La Paz, Baja California Sur (OEM - Informex).- Esther Sanchéz Avilés es una mujer originaria de Temixco, Morelos, quien tiene un año radicando y viviendo en la ciudad de La Paz, ciudad a la que llegó luego de ser contratada para realizar labores en el campo, lo que llevó a un rancho ubicado en el ejido Melitón Albañez, donde se dedicó a la cosecha de tomate, pepino, sandía, cebolla y otras hortalizas, hasta que decidió dejar su empleo ya que le ofrecieron seguir trabajando, pero en la ciudad de Ensenada, BC.
Comenta que desde chica conoció las actividades de este sector, ya que su padre, quien por su avanzada edad tuvo que dejar de trabajar, se dedicó toda su vida a la siembra de maíz en su ciudad natal. “Estuve trabajando en el rancho pero nos salimos y nos venimos a El Centenario, porque nos dejaron en una tienda de autoservicio que se ubica en el bulevar Agustín Olachea, con la oferta de llevarnos a trabajar a Ensenada, pero hubo un problema y nos dejaron ahí a nuestra suerte”.
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Ante esta situación decidió ponerse en contacto con una persona que había conocido tiempo atrás y empezó a trabajar en los sembradíos que hay en el mencionado ejido. “Éramos 14 personas las que nos quedamos en la misma situación y sabíamos que era una actividad temporal, ya que cuando se termina el tiempo de corte debemos ir a otro lado”.
Su esposo se dedica a la albañilería y ante las necesidades a las que se enfrentan, sus hijos también empezaron a trabajar desde muy chicos en el campo, pero ahora se dedican a otras actividades, recuerda que nunca le gustaron las tareas que se relacionan con este trabajo, pero considera que está viviendo una ironía del destino, ya que se vio obligada a dedicarse a esto.
De momento se dedica a hacer comida que ofrece a las personas que laboran en el campo, les prepara alimentos que ellos se se lleven a su trabajo y con esto cumple dos funciones, una es ayudarlos a tener qué comer durante su jornada laboral y le permite obtener ingresos para su familia.
“Lo veo como una ayuda mutua, ellos no tienen el tiempo ni los medios para prepararse una comida sana y terminan comprando cualquier cosa para quitarse el hambre, y yo estoy necesitada de trabajar en algo, por eso con mi trabajo obtengo dinero y ellos un alimento que más benéfico” refiere.
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Entre los platillos que realiza se encuentran los tamales, mole de panza, pozole, barbacoa y birria, los cuales aprendió a cocinar en su tierra natal y aunque tienen un sazón muy diferente al de La Paz, han sido bien recibidos por sus clientes.
Refiere que ha empezado a formarse un reconocimiento en la venta de comida y esto le ha permitido proyectarse en un área que le parece más atractiva, ya que con la ayuda de su nuera, ha incursionado en las redes sociales, para empezar a ofrecer sus productos, con la intención de empezar a mejorar sus ingresos y la economía de la familia.