La Paz, Baja California Sur.- La cantante de ópera, Liliana del Conde, reconocida por su trayectoria y actualmente directora de Ópera sin Límites, compartió los desafíos y sacrificios detrás de una carrera en el canto operístico.
Nacida en la Ciudad de México, con raíces sudcalifornianas y veracruzanas, y establecida en La Paz, Baja California Sur, Del Conde detalla los aspectos menos conocidos de esta disciplina, la cual, exige tanto una preparación académica extensa como un cuidado físico riguroso.
"La formación en ópera es una carrera paralela a los estudios convencionales" explica, al comentar que en comparación con carreras como ingeniería o derecho, los músicos no cuentan con un tronco común que los guíe desde la secundaria o preparatoria.
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Esto significa que quienes desean dedicarse a la ópera deben comenzar su preparación en la adolescencia, usualmente en actividades extracurriculares por las tardes, para adquirir habilidades como solfeo, teoría musical, y control vocal antes de aplicar a una universidad especializada en música.
"Si llegas a los 18 años sin haber dominado estas herramientas, es difícil pasar los exámenes de admisión a una universidad de canto".
La educación musical en México, según la artista, presenta otro obstáculo importante debido a la escasez de programas especializados en estados como Baja California Sur, lo cual obliga a muchos estudiantes a trasladarse a ciudades como Ciudad de México o Guadalajara, donde los costos de vida y de estudio suelen ser elevados.
Esto convierte a la educación operística en un proceso costoso, accesible solo para quienes pueden cubrir estos gastos. Del Conde resalta que, aunque instituciones como la Universidad Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) ofrecen opciones públicas, muchos estudiantes no tienen otras alternativas que acudir a escuelas privadas, encareciendo aún más su formación.
El arte de la ópera: multidisciplinario y exigente
La ópera combina múltiples disciplinas, y una vez que los cantantes completan su formación académica deben dominar teatro, danza, y dramaturgia para ofrecer una experiencia integral en el escenario.
La operísta describe el proceso de preparación para una obra como "Don Giovanni", donde los artistas se organizan individualmente durante meses antes de iniciar los ensayos con el director de escena.
"Cada elemento debe estar perfectamente sincronizado: la música, el canto, la actuación y la escenografía”.
La artista también reflexionó sobre las complejidades de mantener su "instrumento" principal: la voz. A diferencia de otros instrumentos, el cuerpo humano responde de manera única a factores externos como la alimentación y el clima.
"Cada cantante tiene su propio ritual, porque el instrumento es el cuerpo. Algunos necesitan evitar ciertos alimentos, otros prefieren un clima controlado, pero cada quien aprende a conocer y respetar su cuerpo".
Ella también comentó beber grandes cantidades de agua para mantener sus cuerdas vocales hidratadas debido al clima seco de La Paz.
Rituales y diferencias personales
Expuso que aunque algunos cantantes desarrollan rituales estrictos, como evitar el aire acondicionado o el consumo de ciertos alimentos, subraya que cada artista debe encontrar lo que mejor le funcione.
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"No puedo generalizar, cada organismo reacciona de forma distinta", indicó. Al ser vegetariana, ha aprendido a adaptar su dieta y hábitos a las exigencias de su voz, ignorando creencias populares que recomiendan el consumo de alimentos específicos para mejorar la calidad vocal.
Para muchos, las exigencias de esta carrera pueden parecer abrumadoras, pero para Del Conde, cada esfuerzo merece el tiempo y la intención de hacerlo posible.
"La ópera es un arte total, es la combinación de música, teatro y danza. Es un ejercicio multidisciplinario que demanda dedicación absoluta y pasión”, finalizó.