La Paz, Baja California Sur, (OEM-Informex).- Si algo tiene la historia y los recuerdos es que siempre están presentes y son memorables para la eternidad, así como también para quienes vivieron en una época determinada que fue crucial, tal es el caso del emblemático Jardín Velasco que inició su construcción en 1876 por el político Máximo Velasco. Poco a poco se fue llenando de vegetación, pero una de ellas que siempre llamo la atención y que sigue llamando hasta la fecha son los árboles de tamarindo que siguen fieles aferrados a una vida que ve pasar el tiempo y que pareciera que no se detiene.
Muchos abuelos y abuelas cuentan a sus nietos que acudían especialmente al Jardín Velasco para levantar y cortar las vainas de tamarindo y así preparar deliciosos hielitos que eran vendidos en verano, donde el calor siempre ha pegado fuertemente. Otros adultos recalcan que esperaban que fuera domingo para ir a misa y al salir de la Catedral de Nuestra Señora de La Paz dirigirse rápidamente a la hermosa sombra que siempre ha dado este maravilloso árbol.
En la década de los años 80 y 90 era muy común ver a familias enteras disfrutando del Jardín y era una algarabía popular, pues recordemos que en aquellos años los domingos de "Lotería Mexicana" era toda una tradición y los fines de semana era toda una locura, aunado que siempre han acudido turistas nacionales e internacionales para conocerlo, pues es un punto obligatorio por su historia y tradición en la ciudad capital. Algunos jóvenes por su lado acudían a novia o a estudiar, pues al caer la tarde solo se escuchaba el paso de los carros y era idóneo para leer un libro o simplemente meditar sobre la vida.
SIGUEN LLAMANDO LA ATENCIÓN
Otro tanto disfrutaba de sus helados y aguas frescas, eso sí siempre procurando la famosa sombra que es por demás mencionada por gran parte de la ciudadanía.
Durante todas las remodelaciones que ha tenido el Jardín Velasco, siempre se ha respetado los árboles de tamarindo que incluso puede llegar a medir entre los 20 y los 25 metros de altura ya que es un árbol tropical, sus ramas tienen un verde brillante deslumbrante, sin dejar atrás que son muy resistentes a los vientos.
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Hubo un tiempo donde los árboles de tamarindo del Jardín Velasco se comenzaron a secar hecho que alarmo a gran parte de la población que acudía, pero al pasar los días y semanas fueron regados de manera habitual y su aspecto de vida y vitalidad regresaron. Cabe resaltar que hasta la fecha los emblemáticos árboles son parte de la memoria del colectivo y la realidad de los ciudadanos que siguen acudiendo para disfrutar de sus bondades.