La Paz, Baja California Sur.- La abogacía es un terreno muy aguerrido, en el que se ponen en juego el prestigio, la experiencia, la audacia, la estrategia y el conocimiento, más cuando se trata de abogados litigantes, que trabajan de forma independiente, entregándose a sus casos y con la idea clara de que no hay casos fáciles y rápidos, pues estos están llenos de sorpresas.
ABOGADO PENALISTA
Desde hace 10 años, Hiram Vladimir Gutiérrez Guerrero se dedica al litigio, trabajo que lleva 6 años desempeñando en la ciudad de La Paz, en donde actualmente es presidente de la Barra de Abogados de Sudcalifornia, y se desempeña como abogado penalista, es decir, representa a personas sentenciadas a prisión o que están siendo procesadas por delitos y tiene prisión preventiva oficiosa o excepcional.
En su experiencia ha encontrado una estabilidad laboral, en la que menciona, todo el año hay una demanda igual de servicios de abogacía, mientras que los casos que más atiende son por delitos que tienen que ver con asuntos sexuales, patrimoniales y contra la familia.
RETOS EN UN CASO
Entre los principales retos que enfrentan como abogados, se refiere a su trato con su cliente, el cual espera que le sean solucionados sus problemas inmediatamente, pero desconocen el Código penal vigente y el Código nacional de procedimientos legales que son los que marcan la pauta en el avance de cualquier proceso penal, “tanto la víctima quiere que se le repare el daño de una manera pronta, como los imputados en ocasiones tienen un grado de participación y no son conscientes. Todos los casos tienen su nivel de complejidad”.
También da un fenómeno interesante que se presenta como un reto ante todo abogado: poder llevar más de un caso y hasta múltiples casos a la vez, lo cual implica tener largas jornadas de trabajo asistiendo a audiencias, estar actualizado en cada uno de los casos, y lidiar con el estrés.
Finalmente, dentro de todo ese ajetreo, Hiram Gutiérrez menciona que siempre trata de no perder de vista que está tratando con personas y brindarles un trato humanitario, pues además de abogado se convierte en su amigo, psicólogo, etc., “esto aunado de los operadores judiciales, como los juzgados, ya se vuelve una tarea que necesita amplia destreza, paciencia, empatía y un alto grado de tolerancia a la frustración y a los resultados adversos que son el pan de cada día en cualquier proceso, porque esperas una cosa ,y salen con una cosa diferente”.
El mejor caso depende de la óptica de cada abogado, en el que por tener el mejor caso, que puede ser el que mejor prestigio les dé, el más novedoso o el que pueda dejar un precedente de jurisprudencia, en ese proceso el gremio se tiende a volver competitivo, se fracciona y genera malas prácticas, por lo cual Hiram exhorta a que la mejor manera de celebrar el Día del abogado es contrarrestando esto con unidad.