La Paz, Baja California Sur.- En el marco del 114 aniversario del inicio de la Revolución Mexicana es obligado hablar de sus referentes como Francisco I. Madero, Venustiano Carranza, Álvaro Obregón, Francisco Villa y Emiliano Zapata, pero Baja California Sur tiene sus propios personajes que participaron en el movimiento armado, a raíz del asesinato de Madero por parte de Victoriano Huerta.
De igual forma, como en muchas partes del país, los corridos retrataron episodios de la revolución en estas tierras donde también hubo confrontación entre los rebeldes al gobierno de Huerta y los federales, tal y como quedó plasmado en el famoso corrido del cabo Fierro.
“Un quince de mayo,
un quince de mayo,
cuando el caso sucedió,
salió el cabo Fierro
para La Ribera,
por cierto donde quedó”.
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El protagonista de este corrido es Leocadio Fierro, un soldado a las órdenes de Victoriano Huerta que persiguió a los revolucionarios comandados por el general Félix Ortega Aguilar.
En una nota de El Sudcaliforniano, escrita por la reportera Verónica Sánchez, publicada el 14 de mayo de 2017, el historiador Gustavo de la Peña Avilés dijo que el cabo Leocadio Fierro tuvo un papel sobresaliente en la mayoría de los enfrentamientos y persecuciones contra los orteguistas, motivo por el que se le pasó a conocer como uno de los militares más crueles y sanguinarios de la lucha, anotándole varios abusos y homicidios.
Sobre el origen de Leocadio Fierro, que fue registrado en el municipio de Mulegé, dijo que “era descendiente de algunas de las familias pioneras de Baja California. Francisco Fierro, su bisabuelo, era originario de Sonora, tal vez emparentado con Rodolfo Fierro, el famoso Carnicero de Francisco Villa, originario de El Fuerte, Sinaloa”.
Abundó que Francisco Fierro contrajo matrimonio con Domitila Villavicencio, originaria de Santa Águeda, de manera que tuvieron cinco hijos, entre ellos Francisco Fierro, minero, que en marzo de 1881 contrajo matrimonio con Rosario Aguilar, procreando a Tomás, padre del recordado cabo Fierro.
El escritor precisó que Leocadio Fierro ingresó a las fuerzas federales el 19 de julio de 1910, meses antes de que estallara la Revolución Mexicana.
Dijo que tras ser derrocado Porfirio Díaz y luego del asesinato de Francisco I. Madero en medio de un golpe de Estado orquestado por viejos militares porfiristas, entre ellos Victoriano Huerta, quien subió al poder.
Las acciones emprendidas por este último fueron reprobadas por un grupo de sudcalifornianos que conformaron la Junta Revolucionaria, liderada por Félix Ortega, la cual el 20 de junio de 1913 lanzó el Plan de las Playitas, desconociendo al gobierno de Huerta y reconociendo a Venustiano Carranza como primer jefe del ejército constitucionalista y presidente interino.
Precisó que el primer enfrentamiento comandado por Félix Ortega fue el 28 de julio de 1913, al atacar el mineral de El Triunfo, donde el cabo Fierro se encontraba al mando de la plaza.
Resaltó que “uno de los hechos que harán del cabo Fierro un sinónimo de crueldad humana tendrá lugar el 8 de marzo, ya que ese día, en las cercanías del pueblo de Caduaño, fueron asesinados por órdenes de Fierro el señor Manuel González y su hijo Eutimio, partidarios de Ortega”.
Mencionó que aunque el corrido destaca el 15 de mayo, los hechos a los que se refiere realmente ocurrieron el 14 de mayo, al enterarse Leocadio Fierro, días antes, de que estaba próximo a llegar un barco procedente de Sonora, el cual era enviado por Álvaro Obregón, jefe del cuerpo del ejército del noroeste, que en auxilio a Ortega mandaba armamento y dinero.
“Félix Ortega, desde su campamento en la sierra de las Vinoramas, encomendó a su hijo Félix Justino, Hilario Pérez y Amado Sández a que fueran a recibir el barco, que tocó tierra en Piedras Gordas, retirándose rápidamente al saberse que el cabo Fierro se acercaba con una columna de cincuenta hombres.
“Los rebeldes no obtuvieron el cargamento y buscaron refugio en La Ribera, hasta donde los siguió Fierro, desatándose un acalorado combate en esa población.
“Hilario Pérez tomó como trinchera el edificio de la escuela y la iglesia, mientras el grupo mandado por Félix Justino Ortega tomó posiciones dentro del panteón.
“Fierro da la orden de atacar, mandando tocar al clarín de avance y fuego cerrado, adentrados los federales hasta el centro del poblado.
“Enmedio de la refriega, la joven maestra Liliana Puppo Rosas, forma en una fila a los niños que se encontraban dentro de la escuela y decide atravesar el campo de batalla, con la intención de ponerlos a salvo en las casas vecinas. Tanto Fierro como Pérez, al ver al conjunto de niños, ordenan detener el fuego hasta que lograran llegar a un lugar seguro”, precisó.
Comentó que al reanudarse la lluvia de balas, el cabo Fierro retó a gritos a Hilario Pérez a batirse a duelo. Pérez bajó desde la torre de la iglesia, y al ponerse frente a frente los dos contrincantes, el combate se detuvo.
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“De pronto sonaron las armas de los dos desafiantes. El cabo cayó al suelo con la columna vertebral rota, igual que la pistola de Hilario, que quedó despedazada por el disparo de Fierro.
Aún con vida, este último trató de aprovechar la ocasión de que Hilario estaba desarmado para matarlo, pero antes de que lo ataque, Martiniano Núñez -que no era soldado, pero era un buen tirador- le gritó al cabo, produciéndose nuevamente dos disparos entre Fierro y Núñez. El tiro de la carabina 30-30 de Martiniano acertó en el pecho del gendarme Leocadio Fierro”, contó.
De la letra del corrido se dice que fue obra de los orteguistas, otros simplemente la catalogan como anónima.