La Paz, Baja California Sur.- Cada año sin falta, llegaa nosotros la temporada de huracanes, enmarcada por junio yoctubre, cuya llegada es casi un ritual sudcaliforniano. Apenas ylas nubes tapan al sol, cuando ya se pone en duda el curso normaldel día, y no falta la expresión: “¡Ahí viene la lluvia!”,en cada plática o el típico: “¿Habrá suspensión delabores?”.
Ahora, en lugar de esperar la sesión del Consejo Estatal deProtección Civil vía radio, miran las transmisiones en vivo, enla espera de que sean canceladas las actividades laborales yacadémicas, y poderse quedar en casa a pasar un tiempo enfamilia.
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ARROYOS, EL RETO
Aquellos que trabajan a pesar de la lluvia, se enfrentana verdaderos retos al querer transitar las calles de la ciudad quese convierten en arroyos, y que esconden baches, basura, y todaclase de desechos que podamos imaginar. Sin embargo, muchosfrustran su traslado al encontrarse a los grandes arroyos de lasavenidas principales, con dimensiones imposibles decruzar.
En las casas prevalece la dicha de estar en familia, y comen,platican, leen, ven películas, etcétera… siempre acompañadosde un buen café, un pan, tortillas de harina, chimangos,empanadas, machaca, y un sinfín de deleites que no tienen límitepara la gastronomía choyera.
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Después de que la ciudad se congela por uno o dos días,regresa a nosotros el calor abrazante de la temporada, un poco máshúmedo, sin embargo para muchos vale la pena pagar ese costo porlos días de lluvia que nos cambian la rutina diaria y nos une comosudcalifornianos.