La Paz, Baja California Sur. (OEM-Informex).- Si hay alguien que sabe de vencer las adversidades de la vida, incluidas con las que se nace, ese es Martín Yáñez Flores.
Desde hace ocho años él es de los primeros en llegar a trabajar cada día a las seis de la mañana, en un negocio de birria del Centro Histórico de La Paz, los Tacos Toño, que se anuncia con un letrero y no necesita mayor marketing que el aroma de lo que allí se sirve.
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En 2013, Martín viajó por avión casi 1500 kilómetros de Salvatierra, Guanajuato hasta esta ciudad, vino de vacaciones a visitar a una hermana, y como siempre, este destino de encanto de puerto, lo recibió como se recibe a un amigo.
Martín se encarga de diversas labores en la taquería, de manera muy rápida; lleva cosas que se necesitan, alcanza las salsas, tortillas, verduras, y siempre pregunta si es con todo. Platica con alguien cuando es posible, porque en el negocio nadie para; la birria debe servirse caliente. Todo sucede bajo un gran árbol de la India que da sombra a las decenas de comensales que allí se reciben al aire libre.
PROPÓSITO CLARO
Entre la algarabía del lugar, Martín no se aleja de un propósito claro: le gusta hacer bien su trabajo cumpliendo con sus responsabilidades; él ha visto que muchos lo han intentado, pero no aguantan tener que empezar a laborar desde muy temprano.
Él no se considera ni millennial ni de cristal. “Ser de cristal depende de cada quien”. Él es un joven de 34 años que ha enfrentado a la discriminación pero siempre ha luchado. “Nunca me he dejado rendir, nada ganas con deprimirte, también tengo una prótesis en una pierna porque así nací, no fue por accidente”.
Martín sólo le teme a las alturas y por eso prefiere viajar en barco. “De niño me dejaron valerme por mí mismo, no sólo mis padres, en sí toda mi familia”.
En su otra tierra él inició estudios de una ingeniería industrial en el Instituto Tecnológico Superior de Salvatierra, pero ya no ha pensado en regresar, aunque su preparatoria le trae buenos recuerdos y extraña las tortillas de maíz que hace su mamá, a La Paz ya no la deja, porque además de la birria le gustan los mariscos.. ”Nunca he comido ciruelas del Mogote, pero aquí me quedé”, dijo bromeando.
Existe un relato sudcaliforniano que narra que un conflicto entre tribus que habitaban la zona del mogote, un espacio de arena dentro de la bahía de La Paz, se resolvió regalando ciruelas. De allí se deriva la idea de que si consumes las ciruelas eres conquistado.
Cuando ha vuelto a su municipio ya no se siente igual, porque como buen paceño, añora regresar, llegando por mar como los conquistadores, en busca de tres tesoros: tranquilidad, propósito y amistad.
Martín tiene a sus padres; diez hermanos y treinta sobrinos, y sí le gustaría ser papá, pero por el momento se encuentra concentrado en salir adelante por sí mismo, siendo un ejemplo sin querer serlo, porque no conoce pretextos para no lograrlo.
Tal vez su nombre no sea una casualidad, porque las enciclopedias dicen que Martín se deriva del latín "martius" y significa "consagrado a Marte, dios de la guerra para los antiguos griegos y romanos".
Él conoce las estadísticas de desempleo en México, en el estado y en la ciudad pero no es parte de ellas.
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De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI, en el primer trimestre del 2023, en La Paz existen más de 3 mil desempleados, y en toda la república, 34.3 millones de personas no laboran por impedimentos físicos, obligaciones familiares u otras condiciones.
Al final de la jornada en Tacos Toño, hay que barrer, guardar trastes y energía para empezar al siguiente día muy temprano, porque los clientes siempre esperan. Allí se abre de domingo a domingo, el negocio sólo cierra en viernes Santo y fechas decembrinas.
Martín no necesita que se lo recuerden y en su perfil de WhatsApp lo confirma: 'Only God can jugde me' (Sólo Dios puede juzgarme).