La Paz, Baja California Sur.- Marco Antonio Pérez Camacho cumplió su deseo de vida; materializó su sueño y lo transformó en una identidad. A sus 70 años, cuenta con alegría y nostalgia los más de 50 años de trayectoria con uno de sus principales acompañantes: su motocicleta.
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En Marco Antonio se percibe un carácter fuerte, tenaz y sobre todo, resiliente. Mantiene una mirada segura y una complexión física fornida, en la cual demuestra que, ante todo, “no hay edad para hacer las cosas”; pues, grande o joven, siempre hay tiempo para materializar sus pasiones.
Oriundo de la capital del estado, describe “mi motocicleta ha sido gran parte de mi vida durante un largo tiempo”. Fue su principal medio de transporte y su apoyo durante sus actividades laborales, al haber trabajado para medios de transporte terrestre.
“Fui inspector federal de transporte por 16 años y 15 como inspector federal en la capitanía de puerto. Ahí como la vez, también tengo algo de experiencia en transporte terrestre y marítimo”, narró.
Con el paso de los años, su pasión cada vez se hacía más profunda; ya no solamente dentro de su ámbito laboral y personal, sino que también acrecentaban esas ansias por querer unir personas y crear comunidad bajo la esencia motociclista.
LOS LOBOS DEL CAMINO: COMUNIDAD QUE UNE A LA BAJA
Fue en 2008 cuando Marco Antonio, en compañía de otros 3 amigos, formó el motoclub “Los Lobos del Camino BCS La Paz”. Algo que inició por simples palabras, se convirtió en un proyecto que, a la fecha, refuerza su sentido de vida y pertenencia.
“Es un grupo con el mismo fin, disfrutar las motos”; así se describe el motoclub, el cual representa la unión y compañerismo entre sus integrantes.
Marco Antonio es una persona que inspira, por lo que no hay problema alguno en reunir y motivar a la población afín a sus gustos por la motocicleta. De hecho, logró unir lazos en el estado fronterizo, pues ha recorrido la península de Baja California 8 veces.
Con una sensación de libertad, su travesía atravesó por toda la carretera Transpeninsular; recorrió 1,470 kilómetros, hasta llegar al kilómetro 1, en Tijuana, Baja California.
NO HAY RESPETO EN LAS CALLES DE BAJA CALIFORNIA SUR
“Rodar en moto es una pasión; pero también es inseguro, porque aquí en mi tierra no hay cultura vial; nos falta mucho conocer sobre las vialidades, las señales. Cómo conducir y respetar al motociclista, ciclista y peatón”.
Con tales palabras, Marco Antonio reconoce que Baja California Sur, al igual que toda la península, afronta la ausencia de una cultura que salvaguarde el bienestar de los transeúntes.
“Se necesita un curso de mínimo 6 meses para otorgar una licencia, pero se necesita que den los cursos gente con mucha experiencia. No cualquiera, ni aunque esté vestido de policía o de tránsito, ya que a veces ni ellos saben conducir”, comentó
El Reglamento de Tránsito Municipal de La Paz estipula que los conductores y tripulantes de motocicletas, de cualquier tipo, deberán llevar casco y lentes protectores. Además, señala la obligación de circular por el carril de la extrema derecha y utilizarán un sólo carril, evitando circular en forma paralela con otros vehículos similares.
También, puntualiza que las motocicletas con motor de un cilindraje mayor de 250 centímetros cúbicos están en la obligación de acatar las mismas disposiciones que lo establecido para los automovilistas. Sin embargo, Marco Antonio asevera que aún hay mucho por hacer en temas de movilidad y transporte en el estado, a nivel cultural.
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No por nada en 2022, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), los accidentes de tipo colisión por motocicleta fueron los terceros más comunes [538 accidentes]; solamente por debajo de choques automovilísticos [3 mil 815 accidente] y con objetos fijos [632]. Asimismo, se indica que la cifra de motocicletas registradas en circulación, a nivel estatal, es de 15,413; frente al 2021, año en el que circulaban 12,413 motos.
Así, entre sus remembranzas, relata los accidentes vistos, pero también vividos en carne propia. Esta actividad para nada exenta situaciones de riesgo, en las cuales inclusive su vida podría correr peligro.
“Me he accidentado unas 4 o 5 veces, no le miento, en La Paz han sido 1, 2, 3 veces. Las otras fueron allá por Mazatlán y Colima. Aún queda mucho por contar sobre esto”, relató
En efecto, aún queda mucho por contar de la vida de Marco Antonio; pero, tal como él asegura, “esa historia quedará para otra ocasión”.