La Paz, Baja California Sur (OEM-Informex).- Muchos de los fenómenos meteorológicos que han sacudido a Baja California Sur se han llevado vidas humanas, en algunos casos por la imprudencia de las personas y en otros, por el poco tacto que pueda existir de algunas autoridades a lo largo de la historia, aun así resulta impactante cuando los que pierden la vida son menores de edad, por ello el relato del niño de la lluvia que se aparecía en las calles nos hace recordar lo frágil que puede ser un descuido.
Corrían los años 70 y un accidente vehicular se había llevado la vida de un pequeño niño de escasos 6 años de edad, puesto que este mismo había salido corriendo de su casa al caer la lluvia y al no ver a un automóvil que pasaba por el lugar, este mismo tristemente le arranco la vida.
ENTERRARON SUS JUGUETES
Al paso de los años su familia de escasos recursos económicos decide irse de la ciudad capital para buscar nuevas oportunidades de trabajo y así poder salir adelante, pero eso sí nunca olvidaron a su hijo, por lo mismo en lo que era su hogar enterraron sus juguetes y ropa.
Décadas después, es decir los años 90 la aparición de un niño cada año comenzó a ser muy recurrente, sobre todo cuando dejaba de llover, pues en los charcos se dibujaba una carita traviesa que solo los niños y niñas podían ver.
En esos mismos años una familia había comprado la casa donde por varios años vivió el menor fallecido y al comenzar con las modificaciones que tendría el patio comenzaron a salir ropita y juguetes de niño entre ellos una pelota de Futbol, que todavía conservaba su forma original, a pesar del tiempo transcurrido.
Corrían los años setenta y un accidente vehicular se había llevado la vida de un pequeño niño de escasos 6 años de edad, puesto que había salido corriendo de su casa al caer la lluvia y atravesar la calle cuando pasaban los automovilistas
Los nuevos inquilinos dejaban que sus hijas salieran a jugar al patio de su casa, pues consideraban que era mejor a que salieran a la calle y cada vez que se formaban charcos de agua, ya sea porque el vital líquido se tiraba, un pequeño niño hacia su aparición para hacer travesuras. Las llaves de los carros y cuartos cambiaban de lugar, las luces se apagaban o los televisores se prendían solos, hecho que comenzó a llamar la atención de los padres de familia.
Por esos días fueron muy recurrentes las lluvias ya que había llegado el mes de agosto.
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En una ocasión las pequeñas niñas comenzaron a hablar solas como si platicaran con otra persona a lo que su madre les pregunto que porque reían tanto y estas contestaron que platicaban con un niño muy simpático, que no deseaba ser visto porque no quería que lo regañaran. La asustada madre comenzó a indagar con los vecinos la historia que le destrozaría el alma, descubriendo al poco tiempo la historia del niño que salía con la lluvia para jugar.
Ante ello la madre fue con sus hijas a la iglesia y tomo en un recipiente pequeño agua bendita, después compró unas velas y rezo por el alma del niño para que descansara en paz, pues no consideraba justo que anduviera penando y aunque no hiciera daño, era justo y necesario que el pequeño encontrara el camino.
Con el tiempo sus apariciones se fueron disipando, las niñas se transformaron en adultos, pero eso sí nunca olvidaron al pequeño niño que las hizo reír.