La Paz, Baja California Sur (OEM-Informex).- A finales de la década de los años cincuenta era muy común que muchas personas anduvieran en la calle a deshoras de la noche, pues la población paceña como quien dice se conocían, ya sea de vista o bien tenían cierta amistad, por esos mismos días se empezó a correr un rumor de que en la noche se aparecía una niña, hecho que para muchas personas les empezó a parecer algo descabellado. En ese lapso de tiempo corría el mes de agosto, que si bien es cierto comienza a ser uno de los meses en donde más se presentan lluvias, mismo que muchos jóvenes aprovechan para salir de sus casas y platicar con sus amigos.
Dos jóvenes habían decidido dar una vuelta al malecón para ver cómo había quedado tras las lluvias y cuando venían de regreso pasaron por la Catedral de Nuestra Señora de La Paz y es cuando de la nada aparece un pequeño bulto blanco en medio de la calle, hecho que no le tomaron por importancia, pero al pasar los segundos resplandece una pequeña niña que al mismo tiempo se pierde entre la nada.
Uno de los jóvenes se puso en alerta y en todo momento volteo para buscar a la niña y como por arte de magia volvió a aparecer pero esta vez gateando, hecho que los desconcertó pues ambos jóvenes pensaron que la niña estaba jugando y al estar realizando ese acto en el suelo se había lastimado, pero no, simplemente la niña comenzó a girar su cabeza para perderse en la nada. Ambos testigos de ese hecho tan abominable salieron corriendo hasta sus casas, para resguardase de la niña de la Catedral.
CON LOS AÑOS SUS APARICIONES FUERON RECURRENTES
A inicios de los años ochenta, la leyenda de la Niña de la Catedral ya se había disipado un poco y los incrédulos comenzaron a burlarse de lo que se decía y es cuando la Niña decide nuevamente aparecer para su imagen siguiera siendo el motivo de muchas noches sin dormir.
Suscríbete aquí a la edición digital de El Sudcaliforniano
Tal es el caso de una joven que al salir de la secundaria decide ir al centro de la ciudad para comprar algunas cartulinas y plumones para realizar una actividad escolar y ya caída la noche se le aparece la niña, pero esta vez no había risas ni goteos, sino una mirada perpetrarte y es cuando la joven corre y se refugia en la catedral, hecho que le fue de gran ayuda, pues la pequeña ente había desaparecido nuevamente.
Los sucesos fueron aumentando con el tiempo, hasta que un buen día una buena samaritana colocó una veladora para darle descanso al alma de la niña, a partir ese momento ya nunca volvió a aparecerse, pero aun hay quienes dicen escuchar pequeñas risas cuando pasan por la catedral.