La Paz, Baja California Sur (OEM-Informex).- Miguel Ángel Miranda Valdez es un pequeño de 10 años originario de La Paz, Baja California Sur, a su corta edad ha dedicado gran parte de sus horas diarias a la música, toca el acordeón, requinto y bajo. Desde sus primeros años ya sentía interés por la música, los juguetes los cambió por instrumentos musicales, aseguró su madre, Silvia Lissette Valdez Amador.
“Desde pequeño fue su gusto por la música, entre 1 y 2 años ya se ponía las manitas en las costillas simulando que tocaba el acordeón, después inició su gusto por la guitarra. El tiempo libre que tiene es para dedicarlo a ver vídeos de la música que le gusta y se la pasa ensayando, buscando la manera de sacar el tono de la canción, nunca ha ido a clases de música”.
De inicio, sus primeras presentaciones fueron en eventos escolares y familiares, después logró tocar con grupos musicales de La Paz y Los Cabos. Su gran pasión y talento en la música le llevó a tocar recientemente en un escenario a lado de Los Migueles De Miguel Montoya, una exitosa agrupación de Sinaloa. Miguel Montoya, líder de dicha agrupación quedó impresionado con el talento del pequeño Miguelito.
“Da mucho gusto encontrarse con este tipo de sorpresas tan lindas, ustedes digan sino, este niño Miguelito es un gran talento que con toda seguridad sabemos que va a lograr algo en su vida, tiene bastante futuro en el arte de la música, nuestros respetos y agradecimientos con él por seguir nuestro estilo, felicidades” expresó en sus redes sociales, el famoso cantante exintegrante del dúo Miguel y Miguel.
El apoyo de su familia ha sido incondicional, aseguran estar a su lado siempre y en todo momento. La música es lo que más disfruta Miguelito
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El pequeño es el orgullo de la familia, quienes admiran su talento ante la gran dedicación que tiene por la música, a sus 10 años ya tiene sueños por los cuales está luchando, busca ser de los mejores requintistas del estado, tener su propio grupo musical, grabar sus propios videos musicales y salir en la televisión.
“Cada vez es mejor en lo que hace, me siento muy feliz y orgullosa por sus logros, esto es algo que se le da sin esforzarse, estamos sorprendidos del desarrollo y la evolución, a los 5 años ya tocaba acordeón, a los 6 años inició su gusto más por la guitarra y ahí ni quien lo detenga con el requinto”.
El apoyo de la familia ha sido incondicional, aseguran estar a su lado siempre y en todo momento. La música es lo que más disfruta el pequeño, quien todos los días lucha para seguir aprendiendo, esforzándose para ser el mejor músico.