/ sábado 4 de abril de 2020

OPORTO, flanco derecho del río Duero

Los hogares de teja en la orilla de la rivera del Duero, hacen pensar luego de dos horas perdidas en el tráfico, que fue en el pasado un lugar apacible y cálido

“Porto es un duro misterio de calles sombrías…calles de color terroso, tan fascinante todo eso como al anochecer las luces que se van encendiendo en las laderas, ciudad junto a un río que llaman el “Douro” José Saramago

Entrar a Oporto justo a la hora cero donde no ha obscurecido pero parece que el tiempo se ha detenido y las luces de los focos se empiezan a encender; es pasar de la espiritualidad religiosa a la bohemia solitaria y elegante de Portugal, ¿esto es posible? Sí.

Atributos contrastantes que la hacen una ciudad a conocer aunque sea a través de la música sublime de Madredeus.

Tomar la carretera desde Galicia España fue sencillo, son sólo 2 horas de camino.

Los hogares de teja en la orilla de la rivera del Duero, hacen pensar luego de dos horas perdidas en el tráfico, que fue en el pasado un lugar apacible y cálido.

Ubicada a orillas del río Douro, Oporto fue habitada por ingleses durante un siglo, quienes se interesaron por su vino e impulsaron esta industria que hoy es uno de sus emblemas locales.

Una ciudad que sólo es posible disfrutar desde el río, a pie, perdiéndose por sus calles sin rumbo fijo pues el trazo de esta ciudad es para vivirse a pie o en tranvía, muy lentamente. Una enseñanza en estos tiempos de Coronavirus.

El gran escritor portugués Saramago describió como, un estilo de color, un acierto, un acuerdo entre el granito y los colores de la tierra, que él acepta, con una excepción para el azul si con el blanco se equilibra en el azulejo; en ese gran libro viaje a Portugal que regalo al mundo.

Oporto. Ciudad Mística y melancólica… porque la música a lo lejos es un lamento, el clima ambivalente y lluvioso de aire triste, que funciona de alguna manera… a la manera portuguesa.

Vamos bebiendo el vino verde con una posta o empanada de bacalao, un vinagrillo o aguardiente para la digestión o para ¡limpiar los microbios! del río donde se pesca la mayoría de su comida y que hoy es de los más contaminados.

Oporto que significa Puerto en Portugués, su lengua.

Un puerto que dio prosperidad en el siglo VIII gracias a que los ingleses creyeron e invirtieron logrando uno de los mejores vinos…aun delicado, joven y delicioso.

Discreto… porque muchas ciudades muestran su grandeza con generosidad, en monumentos espléndidos aquí y allá, mientras Oporto es sobrio y elegante.

Humilde… porque se dice que mientras Lisboa gasta, Oporto trabaja, y es este aire obrero con toque inglés lo que da como resultado una ciudad con sentido pensante, consciente, aunque de alma sufrida. Alma a liberar quizá.

Algunas veces, mientras camino por las calles empinadísimas y adoquinadas que bajan al puerto me parece una ciudad fantasma, como si estuviera muriendo…pero vive.

Oporto es también un licor delicioso, un símbolo de exportación, bebida que es como en México el Tequila.

Paseos en barco muestran cómo se obtiene este elixir de vino que pasa años en barricas combinándose con brandy para evitar la fermentación de la uva… Oporto que es la atracción de miles de turistas que desean conocer y degustar esta bebida.

Magenta…porque la percepción al llegar es de desorden, caótica, debido al trazo medieval de sus calles a las que es difícil acceder.

Decadente… porque es sólo en el casco viejo donde es posible conocer las entrañas de sus pescadores, de mercadillos de tejedores, de velas o carpinteros que cada día desaparecen.

Oporto… ciudad creativa que cuenta al exterior una mejor historia y nos atrae porque es donde se está gestando una generación de artistas, diseñadores y músicos que se inspiran en su sinsabor.

Juguetona… porque muestra poco a poco sus secretos e iglesias con esa arquitectura barroca, de influencia italiana, estas callejuelas que te hacen descender corriendo por lo empinado y no es posible acceder a las miradas curiosas de las personas sombrías fuera de las vecindades que expiden un olor a moho… personas desocupadas desafortunadas y muy jóvenes que víctimas de un mal gobierno, buscarán, o ya tienen, otros modos de vida más violentos, que nos obligan a “cuidarnos” entre los caminantes.

La modernización está en curso hace mucho, sin embargo Oporto se resiste, y es posible ir caminando y ser mojado de pronto por un chorro de agua sucia después de la lluvia, producto de un desagüe viejo con mal olor, lo que hace sentir que es época medieval cuando había epidemias… y al parecer para allá vamos de nuevo.

La obra de Eiffel se encuentra también aquí en el puente proyectado por Carlos I, asistente del ingeniero francés, moderna estructura que ha inspirado los demás cruces.

Una Turista española nos encuentra por segunda ocasión afuera de la cafetería más antigua, la única a la vuelta del gran teatro... me pregunta emocionada como si hubiera descubierto la Tumba de Tutankamón si ya fui a la librería donde se filmó una de las películas de Harry Potter… ¿qué? Nos acercamos para conocer la librería más antigua, según nos dicen, medieval labrada en madera y diminuta con una escalerilla de tres niveles, si el lugar hablara nos contaría por qué llora Oporto…tal vez esto fue lo que emociono a la mujer.

Porto es un duro misterio.

Un misterio excitante lleno de joyas del renacimiento, de conventos labrados en piedra, que contrastan con su pobreza y soledad actual... de secretos y patios a descubrir si sus fantasmas lo permiten. Una realidad del mundo actual.

“Porto es un duro misterio de calles sombrías…calles de color terroso, tan fascinante todo eso como al anochecer las luces que se van encendiendo en las laderas, ciudad junto a un río que llaman el “Douro” José Saramago

Entrar a Oporto justo a la hora cero donde no ha obscurecido pero parece que el tiempo se ha detenido y las luces de los focos se empiezan a encender; es pasar de la espiritualidad religiosa a la bohemia solitaria y elegante de Portugal, ¿esto es posible? Sí.

Atributos contrastantes que la hacen una ciudad a conocer aunque sea a través de la música sublime de Madredeus.

Tomar la carretera desde Galicia España fue sencillo, son sólo 2 horas de camino.

Los hogares de teja en la orilla de la rivera del Duero, hacen pensar luego de dos horas perdidas en el tráfico, que fue en el pasado un lugar apacible y cálido.

Ubicada a orillas del río Douro, Oporto fue habitada por ingleses durante un siglo, quienes se interesaron por su vino e impulsaron esta industria que hoy es uno de sus emblemas locales.

Una ciudad que sólo es posible disfrutar desde el río, a pie, perdiéndose por sus calles sin rumbo fijo pues el trazo de esta ciudad es para vivirse a pie o en tranvía, muy lentamente. Una enseñanza en estos tiempos de Coronavirus.

El gran escritor portugués Saramago describió como, un estilo de color, un acierto, un acuerdo entre el granito y los colores de la tierra, que él acepta, con una excepción para el azul si con el blanco se equilibra en el azulejo; en ese gran libro viaje a Portugal que regalo al mundo.

Oporto. Ciudad Mística y melancólica… porque la música a lo lejos es un lamento, el clima ambivalente y lluvioso de aire triste, que funciona de alguna manera… a la manera portuguesa.

Vamos bebiendo el vino verde con una posta o empanada de bacalao, un vinagrillo o aguardiente para la digestión o para ¡limpiar los microbios! del río donde se pesca la mayoría de su comida y que hoy es de los más contaminados.

Oporto que significa Puerto en Portugués, su lengua.

Un puerto que dio prosperidad en el siglo VIII gracias a que los ingleses creyeron e invirtieron logrando uno de los mejores vinos…aun delicado, joven y delicioso.

Discreto… porque muchas ciudades muestran su grandeza con generosidad, en monumentos espléndidos aquí y allá, mientras Oporto es sobrio y elegante.

Humilde… porque se dice que mientras Lisboa gasta, Oporto trabaja, y es este aire obrero con toque inglés lo que da como resultado una ciudad con sentido pensante, consciente, aunque de alma sufrida. Alma a liberar quizá.

Algunas veces, mientras camino por las calles empinadísimas y adoquinadas que bajan al puerto me parece una ciudad fantasma, como si estuviera muriendo…pero vive.

Oporto es también un licor delicioso, un símbolo de exportación, bebida que es como en México el Tequila.

Paseos en barco muestran cómo se obtiene este elixir de vino que pasa años en barricas combinándose con brandy para evitar la fermentación de la uva… Oporto que es la atracción de miles de turistas que desean conocer y degustar esta bebida.

Magenta…porque la percepción al llegar es de desorden, caótica, debido al trazo medieval de sus calles a las que es difícil acceder.

Decadente… porque es sólo en el casco viejo donde es posible conocer las entrañas de sus pescadores, de mercadillos de tejedores, de velas o carpinteros que cada día desaparecen.

Oporto… ciudad creativa que cuenta al exterior una mejor historia y nos atrae porque es donde se está gestando una generación de artistas, diseñadores y músicos que se inspiran en su sinsabor.

Juguetona… porque muestra poco a poco sus secretos e iglesias con esa arquitectura barroca, de influencia italiana, estas callejuelas que te hacen descender corriendo por lo empinado y no es posible acceder a las miradas curiosas de las personas sombrías fuera de las vecindades que expiden un olor a moho… personas desocupadas desafortunadas y muy jóvenes que víctimas de un mal gobierno, buscarán, o ya tienen, otros modos de vida más violentos, que nos obligan a “cuidarnos” entre los caminantes.

La modernización está en curso hace mucho, sin embargo Oporto se resiste, y es posible ir caminando y ser mojado de pronto por un chorro de agua sucia después de la lluvia, producto de un desagüe viejo con mal olor, lo que hace sentir que es época medieval cuando había epidemias… y al parecer para allá vamos de nuevo.

La obra de Eiffel se encuentra también aquí en el puente proyectado por Carlos I, asistente del ingeniero francés, moderna estructura que ha inspirado los demás cruces.

Una Turista española nos encuentra por segunda ocasión afuera de la cafetería más antigua, la única a la vuelta del gran teatro... me pregunta emocionada como si hubiera descubierto la Tumba de Tutankamón si ya fui a la librería donde se filmó una de las películas de Harry Potter… ¿qué? Nos acercamos para conocer la librería más antigua, según nos dicen, medieval labrada en madera y diminuta con una escalerilla de tres niveles, si el lugar hablara nos contaría por qué llora Oporto…tal vez esto fue lo que emociono a la mujer.

Porto es un duro misterio.

Un misterio excitante lleno de joyas del renacimiento, de conventos labrados en piedra, que contrastan con su pobreza y soledad actual... de secretos y patios a descubrir si sus fantasmas lo permiten. Una realidad del mundo actual.

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