La Paz, B.C.S. (OEM-Informex).- En México, se festeja a la muerte los días 1 y 2 de noviembre, celebración de origen prehispánica que se caracteriza por visita y convivencia en panteones, la elaboración de altares, comida y artefactos dedicados a los difuntos.
Gilberto Manuel Ortega Avilés, quien es licenciado en filosofía por la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) e investigador de mitos y leyendas, menciona que el protocolo de los altares de muerto, catrinas y festivales, es relativamente nuevo en Baja California Sur, ya que a pesar de que estaba calendarizado, se colocaban veladoras y se recordaba a los difuntos; fue hasta principios de los años 90’s cuando las instituciones de manera didáctica comenzaron a promover esta tradición a nivel local.
Gilberto señala que en el acervo de revistas y periódicos del Archivo Histórico, empiezan a parecer los primeros registros de calaveritas y fotografías de altares en la fototeca; esta tardía llegada de la tradición de día de muertos, se la atribuye al alejamiento natural del estado con el resto de la República Mexicana, “solo hay que recordar lo diferente que eran los antiguos californios antes de la llegada de los españoles, a los grupos indígenas del resto del país; prácticamente un mundo totalmente diferente, no solo en parajes paradisiacos únicos, sino en ideologías también”.
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LLEGADA DE LOS ALTARES Y CATRINAS
Sealtiel Enciso Pérez, quien es profesor y un estudioso de la historia sudcaliforniano, menciona que el culto a los muertos inició en la década de 1980 en adelante, ya que desde entonces, los pueblos y ciudades del estado celebraban este día acudiendo únicamente al panteón a limpiar tumbas, a rezar por el eterno descanso de su familiar, y acudían a las misas que se daban en las diferentes iglesias,
Señala que este tipo de manifestaciones culturales como los altares y Las Catrinas, tuvieron su auge en Baja California Sur debido al arribo de personas que migraban al estado en busca de trabajo, y que eran procedentes de Oaxaca, Guerrero y del Estado de México, y que de igual manera, el Consejo Nacional para la Cultura y Las Artes (Conaculta), jugaron un papel importante para el fomento y masificación de esta tradición a través de los medios de comunicación.
Después de este tardío arribo, la tradición ha logrado consolidarse en Baja California Sur, a tal grado que forma parte de los eventos del año más esperados por los sudcalifornianos, quienes año con año se esmeran cada vez más porque el estado refleje estas expresiones culturales mexicanas.