Se escucha al fondo una melancólica Sólea, un poema andaluz de tres por cocho con coplas de tres versos.
Ubicada en la región de Andalucía, hermosa ciudad de la provincia de España, capital del pueblo de Granada.
Lugar que enaltece el alma por su calor flamenco, esplendor histórico, arte y cultura que es preservada en cada suspiro.
Donde se oye cantar y hablar mucho, sitio de notable brillantez, por la fusión de cultura musulmana y católica.
Pueblo de origen árabe, joya de Nazarís, cedida a la Corona Española en 1492 después de un reinado glorioso.
Tras la conquista, los Reyes Católicos destruyen los símbolos y edificios más simbólicos proclamando la conquista, curiosamente.
Deciden conservar la Alhambra, el Palacio Nazarí y el Generalife, rodeado de viñas, jardines y fuentes, pero ahora con símbolos católicos.
Curiosidades de la obra muestran, de hecho, como transforman la mezquita en iglesia, hacen cambios e inscriben en las paredes el sello real, como si fuera posible suplantar el arte ajeno con sólo un deseo.
Conservan este complejo arquitectónico, seguramente por su belleza y por ese círculo que representa la tierra como eje central que aun hoy es visitada por turistas de todo el mundo, tras largas horas de espera e incluso reservas anuales y pagos previos.
Porque la Alhambra lleva impregnado en las paredes el esplendor musulmán que afirma su dominación histórica universal en el pueblo de Granada; mismo que se une visualmente a la construcción y arte contemporáneo.
Luego convertido en un imponente palacio renacentista, porque es remodelado por sus nuevos Reyes con nuevas construcciones, dando origen a dos formas opuestas de comprender la estética, y al final todos estos universos conviven armoniosamente y las mezclas se notan en la arquitectura y en su hermosa ciudad de paredes blancas y verdes montes.
Joya donde se cree también convive la influencia de carácter italiano, francés e inglés, inspiración que retoma Granada luego del franquismo.
Hoy una ciudad de fisonomía totalmente europea según se cree, pero al visitar el Sacromonte y el Albacín, barrios embajadores del mestizaje, donde fueron expulsados tras la conquista gitanos, musulmanes y todo rastro del pasado, donde hoy se reconoce y conoce el alma de Granada, donde disfrutar del auténtico baile flamenco y sus cantadores apasionados por cantar y reír, es descubrir la esencia de un pueblo que canta y habla mucho, llenarse de ese mensaje de fuerza a través de su música y cafés, conocer sus calles empinadas de paisajes joviales, faroles y artesanía de madera y cerámica azul, y saborear su gastronomía casera… es enaltecer el espíritu.
Visitar el Generalife y la Casa del Carmen es parada obligada porque esta casa típica granadina sencilla en el exterior, parte intima de granada, con su disfrutable patio central con sus frescos muros, jardines y plazuelas centrales, nos enseña la definición de hogar de un granadino, donde la fusión de fisonomías es fácil de hallar, encuentro de árabes gitanos, gente diferente que es fruto de oriente y occidente, donde observar la dimensión de un verdadero mito y música gitana llena de sol y fuerza: promesa de un pueblo que canta.