/ domingo 24 de julio de 2022

Conoce más historias llenas de misterio

Esta es una recopilación de tres narraciones que te impactarán

La Paz, Baja California Sur. (OEM-Informex).- Hay un sinfín de relatos e historias que giran en torno a las colonias aledañas al Santuario ubicado en 5 de Febrero y Serdán en la ciudad capital , ya que a finales la década de los años 80 algunas personas hicieron mención que un joven a deshoras de la noche les pedía la hora y en cuestión de segundos se desaparecía.

Esta historia al principio resultaba descabellada, pues los comentarios no se hacían esperar, pues las personas que cuestionaban el hecho mencionan que si quién en su sano juicio iba estar en la calle a altas horas de la madrugada.

Hay que recordar que en aquellos años, la gran mayoría de las personas se encerraban a sus casas al caer la noche, más o menos entre 8 y 9 de la noche y otras por su lado se dormían, pues las actividades diarias eran una constante.

Otro sector de la población alegaba que la vida nocturna había crecido durante los últimos años y era algo normal que muchos jóvenes se desvelaran.

SE DEJÓ DE HABLAR DEL TEMA

Por un tiempo se dejó de hablar del tema pues las apariciones del misterioso joven habían dejado de suceder, por lo que no se le dio importancia del tema, ya que se llegó a pensar de que había sido un engaño de algunos padres de familia que utilizaban el tema para que sus hijos e hijas no salieran o regresaran temprano a sus hogares.

Algunas madres de familia por su lado rezaban por el lugar cada vez que pasaban, pues no querían toparse con nadie que fuera de otro mundo, sobre todo si se trata de algo paranormal.

Una vez al caer las 12 de la noche un joven que no sabía nada de lo que se decía alrededor de las apariciones, salió de trabajar de una taquería y a lo lejos vio como un muchacho algo afligido se le acercó para pedirle la hora y al voltear a su reloj ya no había nada, este mismo asumió que tal vez el muchacho se había ido corriendo, porque logró escuchar los pasos, pero por otro lado su conciencia le decía que había sido algo fuera de lo normal.

También en aquella época algunos jóvenes les dio por guardarse sus relojes en las bolsas, pues en algunas ocasiones habían sufrido asaltos y les robaban sus pertenecías entre ellos, los preciados relojes.

Poco a poco las y los jóvenes en sus pláticas sacaban el tema del muchacho que pedía la hora y muchos llegaron a relatar que era un hecho que sucedía con poca normalidad, pero si creían en el hecho, pero que no les daba tanto miedo porque ante ello nunca se había registrado algo negativo. Otros por su lado dejaron de pasar por las calles aledañas al Santuario creyendo que con ello las apariciones ya no sucederían.

Así pasaron los años y los relatos disminuyeron, pero se sacaba a relucir cuando alguien andaba a altas horas de la noche, como recordatorio que alguien podría pedirte la hora.

EL MÚSICO DE LA PLAZA

En el año 2005 los músicos y mariachis fueron reubicados a el Parque Revolución, teniendo su propio lugar para que las personas pudieran encontraros más fácil y este sitio lleva el nombre de La Plaza de los Músicos “Santa Cecilia”, mismo que es visitado por cientos de personas a lo largo del día, pero que también ha sido objeto de cientos de relatos que sostienen que en al caer la noche, una persona toca la guitarra y que al terminar la melodía no hay nadie a su alrededor.

En aquellos años la vida era un poco menos ajetreada que hoy, también muy pocas personas se atrevían a andar a deshoras de la noche, puesto que los índices de robo por el sitio eran muy recurrentes, pues no había quien no te quitara el reloj o te diera un susto.

Quienes tenían la habitualidad de pasar por La Plaza de los Músicos “Santa Cecilia” comenzaron a escuchar que alguien tocaba la guitarra, con mucho sentimiento y hasta dolor, ellos mismos atribuían de qué se trataba de un músico, pues el sonido que emitía la guitarra te atrapaba en todos los sentidos.

Otras personas que se encontraban en sus carros intentaron encontrar a quien les había ofrecido un mini concierto, pues deseaban contratarlo, sucediendo lo inevitable pues en la pequeña placita no había nadie.

Ese detalle fue propagado y poco a poco hubo personas que se dieron a la tarea de buscarlo, preguntando incluso a varios artistas que asistían a la plaza, obteniendo un rotundo no como respuesta. A su vez otros músicos hacían alusión que era uno de sus compañeros que deseaba darles ánimos a otros artistas, pues desgraciadamente las contrataciones habían bajado, pues para ellos era factible estar en la zona Centro.

HABÍA RESPETO ANTE EL HECHO

Los músicos y mariachis que asistían continuamente a La Plaza de los Músicos “Santa Cecilia”, nunca sintieron miedo al respecto, pero sí mucho respeto a quien tocaba la guitarra, pues a su parecer era todo un profesional.

Con el paso del tiempo el sonido de la guitarra se fue atenuando, ya era menos común escucharla, hasta que un día un joven que había salido de parranda con los amigos fue dejado tirado emborrachado en la mencionada plaza, pero en cuestión de segundos esa borrachera se le bajó pues logro ver a un hombre de negro que tocaba fuertemente la guitarra.

Ante el hecho el joven salió despavorido, eso sí al contar su historia nadie le creyó, pues hasta ese momento no había quien hubiera visto a quien tocaba la guitarra, pero él firmemente sostuvo su relato, diciendo incluso que el hombre tenía un sonrisa que nunca olvidaría.

Hoy en día el lugar tiene más vigilancia y alumbrado pero hay quienes sostienen que a lo lejos todavía se escucha el sonido de una guitarra.

LOS AUTOS FANTASMAS

Los autos fantasmas siempre han sido parte de las historias que se cuentan en la ciudad capital, sobre todo a mediados de la década de los años 70´s y 80´s pues las calles en aquellos tiempos no estaban del todo pavimentadas, sin olvidar que había cientos de matorrales que al caer la noche ocultaban lo que muy pocos alcanzaban a ver.

Muchas personas comenzaron a atribuir este hecho con el desastre natural del huracán Liza que provocó cientos de muertes y en la madrugada las apariciones no cesaban.

En esos años era muy común ver el monte a cierta distancia y qué decir de la soledad que existía por falta de pobladores, pero las personas no tenían miedo pues en la mayor parte de los meses, sobre todo en verano dormían afuera de sus casas, con las puertas y ventanas abiertas, ya que los índices de robo eran bajos o casi nulos.

Muchos jóvenes de la época se venían del Centro a sus casas a deshoras de la noche y eran quienes relataban a sus amigos y familiares las extrañas luces que emitan los supuestos autos fantasmas, ya que al momento de pasar muy cerca de ellos casi casi se desaparecían.

Ante tales historias, los padres de familia solo escuchaban y en muchos de los casos reían, pues muchos de estos chicos solían tener fama de tomadores.

QUEDARON HELADOS ANTE EL HECHO

Cabe resaltar que aquellos años de las últimas colonias existentes era la de El Calandrio y una madrugada seis jóvenes se quedaron helados, pues sus ojos clavaron la mirada en lo que parecía ser un carro, mismo que se paró frente a ellos. Cuatro de los mencionados chicos salieron corriendo y solo dos de ellos supieron manejar la situación, pues la vista no era muy buena.

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Cuando la luz del auto fantasma iluminó todo el camino los dos jóvenes cayeron al suelo, como si se hubiese desmayado, despertando a los minutos en el abandonado lugar. Uno auxilio al otro y como pudieron llegaron a sus casas, eso sí, guardando en sus adentros el secreto que solo conocían seis personas.

Las apariciones del auto fantasma no solo se resumió a diferentes colonias, sino también en playas y caminos ocultos. Muchos jóvenes comenzaron a sentir que se trataba de un engaño de sus padres y madres para retenerlos en casa, pero no era así y aunque las historias que se contaban alrededor de ello, sonaban inverosímil, no dejaban de suceder.

La ciudad de La Paz por su parte nunca dejó de crecer y esos caminos y terrenos que un día fueron llanos se comenzaron a formar en nuevos hogares que albergaron a cientos de familias sudcalifornianas, que lograron escuchar arrancones de autos en plena madrugada que fueron atribuidos a los autos fantasmas que el tiempo fue borrando y que hoy en día se sigue contando como si fuese ayer.

La Paz, Baja California Sur. (OEM-Informex).- Hay un sinfín de relatos e historias que giran en torno a las colonias aledañas al Santuario ubicado en 5 de Febrero y Serdán en la ciudad capital , ya que a finales la década de los años 80 algunas personas hicieron mención que un joven a deshoras de la noche les pedía la hora y en cuestión de segundos se desaparecía.

Esta historia al principio resultaba descabellada, pues los comentarios no se hacían esperar, pues las personas que cuestionaban el hecho mencionan que si quién en su sano juicio iba estar en la calle a altas horas de la madrugada.

Hay que recordar que en aquellos años, la gran mayoría de las personas se encerraban a sus casas al caer la noche, más o menos entre 8 y 9 de la noche y otras por su lado se dormían, pues las actividades diarias eran una constante.

Otro sector de la población alegaba que la vida nocturna había crecido durante los últimos años y era algo normal que muchos jóvenes se desvelaran.

SE DEJÓ DE HABLAR DEL TEMA

Por un tiempo se dejó de hablar del tema pues las apariciones del misterioso joven habían dejado de suceder, por lo que no se le dio importancia del tema, ya que se llegó a pensar de que había sido un engaño de algunos padres de familia que utilizaban el tema para que sus hijos e hijas no salieran o regresaran temprano a sus hogares.

Algunas madres de familia por su lado rezaban por el lugar cada vez que pasaban, pues no querían toparse con nadie que fuera de otro mundo, sobre todo si se trata de algo paranormal.

Una vez al caer las 12 de la noche un joven que no sabía nada de lo que se decía alrededor de las apariciones, salió de trabajar de una taquería y a lo lejos vio como un muchacho algo afligido se le acercó para pedirle la hora y al voltear a su reloj ya no había nada, este mismo asumió que tal vez el muchacho se había ido corriendo, porque logró escuchar los pasos, pero por otro lado su conciencia le decía que había sido algo fuera de lo normal.

También en aquella época algunos jóvenes les dio por guardarse sus relojes en las bolsas, pues en algunas ocasiones habían sufrido asaltos y les robaban sus pertenecías entre ellos, los preciados relojes.

Poco a poco las y los jóvenes en sus pláticas sacaban el tema del muchacho que pedía la hora y muchos llegaron a relatar que era un hecho que sucedía con poca normalidad, pero si creían en el hecho, pero que no les daba tanto miedo porque ante ello nunca se había registrado algo negativo. Otros por su lado dejaron de pasar por las calles aledañas al Santuario creyendo que con ello las apariciones ya no sucederían.

Así pasaron los años y los relatos disminuyeron, pero se sacaba a relucir cuando alguien andaba a altas horas de la noche, como recordatorio que alguien podría pedirte la hora.

EL MÚSICO DE LA PLAZA

En el año 2005 los músicos y mariachis fueron reubicados a el Parque Revolución, teniendo su propio lugar para que las personas pudieran encontraros más fácil y este sitio lleva el nombre de La Plaza de los Músicos “Santa Cecilia”, mismo que es visitado por cientos de personas a lo largo del día, pero que también ha sido objeto de cientos de relatos que sostienen que en al caer la noche, una persona toca la guitarra y que al terminar la melodía no hay nadie a su alrededor.

En aquellos años la vida era un poco menos ajetreada que hoy, también muy pocas personas se atrevían a andar a deshoras de la noche, puesto que los índices de robo por el sitio eran muy recurrentes, pues no había quien no te quitara el reloj o te diera un susto.

Quienes tenían la habitualidad de pasar por La Plaza de los Músicos “Santa Cecilia” comenzaron a escuchar que alguien tocaba la guitarra, con mucho sentimiento y hasta dolor, ellos mismos atribuían de qué se trataba de un músico, pues el sonido que emitía la guitarra te atrapaba en todos los sentidos.

Otras personas que se encontraban en sus carros intentaron encontrar a quien les había ofrecido un mini concierto, pues deseaban contratarlo, sucediendo lo inevitable pues en la pequeña placita no había nadie.

Ese detalle fue propagado y poco a poco hubo personas que se dieron a la tarea de buscarlo, preguntando incluso a varios artistas que asistían a la plaza, obteniendo un rotundo no como respuesta. A su vez otros músicos hacían alusión que era uno de sus compañeros que deseaba darles ánimos a otros artistas, pues desgraciadamente las contrataciones habían bajado, pues para ellos era factible estar en la zona Centro.

HABÍA RESPETO ANTE EL HECHO

Los músicos y mariachis que asistían continuamente a La Plaza de los Músicos “Santa Cecilia”, nunca sintieron miedo al respecto, pero sí mucho respeto a quien tocaba la guitarra, pues a su parecer era todo un profesional.

Con el paso del tiempo el sonido de la guitarra se fue atenuando, ya era menos común escucharla, hasta que un día un joven que había salido de parranda con los amigos fue dejado tirado emborrachado en la mencionada plaza, pero en cuestión de segundos esa borrachera se le bajó pues logro ver a un hombre de negro que tocaba fuertemente la guitarra.

Ante el hecho el joven salió despavorido, eso sí al contar su historia nadie le creyó, pues hasta ese momento no había quien hubiera visto a quien tocaba la guitarra, pero él firmemente sostuvo su relato, diciendo incluso que el hombre tenía un sonrisa que nunca olvidaría.

Hoy en día el lugar tiene más vigilancia y alumbrado pero hay quienes sostienen que a lo lejos todavía se escucha el sonido de una guitarra.

LOS AUTOS FANTASMAS

Los autos fantasmas siempre han sido parte de las historias que se cuentan en la ciudad capital, sobre todo a mediados de la década de los años 70´s y 80´s pues las calles en aquellos tiempos no estaban del todo pavimentadas, sin olvidar que había cientos de matorrales que al caer la noche ocultaban lo que muy pocos alcanzaban a ver.

Muchas personas comenzaron a atribuir este hecho con el desastre natural del huracán Liza que provocó cientos de muertes y en la madrugada las apariciones no cesaban.

En esos años era muy común ver el monte a cierta distancia y qué decir de la soledad que existía por falta de pobladores, pero las personas no tenían miedo pues en la mayor parte de los meses, sobre todo en verano dormían afuera de sus casas, con las puertas y ventanas abiertas, ya que los índices de robo eran bajos o casi nulos.

Muchos jóvenes de la época se venían del Centro a sus casas a deshoras de la noche y eran quienes relataban a sus amigos y familiares las extrañas luces que emitan los supuestos autos fantasmas, ya que al momento de pasar muy cerca de ellos casi casi se desaparecían.

Ante tales historias, los padres de familia solo escuchaban y en muchos de los casos reían, pues muchos de estos chicos solían tener fama de tomadores.

QUEDARON HELADOS ANTE EL HECHO

Cabe resaltar que aquellos años de las últimas colonias existentes era la de El Calandrio y una madrugada seis jóvenes se quedaron helados, pues sus ojos clavaron la mirada en lo que parecía ser un carro, mismo que se paró frente a ellos. Cuatro de los mencionados chicos salieron corriendo y solo dos de ellos supieron manejar la situación, pues la vista no era muy buena.

Suscríbete aquí a la edición digital de El Sudcaliforniano

Cuando la luz del auto fantasma iluminó todo el camino los dos jóvenes cayeron al suelo, como si se hubiese desmayado, despertando a los minutos en el abandonado lugar. Uno auxilio al otro y como pudieron llegaron a sus casas, eso sí, guardando en sus adentros el secreto que solo conocían seis personas.

Las apariciones del auto fantasma no solo se resumió a diferentes colonias, sino también en playas y caminos ocultos. Muchos jóvenes comenzaron a sentir que se trataba de un engaño de sus padres y madres para retenerlos en casa, pero no era así y aunque las historias que se contaban alrededor de ello, sonaban inverosímil, no dejaban de suceder.

La ciudad de La Paz por su parte nunca dejó de crecer y esos caminos y terrenos que un día fueron llanos se comenzaron a formar en nuevos hogares que albergaron a cientos de familias sudcalifornianas, que lograron escuchar arrancones de autos en plena madrugada que fueron atribuidos a los autos fantasmas que el tiempo fue borrando y que hoy en día se sigue contando como si fuese ayer.

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