La Paz, Baja California Sur.- En Sudcalifornia llevar un acompañamiento profesional en el proceso de un duelo por la pérdida de un ser querido cuesta en promedio 700 pesos por sesión. El número de consultas varía dependiendo de cada paciente.
Los tanatólogos y tanatólogas son los profesionales que abordan el tema de la muerte cara a cara. No existen cifras de cuántos existen en todo el estado.
Georgina Huerta, psicoterapeuta y especialista en tanatología, explica que el duelo es un proceso único y personal que depende de factores, como la historia individual, la relación que se tenía con la persona fallecida y las circunstancias de la pérdida.
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También señala que, aunque cada individuo procesa el duelo a su manera, en algunos casos puede ser necesario el acompañamiento profesional para sanar heridas profundas.
"El proceso de duelo es exclusivo de la persona que lo vive, porque tiene que ver con su historia... y con el vínculo que tenía con esa persona que ya no está".
Un proceso único e intransferible
El duelo, explica la profesional, puede compararse con una herida física. Así como existen rasguños superficiales que sanan rápidamente, hay heridas profundas que requieren cuidados especiales y un tratamiento prolongado.
Las pérdidas repentinas, traumáticas o violentas, como en los accidentes o los crímenes, tienden a hacer el duelo más complejo, aumentando la necesidad de apoyo tanatológico. “Dependiendo del tipo de herida, va a ser el tratamiento que se dé”, aclara.
En este sentido, indicó, el tanatólogo actúa como un guía respetuoso, acompañando al doliente sin juzgar sus emociones y ayudándolo a navegar por las diversas etapas del duelo.
A diferencia de un psicólogo, el enfoque del tanatólogo se centra en aceptar y respetar el proceso personal y la manera en que cada individuo maneja la pérdida.
“Algo que es común socialmente es descalificar el dolor con palabras como ‘no deberías sentirte así’... estos comentarios, aunque bien intencionados, no ayudan a la persona”.
Etapas del duelo
El proceso de duelo suele dividirse en varias etapas. Cada una de ellas representa un paso en el camino hacia la aceptación y el crecimiento personal. La primera etapa, conocida como negación, se caracteriza por el shock inicial ante la pérdida, un estado en el que la persona se resiste a aceptar la realidad.
“Se cierra la habitación, se dejan las cosas intactas, es una manera natural de protegernos del dolor”.
La etapa de negación suele dar paso a la ira, donde el dolor se transforma en enojo hacia la vida, el destino, o incluso la persona que ha fallecido.
“Es un enojo por el cambio que se nos impone, por la manera en que nos arrebatan nuestra vida como la conocíamos”.
El siguiente paso, advierte la especialista, es la negociación, en la que el doliente intenta llegar a un acuerdo interno con la vida, buscando sentido y tratando de encontrar una razón para la pérdida.
Finalmente, llega la etapa de la depresión, que Huerta describe como un “bajón” emocional que lleva a la introspección. Durante este periodo, el doliente puede sentirse hundido en un pozo de soledad y tristeza.
Sin embargo, esta etapa es fundamental para el proceso de duelo, ya que permite a la persona reflexionar, aprender y reconfigurar su visión de la vida.
“Es en este momento cuando la red de apoyo, amigos, familia y seres queridos, se vuelve esencial. Son ellos quienes lanzan una soga para ayudar a subir, aunque es la persona en duelo quien debe hacer el esfuerzo de tomarla y salir”.
La búsqueda de ayuda: tanatología y sociedad
A pesar de que todos los seres humanos tienen la capacidad de procesar un duelo de manera natural, el acompañamiento tanatológico se ha convertido en un recurso esencial para muchas personas en Baja California Sur.
La profesional mencionó que, aunque en el pasado era menos frecuente, hoy en día más personas, especialmente mujeres, buscan este tipo de asesoría.
“Vivimos en una sociedad en la que tradicionalmente se enseña a los hombres a reprimir sus emociones. Ellos deben ser fuertes, no pueden mostrar debilidad... aún estamos aprendiendo a pedir ayuda, y es por eso que son más las mujeres quienes buscan la tanatología”.
El duelo no es un proceso rápido ni “bonito”, recalca. La pérdida de una persona querida no es algo que pueda superarse en días; como toda herida profunda, requiere tiempo, atención y cuidados constantes.
En el acompañamiento tanatológico, se busca precisamente darle al doliente las herramientas para sanar a su propio ritmo, reconociendo que el duelo es un proceso doloroso pero que puede, al final, traer crecimiento y aceptación.
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La tanatología realiza un abordaje terapéutico que busca ayudar a las personas a encontrar un sentido y aceptación a algún proceso de ausencia significativa. El término tanatología proviene del griego thanatos (que significa muerte) y logos (que significa estudio).
En Baja California Sur, las enfermedades del corazón encabezan la lista de causas de muerte con 937 defunciones en 2023, seguidas de los tumores malignos con 604 fallecimientos, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Otras causas de mortalidad como la diabetes, accidentes, influenza y neumonía suman cientos de pérdidas anuales, dejando una profunda huella en los familiares de quienes se enfrentan a la muerte de un ser querido.
Para quienes buscan apoyo emocional y orientación en el proceso de duelo, la tanatología se ha convertido en una opción cada vez más demandada.
En el estado, una consulta de tanatología tiene un costo promedio de 700 pesos por sesión; sin embargo, aún no existe una base de datos que indique con precisión la cantidad de tanatólogos en Baja California Sur.