La Paz, Baja California Sur.- Desde pequeña Esther Allende Olvera siempre tuvo la inquietud de conocer cómo se escribía su dialecto, el otomí, una de las lenguas autóctonas de México, por lo que a pesar de no haber podido concluir sus estudios de primaria, logró acudir a la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) para poder escribirlo.
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El otomí es la séptima lengua más hablada en el país y de acuerdo con un censo realizado por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), sus hablantes habitan en estados como Campeche, Hidalgo, Ciudad de México, Quintana Roo, Estado de México, Morelos, Aguascalientes, Michoacán, Puebla, Yucatán, entre otros.
“Soy este... instructora, promotora y traductora de mi idioma el otomí, a todos les digo lo que soy y lo que no debemos de perder por nuestros abuelos, padres y de la gente que ya falleció, no olvidarnos y de ese modo recordamos, hablando su idioma y las costumbres que tenían ellos hacerlo”, dijo Esther.
La mujer quien se dedica a las labores del hogar es además tejedora en telar de cintura, una actividad de la época prehispánica y que se ha pasado de generación en generación en su etnia misma que le fue enseñada por sus padres y abuelos, además de que es una virtuosa cantante.
“Este es un camino de mesa que hice yo junto con la prenda que traigo puesta, a lo mejor como en un mes hago esto, ahorita estamos necesitados porque se nos cayó una casita con el huracán y venimos a reconstruir y voy a dar económicas las cosas porque necesitamos dinero, regularmente el camino de mesa está entre mil 500 y mil 800 pesos”, relató.
Los artículos se pueden adquirir en el Jardín Velasco los lunes y miércoles, de 9:00 de la mañana a 12:00 del mediodía, cuando un grupo de mujeres llega para hacer bordados y Esther exhibe junto a ellas sus más preciosos trabajos en blusas y otras artesanías de entre 20 pesos hasta los mil 800 pesos.
SU PASO POR LA UNIVERSIDAD
Debido al interés por su lengua materna, Esther comenzó a buscar la manera de llevarla de la lengua al papel, pues reconoce que hasta hace poco no sabía escribir, por lo que tuvo que asistir a la UAEM para poder cristalizar su idea.
“Por ejemplo para poder darle una enseñanza a los niños y a la gente que no sabe, tuve que ir a la universidad de Toluca porque soy de allá, a la UAEM y ahí fue donde aprendí mi escritura, porque yo le preguntaba a mis abuelitos y a mis padres que como se escribían las palabras que hablaban y mi padre me decía, no hija, es que no se escriben, se habla”, dijo.
Esther relató que ella se considera una mujer necia, pero gracias a eso, sus esfuerzos dieron fruto, pues ahora brinda talleres para comunidades hablantes del otomí en el país, impulso que le dieron personas allegadas a ella, quienes le instaron a prepararse para ese reto.
“Me siento muy orgullosa, porque aparte de las personas con las que me junto me decían: entiendes muy bien el idioma y lo hablas, ¿por qué no te vas a la universidad a que aprendas tu gramática y puedas dar talleres? Y yo les decía ¿cómo voy a ir a la universidad si no terminé la primaria? Pero me decían, es importante lo que tú sabes y sabiendo escritura, vas a poder dar talleres y eso fue lo que me impulsó a mí a ir a la universidad”, recordó.
Además, dijo que gracias a estos talleres ha podido viajar a estados como Chiapas, Campeche y otros más del país en donde ha instruido a los habitantes e incluso ha ido a concursar junto con otras etnias, e incluso gracias a su tenacidad logró conocer a Rigoberta Menchú.
“Me mandaron a Guatemala estuve con personas de otros países, estuvimos con Rigoberta Menchú, hubo una sede grande y me mandaron por parte de mi estado para estar allá, he ido a varios estados a compartir lo que yo sé y como ya ve que también sé cantar en mi idioma, eso me ha abierto puertas”, mencionó.
A Esther la han reconocido también a nivel local, pues la han invitado a participar en eventos del Museo de Artes de Baja California Sur (MUABCS) e incluso recibió un reconocimiento.
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“Francamente en esa ocasión no tuve oportunidad de estar en ese evento, pero yo les compartí lo que sé y mis compañeras compartieron con las personas lo que yo les había platicado e inclusive me dieron un reconocimiento y de ese modo yo me siento contenta y orgullosa de lo que soy, mujer indígena otomí”, declaró Esther.