La Paz, Baja California Sur.- Hace 304 años, la primera misión en la bahía de La Paz, Baja California Sur fue fundada con el nombre de Nuestra Señora del Pilar, en un intento por consolidar la presencia religiosa en la península.
Actualmente, en el mismo espacio donde alguna vez se construyó esa misión, se levanta la Catedral de Nuestra Señora de La Paz, un testimonio de los esfuerzos persistentes de evangelización y construcción cultural que han dejado su huella en la región.
La misión de Nuestra Señora del Pilar de La Paz fue establecida el 3 de noviembre de 1720 por los misioneros jesuitas Jaime Bravo y Juan de Ugarte, quienes arribaron a la bahía a bordo de la balandra (embarcación pequeña con cubierta y un solo palo, de acuerdo al Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española) El Triunfo de la Santa Cruz, con soldados, marineros e intérpretes indígenas.
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Se celebró la primera misa y se inició la construcción de las primeras estructuras de la misión, que tenían el propósito de ser un punto de encuentro y un espacio para la evangelización de los pueblos guaycuras y pericúes.
Rebelión pericú
Sin embargo, la misión se enfrentó a numerosas dificultades desde el inicio. La escasez de agua, el terreno inhóspito y la resistencia de los pueblos originarios fueron factores que obstaculizaron su consolidación.
La región de La Paz había sido el hogar de estos grupos indígenas durante generaciones, y la presencia jesuita fue vista como una amenaza a sus tierras y costumbres.
La resistencia alcanzó su punto máximo en 1734, cuando estalló la gran rebelión pericú, con dos misioneros jesuitas asesinados y la destrucción de cuatro misiones en el sur de la península, incluyendo la misión de Nuestra Señora del Pilar de La Paz que provocó el abandono temporal de la misión hasta 1736.
A pesar de los esfuerzos de los misioneros, como el padre Segismundo Taraval, quien retomó la dirección de la misión, esta fue finalmente abandonada en 1748 debido a la falta de agua, recursos y a las enfermedades que afectaron tanto a los indígenas como a los colonizadores.
¿Cuándo se construyó la nueva catedral?
Tras la desaparición de la misión, el lugar quedó abandonado hasta que, en 1835, se proyectó la construcción de una capilla en el mismo sitio.
No fue sino hasta el 4 de mayo de 1850 cuando se colocó la primera piedra de la Catedral de Nuestra Señora de La Paz, con la participación del jefe político del territorio de Baja California, Rafael Espinosa.
Su construcción se culminó en 1865, por órdenes del obispo Juan Francisco Escalante y Moreno; se utilizaron recursos de los feligreses, con la participación del P. Mariano Carlón.
De acuerdo a la información que muestran al exterior de la iglesia, conserva todavía algunas pinturas del siglo XVIII, que proceden de otras misiones jesuitas, hoy en ruinas o desaparecidas.
De acuerdo al libro “La Paz, sus tiempos y espacios”, de Edith González Cruz e Ignacio Rivas Hernández, la construcción fue financiada con aportaciones de vecinos y donaciones de buzos que recolectaban perlas para subastarlas.
Se construyó en forma de cruz y fue hecha de piedra de cantera, con un techo de tejamanil a dos aguas. La fachada principal, con sus tres arcos de medio punto, el rosetón, las cornisas y el frontón triangular, reflejaba un estilo arquitectónico característico de la época.
En 1910, se erigió una torre con un remate piramidal y un campanario, gracias a donaciones particulares, que aún se pueden apreciar en la actualidad.
En 1920, se construyó una segunda torre, completando así la simetría de la fachada actual y también fue realizada gracias al apoyo de la comunidad.
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Desde su fundación como misión en 1720 hasta su transformación en una de las principales iglesias de la región, este lugar ha sido testigo de siglos de historia, resistencia y adaptación.
Además de ser un importante centro de fe, representa la historia compartida de la ciudad y el legado de los misioneros jesuitas y su marca indeleble en la región.
A pesar de los esfuerzos por obtener más información sobre la historia reciente de la catedral, el actual párroco, Francisco Rodríguez Ordaz, no compartió detalles adicionales para El Sudcaliforniano.