Comondú, Baja California Sur (OEM-Informex).- A través de la historia la moda se han comunicado las crisis económicas, así como las épocas de bonanzas, cuando hay ropa pequeña anuncia que la economía se encuentra más estable, por lo contrario, si las prendas son grandes o largas se dice que se está en recesión, esto sucede gracias a que, al realizar la ropa en serie en las fábricas, se tiene que ahorrar en espacio y al colocarse los patrones de una prenda pequeña produce muchos sobrantes, lo cual significa perdida de dinero.
Esta teoría surge en los años veinte y se le llama “estudio del dobladillo” realizado por el economista George Taylor, se han hecho varios estudios para corroborar esta teoría, durante la gran depresión las faldas se alargaron hasta la segunda guerra mundial cuando sale el “new look” de Dior, donde las faldas se ampliaron, llegaron los sesenta junto con la minifalda que fue donde la economía mejoró, viene después la crisis de los setenta donde se vuelven a alargar las faldas y llegan los pantalones tipo campana, a mitad de los años ochenta se van acortando de nuevo, a mitad de la década y con la llegada de la crisis mundial se hicieron populares las prendas grandes.
Llegan los avances tecnológicos y la derrama económica que esto trajo hace que las prendas se manufacturen muy pequeñas, no sólo fue en faldas también afecto la moda masculina y en general. En Asia existe también una teoría sobre el largo del cabello, la cual dice que el cabello corto representa alta bonanza, ya que es más caro mantenerlo y el cabello largo se lleva más fácil.
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Actualmente vivimos en una etapa de transición en donde ambas tendencias, ropa pequeña y ropa grande están de moda, gracias a la pandemia regresaron las prendas grandes, pero los usuarios están cansados de utilizar ropa “cómoda” que les recuerda el encierro, la gente quiere ropa pequeña, pero siguiendo con los estudios la ropa aún sigue en mayor tamaño lo cual comunica que seguimos en una crisis.