La Paz, Baja California Sur.- Se acerca el 2 de noviembre, una fecha muy especial para los mexicanos, y en recientes años para los sudcalifornianos con la introducción en la cultura de los altares de muertos que no se usaba colocar; sin embargo, para los antiguos californios la muerte era algo diferente a las otras concepciones de grupos indígenas nacionales, para ellos la muerte no existía era solo una fase más de su existencia.
Hablar de la muerte era una fase de un cambio terrible por el cual el individuo tenía que pasar y en este nuevo estado quedaba inmóvil explicó Alfonso Rosales López, antropólogo físico, investigador especialista en costumbres funerarias del Centro INAH: “la diferencia entre un vivo y un recién muerto es que había dejado de respirar, de moverse, quejarse y comunicarse y los californios lo sabían”.
Experiencia con la muerte
Se realizó un sondeo con el fin de preguntarle a las personas, ¿cuál fue el primer muerto que vio? Para María de 75 años, su primer contacto con una persona muerta fue su hermanita Marcela, de días de nacida, murió de neumonía en 1944.
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Para Rafael de 70 años, la muerte de su madre en 2017, fue la primera experiencia. Por otra parte, Juliana de 11 años, su primera experiencia con una persona fallecida, su primo de su misma edad, “sentí mucha tristeza”.
Para Gloria de 44 años la primera persona muerta fue su abuela, tiene en sus recuerdos haber visto el cuerpo de su abuela en casa de sus abuelos durante el velorio, ella tenía 4 años y estaba impresionada de ver llorar a sus tíos y familiares.
Norma a los 5 años, vio por primera vez un cadáver “recuerdo a mi abuelo dentro del ataúd”, considera que fue muy impresionante, por lo que recomienda no llevar a niños a los velorios.
Para Mayra la experiencia llegó a los 10 años cuando vio a su bisabuela tendida en su cama, ahí mismo la velaron, menciona que ella era realmente muy pequeña por lo cual no recuerda un sentimiento, solo el asombro de ver a las personas rezar alrededor del cuerpo de su bisabuela.
Erick vio por primera vez un muerto a los 12 años un compañero de su grupo de boy scout, “pensé que era un muñeco, me sorprendió la apariencia”.
¿Qué dicen los libros de historia sobre la muerte?
El historiador y escritor Seatiel Enciso Pérez tomando como fuente el libro Historia de la Antigua California de Clavijero explica que los antiguos cochimíes creían que al morir su espíritu recibía una recompensa o un castigo, dependiendo cómo se habían portado en la vida.
En caso de que se hubieran portado de manera buena con sus congéneres su espíritu era dirigido al norte porque creían que en ese lugar había mucha comida frutos y animales.
En cambio, si la persona había sido mala, su espíritu se dirigía al sur, que era el lugar donde escaseaba el alimento y, por lo tanto, iba a sufrir del hambre eterna. Con la llegada de los españoles llegó también la conquista espiritual y el sincretismo religioso indígena.
Con la religión española el Día de Muertos, los misioneros españoles llegaron a la California y mediante la misión transmitieron la cosmovisión cristiana sobre la vida y en la muerte.
La muerte se entiende como el cese de las funciones biológicas de un ser vivo y con ello el proceso de descomposición orgánica, sin embargo, para la cosmovisión judeo-cristiana la muerte también es la separación del cuerpo y del alma un hecho que no estaba contemplado en el plan original de Dios para la humanidad es así que la muerte en la creencia bíblica es el resultado del pecado original, un castigo.
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La muerte también es un premio eterno en cuanto a la redención de la raza humana a través de un salvador colgado de una cruz asumido en una nueva alianza como el árbol de la vida eterna del que fue privado por su pecado el ser humano al ser arrojado del paraíso a un mundo de dolor sufrimiento un paraíso al que se espera regresar a través del sacrificio de redentor para estar en la eternidad junto a su creador.
Existe una frase muy famosa atribuida a uno de los padres de unión americana el descubridor de la electricidad Benjamin Franklin “de la muerte y de los impuestos nadie se escapa”; y cobra sentido la antigua frase en latín del imperio romano memento mori, “recuerda que morirás” dicha por un humilde sirviente a un general romano cuando desfilaba lleno de gloria después de una victoria lo hizo para recordar lo efímera de la vida.
