Arcángeles rodeada de buganvilias coloridas y alegrías... de amarantos formidables. Chimalistac con el jardín de la bombilla y la artesanía a Álvaro Obregón, muerto dicen ahí, fue inaugurado, según los abuelos, en 1935, por Lázaro Cárdenas, justo en las calles de Arenal y Abasolo.
Aquí en la bombilla, el grupo del norte simboliza el pueblo en armas, y el del sur la paz conquistada... con una marca circular representada. Y se escucha al fondo en la kermes la música del "fuete" en Bandoleón de Sonora que llega a Sinaloa, porque lo tocan Pacho y Jairo a en honor William y el Serrano... un bailable perfecto y norteamericano.
Vamos de regreso por Arenal que simboliza el camino real que comunica a San Ángel y Coyoacán. Pero antes observar la artesanía en honor a la agricultura, aquí merito en Chimalistac... otro puño de nuestra tierra. Imperdible visitar.