La Paz, Baja California Sur (OEM-Informex).- Hace 32 años, un jueves 11 de julio de 1991, una sombra originada por la Luna en islas de Hawai cruzó parte del Pacífico, luego tocó México llegando primero a Baja California Sur a las 11:44 horas y tuvo una duración de casi 7 minutos. “La noche más corta del siglo”, consignaron algunos diarios.
El pronóstico de eclipse total de sol se cumplía puntual y La Paz, Baja California Sur, era el punto perfecto para poder apreciarlo.
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Entrevista
En entrevista con El Sudcaliforniano el profesor-investigador de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), Miguel Ángel Norzagaray, quien desde un campamento científico internacional fue testigo del espectáculo de la naturaleza, recordó su trascendencia.
“La importancia del eclipse del 91 fue su duración, fue el eclipse más largo del siglo XX…da mucha risa que hace unos años, en el 2015, hubo un eclipse que recorrió todo Estados Unidos de costa a costa. Y ellos le llamaban el eclipse del siglo, duró dos minutos y medio, el del 91 duró casi siete”.
En el poblado La Matanza, ubicado a 53.5 kilómetros de La Paz, el momento histórico lo vivieron juntos un equipo de astrónomos y estudiantes de la materia que vinieron de la Universidad Autónoma de Sonora (UNISON). Antonio Sánchez Ibarra fue el líder del grupo, quien conocía al recordado maestro Pepe Farah de Anda, figura clave en aquella gran observación astronómica, ambos ya fallecidos.
Norzagaray era estudiante de matemáticas de esa universidad en la que estuvo adscrito de 1990 a 1993 al Área de Astronomía del Centro de Investigación en Física.
“Yo llegué de estudiante en el 91; nos instalamos en La Matanza, por El Carrizal, allí estuvimos una semana haciendo pruebas y ensayos y el eclipse nos llegó por la espalda del campamento”.
Ganarle un segundo más al eclipse fue el objetivo de esperarlo en aquel agreste lugar en donde se instalaron con planta de luz para atrapar hasta la última sombra. “En el monte se cerraron las flores de los árboles”, recordó el profesor al describir cómo vivió el eclipse.
Además de la rigurosidad y precisión que exigía captar segundo a segundo todo lo que el Sol tenía que decir cuando la Luna hizo cegar la magia del astro, el momento se vivió también como uno existencial que duró minutos.
Treinta y 2 años después se sigue rememorando como el día en que se tuvo la fortuna de poder voltear al cielo y comprobar que los cálculos matemáticos eran correctos.
“El momento en que reporté que había acabado el eclipse fue muy importante…y como gran recuerdo también es el trabajo en equipo que hicimos, porque estuvimos trabajando un año para ese día, y el trabajo en equipo con quienes inmediatamente se convierten en amigos tuyos porque es algo muy intenso..”.
-¿Un eclipse qué le dice al oído a los astrónomos?
-El momento del eclipse es el único en que puedes ver con alta precisión la corona solar desde tierra, porque por fortuna desde finales de los 90, de los 80, existen los observatorios orbitales que le apuntan al Sol y pueden ver la corona”.
El 11 de julio de 1991 eran las 13:46 en Chiapas cuando la sombra de la Luna se despidió de México.
Para los científicos fue el momento perfecto para realizar experimentos y un momento de peligro potencial para la visión; para la prensa fue un hecho noticioso, nota de primera plana; para los artistas un hecho poético; para los supersticiosos un día amenazante; para los más chicos un día sin clases para observar el fenómeno antes de ver las caricaturas en la televisión.
El día 8 de abril de 2024 otro eclipse total podrá apreciarse en México, recorrerá Mazatlán, Sinaloa; Durango, Torreón y Monclova,en Coahuila.
“Cuatro minutos durará el que entrará por Mazatlán, el del 91 duró casi siete minutos porque eran las mejores condiciones, la luna muy cerca de la tierra en el momento del eclipse, si la luna está muy lejos, ni siquiera tapa al Sol, es un eclipse anular…”, explicó Miguel Ángel Norzagaray
“Para mí fue impactante ver el Sol negro, hasta agaché la cabeza como no creyendo, yo quiero ir a Mazatlán a vivir eso”, detalló el profesor.
A Norzagaray alguna vez lo han nombrado astrólogo y hasta astronauta.
-¿Cómo se puede tener la exactitud matemática de cuándo va a ocurrir un eclipse?
-Existe software como Stellarium para computadora y celular, te puedes ir hasta mil años para ver qué eclipse va haber o te puedes ir mil años atrás a ver qué eclipses hubo, pero eso puede calcular desde 1600, siglo XVII, que surgieron la leyes de Kepler”. (conocido fundamentalmente por sus leyes sobre el movimiento de los planetas en su órbita alrededor del Sol).
De acuerdo con la estadounidense Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), el 4 de septiembre de 2100 será el último eclipse del siglo XXI, en el continente africano. Anota que en promedio un eclipse solar se puede ver desde un mismo lugar de la Tierra solo durante unos minutos, cada 375 años aproximadamente.
Un eclipse es un impresionante evento celestial que cambia drásticamente la apariencia de los dos objetos más grandes que vemos en nuestro cielo: el Sol y la Luna. En la Tierra, las personas pueden presenciar eclipses solares cuando nuestro planeta, la Luna y el Sol se alinean.
El profesor afirmó que los eclipses son un recurso didáctico de lujo que debe ser aprovechado por los maestros en las escuelas bajo las medidas de seguridad que siguen siendo las mismas. “Cinco o diez segundos antes de que termine el eclipse deja de mirar, sólo se deben usar filtros solares”.
Recordó que en aquellos años del siglo pasado había muchas bromas, que decían “que mejor pospusiera el eclipse para cuando los niños tuvieran vacaciones”, porque en aquellos años las vacaciones iniciaban en agosto.
-¿ Qué diferencia hay entre los telescopios retro y los de hoy?
-Ya en aquel entonces los telescopios que llevaban los científicos estaban automatizados, los alemanes, los japoneses, llegaban los conectaban a la computadora, calibraban todo, los tiempos, y en el momento del eclipse a gusto se ponían a verlo y la computadora haciendo todo; ya desde entonces habías eso, Ahora con mayor razón.
-¿Qué importancia tiene un eclipse para la difusión de la ciencia?
-El eclipse es una buena manera de comprobar que los cálculos están bien hechos, pero además es un momento, va ganando poco a poco propaganda, va ganando momentum, porque en lo turístico es muy importante.
“El estado (BCS) es muy oscuro, tenemos muy poca población, por todos lados tenemos cielos oscuros, y es una buena promoción para el turismo astronómico que viaja con recursos. La calidad del cielo que tenemos es muy buena”.
En el eclipse del siglo XX, el 11 de julio de 1991, en Baja California Sur no hubo grupos indígenas que danzaran o usaran grandes caracoles como cornetas al estilo de las antiguas culturas mexicas, mixteco-zapotecas. Acá, en esta parte del “Otro México”, no se adora al Sol pero sí se le admira y respeta, por ello se abrazó el acontecimiento como a alguien a quien se ama sabiendo que lo más probable es que no se le volverá a ver.
“El Sol libró una lucha a muerte contra la Luna. En la batalla disminuyó su luminosidad y llegaron a la Tierra sus rayos mortecinos”, narró en su nota una enviada especial del diario el Sol de México.
¿Qué ofrece el turismo astronómico?
El turismo astronómico es una forma especializada de turismo que se enfoca en la observación del cielo y la exploración del
universo.
El turismo astronómico promueve la conservación del cielo oscuro, es decir, la preservación de lugares con poca contaminación lumínica, característica muy propia del estado de Baja California Sur.
Estos lugares ofrecen condiciones óptimas para la observación del cielo estrellado y son valiosos para científicos, astró- nomos aficionados y turistas interesados en la belleza del firmamento. Al valorar y proteger estos espacios, se fomenta la conciencia sobre la importancia de reducir la contaminación lumínica en general.
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El turismo astronómico brinda a las personas la oportunidad de aprender sobre astronomía y ciencias espaciales de una manera práctica y experiencial. Al visitar observatorios, planetarios y lugares con cielos oscuros, los turistas pueden aprender sobre las estrellas, los planetas, las galaxias y otros fenómenos cósmicos, lo que fomenta el interés y la comprensión del universo.
Tal faceta del turismo puede generar beneficios económicos significativos para las comunidades locales. Atrae a visitantes interesados en la astronomía y la observación del cielo, lo que impulsa la demanda de servicios turísticos, como alojamiento, restaurantes, transporte y guías turísticos. Esto puede contribuir al crecimiento económico de regiones que cuentan con observatorios o lugares con condiciones favorables para la observación estelar.
Muchos destinos turísticos astronómicos también se utilizan para la investigación científica. Los observatorios y los telescopios ubicados en lugares turísticos a menudo se utilizan para estudios astronómicos y descubrimientos científicos. La financiación generada por el turismo puede contribuir al mantenimiento y desarrollo de infraestructuras de investigación, lo que beneficia a la comunidad científica en general.
La curiosidad, el asombro y la inspiración de las personas llega con la contemplación de las estrellas y otros fenómenos cósmicos puede generar una profunda conexión con el universo y estimular la imaginación y la creatividad. Además, el turismo astronómico puede motivar a interesarse por la ciencia y la exploración espacial, lo que puede tener un impacto positivo en la sociedad en términos de avances científicos y tecnológicos.
La educación científica, el desarrollo económico, la conservación del cielo oscuro, la investigación científica y la inspiración personal, hacen del turismo astronómico una importante fuente de visitantes en los destinos con cielos más oscuros.