La Paz, Baja California Sur.- Tras cinco décadas de labor incansable, Rafael Jiménez Vargas, de 67 años, nos recibió en su fábrica de hielo en El Centenario, La Paz, Baja California Sur.
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Su historia es la de un hombre que ha visto la evolución del trabajo y la economía en México desde sus inicios como soldador hasta convertirse en empresario en 2009. Jiménez nos relató sus inicios laborales en 1974.
“Empecé a trabajar a los 18 años. Son 49 años laborando. Unos años cuando estuve en la escuela, este posiblemente, fueron interrumpidos, pero me dedicaba a trabajar en la herrería en mis tiempos libres. Siempre trabajamos y hacíamos trabajos para mi papá”, contó para El Sudcaliforniano.
Desde joven, estuvo inmerso en el mundo del trabajo, influenciado por el consejo de su padre: “Tienen que estudiar lo que sea, lo que te guste, pero estudia algo”.
SU PRIMER TRABAJO FORMAL
Su primer empleo formal fue en el ferrocarril del Pacífico en Guadalajara, en los talleres mecánicos en 1975, nos cuenta. Aunque su salario inicial era de 570 pesos a la quincena, él estaba feliz, nos dice.
Cuando llegó a La Paz, Baja California Sur, dijo que tuvo que adaptarse a un salario mínimo de 75 pesos a la semana en una fábrica de hielo en Legaspi y Altamirano. Ahí conoció la capital de antaño en tiempos de “la fayuca” y de la zona libre, recordó había prosperidad pero pocas atracciones. Un hot-dog costaba un peso.
“En aquel entonces, mis necesidades eran mínimas. Era soltero”, expresa Rafael. Pero la economía y la situación financiera eran distintas.
“Aquí todavía había mucha gente que vivía junta. El paseo más largo era a la playa El Coromuel”, cuenta el ahora empresario.
ELEVAR AGUINALDOS Y SUELDOS ELEVA TODO
El paso del tiempo ha traído cambios significativos, sobre todo en el ámbito económico. Rafael Jiménez reflexiona sobre cómo antes se podían hacer proyecciones a largo plazo.
Ahora tienes que esperar año con año a ver qué va a pasar, para poder planear, expresa. La incertidumbre económica y la inflación afectan tanto a empresarios como a trabajadores.
"Todo se devalúa. Dependemos de una moneda que es el dólar […] los chinos ofrecen productos de buena calidad a precios competitivos, inundando el mercado", agregó el empresario.
Consideró que esta situación crea un desafío para los empresarios locales, quienes deben competir no solo con los grandes jugadores internacionales, sino también con la realidad de una economía nacional inestable.
En cuanto a la situación laboral actual, Jiménez lamentó que haya jóvenes que no quieren estudiar una profesión. A pesar de tener un negocio próspero, se enfrenta a dilemas como el salario mínimo y la falta de preparación de algunos empleados. "No me gusta despedir a la gente", afirma.
Opinó que elevar aguinaldos y salarios puede ser contraproducente al encarecer los servicios básicos y complementarios.
EL FUTURO DEL PAÍS IMPORTA
A medida que la conversación avanza, la preocupación por el futuro del país se hace evidente. "¿Realmente estamos preparados para elegir un país como este en la situación en que está?", se preguntó.
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Con un tono crítico, pero reflexivo, Rafael Jiménez resaltó la importancia de entender la economía y la política para tomar decisiones informadas. Una familia en crecimiento y sus hijas como profesionistas, lo destacó como su mayor logro.
Rafael Jiménez cuenta su historia de perseverancia y adaptabilidad en un mundo laboral en constante cambio, donde la economía y las finanzas juegan un papel crucial en la vida de las personas y el desarrollo del país.