El señor Eduardo Durán, quien orgullosamente tiene 21 años en el oficio del boleo, inicio su trabajo desde 1998, comenzando desde muy abajo como ayudante de bolero. Durán nos mencionó que: “lo más difícil respecto al trabajo ha sido tener que aguantar las crisis, ahorita que está la remodelación de la Plaza y las calles cerradas, estamos sacando solo para el diario nada más.”
A las nueve de la mañana abre su negocio, teniendo un horario corrido hasta las siete de la tarde; nos comentó que está muy preocupado por su economía y la de su familia, ya que se supone que es temporada alta, pero las boleadas que está haciendo al día son como tres, o cuatro, a lo mucho cinco, debido a las obras que están haciendo en el Jardín Velazco, lo cual está repercutiendo en bajas de un 80% de lo que antes obtenía de ganancias.
Nos comentó que su hermano y él han trabajado en la labor de la boleada, solo que su hermano como tiene más estudios, le dieron un buen trabajo en la iniciativa privada, pero también conoce el oficio y les iba bien en el arte de la boleada.
Eduardo Durán menciona lo siguiente: “El oficio del boleo, tiene todas las virtudes y defectos. Las virtudes es que a nivel personal conoces mucha gente, ya que después de un tiempo se hacen amigos; tenemos clientes que tienen más de 5 años ya con nosotros, conocemos a su esposa, sus hijos, a toda su familia; incluso en una ocasión llegue a agarrar un trabajo a consecuencia de haber conocido al dueño de la empresa como cliente, y después me empezó a invitar a trabajar con él a su empresa.”
Nos platicó de cómo el boleo, lo ha hecho relacionarse con los clientes, que la gente mayor les platica de cómo era La Paz en esos viejos tiempos, donde todo mundo se conocía. Nos ilustró con su conocimiento de aquellos tiempos donde la oficina de correos, estaba cerca del Jardín Velazco, el cuartel estaba allá abajo, el mercado Madero, era otro, todo era muy diferente, y la Perla de La Paz era la única tienda grande que había