La Paz, Baja California Sur (OEM-Informex).- Una de las leyendas más fascinantes y representativas de Baja California Sur es sin duda la de La Animita, ya que tiene en su haber elementos de tragedia y heroísmo, combinadas con la inocencia de un niño que fue capaz de sacrificar su vida por la de su padre.
Esta historia por décadas fue motivo de culto, ya que hay un lugar donde todo aquel puede llegar, incluso hasta los incrédulos volteaban a ver el sitio. Desgraciadamente en la actualidad se escucha poco de ella, las nuevas generaciones no entenderían el sinfín de emociones que causaba acudir al pequeño lugar ubicado en las calles General Félix Ortega y 5 de Febrero, a espaldas de la Secundaria Morelos, en la ciudad capital.
SE LE ADJUDICABAN MILAGROS
Muchos estudiantes de la mencionada institución educativa, llegaban con velas y juguetes para pedirle a La Animita (José Lino de Jesús) que les ayudara a pasar de año, al igual que adultos que llegaban desesperados para que se les concediera un milagro. Así fue por mucho tiempo, el mismo que consumió las paredes de la capillita, hasta quedar en el abandono total, esos jóvenes se transformaron en adultos, tuvieron hijos e hijas, nietos y nietas, olvidando por completo pasar a sus generaciones un arraigo cultural propiamente sudcaliforniano, alejados de toda tecnología que nos envuelve en la actualidad.
Hace meses una persona que prefirió guardar su identidad mando restaurar la Capillita de La Animita, dejándola en perfectas condiciones, hasta el terreno complemente limpio, pero las lluvias aunadas con la humedad, el vandalismo y los indigentes han hecho que poco a poco este regresando a ser un lugar que despierta inseguridad.
La leyenda de La Animita va mas allá de los típicos tópicos que construyen una barrera generacional, sino más bien se aferra a vivir a pesar de la poca difusión que se le da, a pesar de estar ubicado en un lugar donde la ciudadanía la ve de lejos todos los días.
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LA HISTORIA
Un 11 de noviembre de 1866 José Lino de Jesús de tan solo 11 años de edad es amarrado y arrastrado por toda la zona que en esa época estaba lleno de matorrales, piedras y choyales, ya que unas horas antes de ese terrible hecho había acudido a una celda donde se encontraba su padre y había pedido a gritos a un soldado que intercambiaran los papeles y que fuera él quien debería sacrificarse por su familia.
Así fue como los soldados cometieron la barbarie que fue orquestada por el cabo Crispín quien era conocido por ser sádico y despreciable, el macabro hecho fue visto por el padre, quien no podía creer lo que estaba viendo, pues su hijo dio su vida por él, hecho que lo convirtió en leyenda con el paso de los años.