La Paz, Baja California Sur.- En un panteón de La Paz, hasta el fondo, se encuentra una tumba con forma de rampa para patinar sobre ruedas, lo que ha provocado cuestionamientos entre la población sudcaliforniana.
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¿A quién se le rinde homenaje? ¿Por qué se construyó de esta forma? ¿Cuáles son los motivos? Esta es la historia de una tumba en forma de rampa para patineta. Espacio en el que, desde el 16 de agosto de 2023, se le honra la vida a “Rafa”, uno de los patinadores estrella de Baja California Sur; quien también fue una persona entrañable para todas las que lo conocieron.
MANUEL: EJEMPLO DE LEALTAD HASTA LA MUERTE
Para algunos, practicar patinaje en tabla o skateboarding es su vida. No hay límites para atreverse a deslizarse por las calles, descubriendo las zonas más indicadas para realizar este deporte.
Qué importa si no son parques o áreas bien establecidas, lo relevante es “la pasión que uno le echa para lograr el lugar perfecto para andar en patineta”, decían algunos patinadores de la capital del estado.
Aunque, “¿Saben qué sí importa y mucho? Su gente, mi palomilla”, relató Jesús Manuel Herrera Rodríguez, un patinador de 53 años que lleva consigo casi 45 años de experiencias y trayectorias “sobre ruedas”, en la capital de la media península.
Con habilidad y destreza, desde los 6 años inició esta actividad que hasta la fecha es su vida entera. Pero eso sí, “nada de esto hubiera sido posible sin mi Rafa; hombre que será por siempre uno de mis amigos más entrañables que ha dejado el skate”, expresó.
Ellos se conocían desde la secundaria, “en la Morelos”, comentó Manuel. Desde sus primeros años de amistad, guarda memorias bastante peculiares. “Yo creo que eso fue lo que nos unió todavía más”, dijo. De hecho, gracias a él, fue que Rafa descubrió el skateboarding.
“Haga de cuenta, como la película de karate… En la cooperativa, ahí llegué, le estaban pegando unos cholitos y llegué. Iba a defenderlo. Y de ahí no se me despegó… En una ocasión, en una tardeada de la secundaria… Pues todos patinábamos excepto él; entonces no lo queríamos ir esperando… “Pues vas a aprender a patinar aquí”, le dijimos. Y ya, de ahí, nunca se bajó de la patineta. Eso fue en el 86”, contó.
Rafa era un tablaroquero por profesión, casi por nacimiento, al ser una tradición familiar. “Para él, hacer rampas le era fácil; conocía las medidas de su preferencia. Todo le quedaba bien”, relató.
Según Manuel, Rafa contaba con el don de conectar con las personas. Tan así, que hasta unía lazos con gente de toda la República Mexicana; razón por la cual la entidad sudcaliforniana destacó en los torneos de skate desde los años 90.
"Una persona muy amiguera; creo yo que entre mil gentes que somos; todos nos conocimos por él. Entonces, era una persona muy sociable, muy inteligente. Y si se le metía algo en la cabeza, era muy enfocado. Todos los que somos amigos ahorita, lo conocimos a él. Él nos fue presentando; él fue trayendo gente que conocía en otros lugares", comentó.
Constantemente iba a torneos, con sus más de 100 compañeros; hubo muchos que inclusive Rafa organizó y gestionó para impulsar el skateboarding en Baja California Sur. Buscaba patrocinadores y le donaban materiales para promover este deporte “hasta la muerte”.
ENTRE MEMORIAS Y PASIONES; ¿QUÉ ME LLEVARÉ CUANDO LLEGUE A LA TUMBA?
“Has pensado alguna vez ¿Qué te llevas cuando mueres?”, reflexionaba Manuel, con su voz entrecortada, moviendo los dedos de sus manos durante este momento de la plática.
Rafa falleció el 31 de diciembre de 2016, a punto de cumplir los 43 años; sus últimos minutos los pasó en una playa de La Paz.
Con lágrimas en los ojos, una mirada inquieta y viendo hacia el suelo, Manuel narra que “una tarde de año nuevo fue cuando murió. Tuvo cáncer y eso le provocó estar débil; no tener defensas… Y pues él siguió dedicándose al skate, mientras él sabía que ya se iba a ir”.
Y es que, uno nunca piensa cuándo la vida te dirá “es tiempo de partir”. Rafa tenía muchas metas y planes por lograr. Sin embargo, el día en el que recibió su diagnóstico de cáncer de páncreas en grado terminal, los días le fueron algo distintos; más introspectivos.
“Pero nunca dejamos de ir a patinar, pescar y surfear”, aseveró Manuel; y así, en uno de los últimos días, a pesar de que su amigo tenía tantas cosas por lograr, las charlas se tornaban referentes a su enfermedad y su muerte. Por ejemplo, de qué manera le gustaría ser recordado en su tumba.
"En una ocasión íbamos a la playa Cerritos, Luigi, yo, y ahí fue donde él... Empezamos a hablar pues, de... Cuál era su situación, y de cómo lo veíamos todos... Porque él se miraba bien, tenía muchos ánimos; tenía muchas cosas qué hacer todavía. Y... Y fue cuando le dije "oye Rafa, y ahora que... que te mueras. ¿Cómo quieres la tumba?" Y ya, cuando estábamos surfeando, estábamos adentro del agua... Me dijo "¿Sabes? No se me ha quitado de la cabeza la pregunta de cómo quiero la tumba... Y pues... Ahí cómo la ves, así exactamente", narró.
RAFA: “ESTÁS BIEN”
Para honrar el legado que dejó Rafa en este deporte y en la vida de quienes lo recuerdan con rotundo cariño, Manuel, en compañía de su gran comunidad skater, le construyó una tumba en forma de rampa de patinaje; en agosto del año pasado.
Manuel recorrió los lugares en donde convivía con él. Comenzó a ir a playas donde iba a acampar, a pescar; recogía arena para fabricarla con esos materiales puros y realistas, como lo eran para Rafa. Minuciosamente, cuidó todos los detalles en la tumba, la inspiración en el diseño de construcción se basa en los momentos que pasó con su amigo.
"El color es un verde turquesa de las playas de la Isla Espíritu Santo; tiene su pequeño jardincito de cactus en una macetera, que era lo que él quería. La cruz, no la iba a poner porque no era muy de religión; pero en su patineta siempre le ponía la cruz... La rampa fue en memoria de la que estuvo muchos años en el parque. Entonces, él quería que en vez de ir a rezarle, que patinaras con él", dijo
Entre los recuerdos y peculiaridades con las que rememoran a Rafa, está la maravillosa forma que tenía de apoyar a sus amistades, alumnos, conocidos. Sabía conectar individualmente con cada persona, cada uno guarda su historia con él.
“Rafa tenía una conexión diferente con cada persona. Él te aconsejaba. Y cada que hacías algo bueno, te felicitaba; celebraba mucho los logros de cada uno de sus amigos. Creo es lo que lo tiene en donde sigue”, comentó Manuel.
Al contar esta anécdota, los ojos de Manuel se tornaban cristalinos; a casi 10 años de la muerte de su amigo, le es todavía imposible no recordarlo con nostalgia y agonía. Pero, a pesar de todo, la charla continuó.
Destacó que, para todos, Rafa nunca dejaba de decir “Estás bien”. Dos palabras que aparentemente no son la gran cosa, pero calman y tranquilizaban bastante durante los momentos en los que su amigo lo decía. Por ello, en su tumba, se lee esa frase.
"Hice las letras de esa forma, me enseñaron a tallarlas y las pinté.. Entonces, cuando tú te caías.... Siempre te decía, "Estás bien". Y pues varios amigos, yo les preguntaba "Oye, algunas frases de Rafa para ponerle ahí"... Y todo el mundo me decía, así sin pensarlo, me decía la frase: Estás bien", señaló Manuel
EL TIEMPO “DE VIDA O MUERTE” PARA LOGRAR LA TUMBA
Construir sobre una tumba, no es cosa tan sencilla y rápida. Trabajadores del municipio de La Paz especificaron que los requisitos principales para poder remodelar construir sobre una tumba es el título de propiedad o recibo de pago de la fosa en cuestión.
También, se necesita el acta de defunción del cuerpo sepultado y una identificación de algún familiar directo, siendo un requisito fundamental. Sin embargo, la gestión del trámite para el permiso de remodelación resulta un proceso bastante complejo y tardado, tal como comentó una trabajadora del panteón.
“Sí se puede remodelar, pero se tiene que venir a pedir permiso dejando esos documentos que menciono, después se entrega una solicitud para construcción. Eso se debe llevar a Obras Públicas, en el Ayuntamiento de La Paz; tiene un costo menor de 400 pesos, aquí se deja un depósito de 300 pesos. Pero primero tiene que venir a traer todos esos requisitos para venir a trabajar”.
Pero Manuel ya estaba con el tiempo contado, pues también había sido diagnosticado con cáncer. De hecho, los médicos le aseguraban solamente 6 meses de vida.
"En cuanto completé el dinero, no me la pensé y me fui allá con los marmoleros, y les dije "No, pues cuánto”... "No, pues tanto y queda para tal día"... Pero yo la neta ya la ocupo para pasado mañana, les dije. Yo no tengo tiempo. Estoy enfermo y si me carga la ***, pues ahí va a quedar la neta; "cóbrame lo que quieras pero tienes dos días para hacerlo". "Pues simón", dijeron", narró.
Por ello, decidió cumplir la promesa que Rafa le pidió antes de su muerte, lo más pronto posible.
“Era una promesa que tenía pendiente con él y al final no pedí permiso solo la construimos y la coloqué con todos los detalles que él me pidió en vida justo unos meses antes de morirse”, expresó
De hecho, una parte de la tumba incluye un pequeño nicho en el cual estaría él cuando partiera de esta vida terrenal.
"Y que según no la iba a librar y eso. Entonces yo dije, "¿Pues dónde me van a enterrar? Ahí fue que dije que le voy a hacer su rampa y me voy a hacer un huequito ahí para meterme; que me metan a mí acá clandestinamente, entonces yo ya había hablado con los que construían, me ayudaron a construir la rampa, con mis hijos.", relató
LEGADO
El legado que dejó Rafael, trastoca las emociones y memorias de quienes lo recuerdan, y se torna en una de las historias de patinadores que más orgullo, nostalgia y conmoción se encuentran en Baja California Sur.
Asociación de Patinadores Extremos de Baja California Sur; un legado de “Rafa”
Quienes más recuerdan a Rafa, deseaban formar algo en honor a él, que su presencia perdure en todo el estado. Razón por la cual se creó la Asociación de Patinadores Extremos de Baja California Sur.
Dulce Falcón, quien actualmente es presidenta de la asociación, narró que el deseo de Rafa era que esta actividad fuera accesible para las infancias sudcalifornianas; quería que, de generación en generación, el skate se convirtiera en una forma de vida accesible entre la comunidad.
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“Yo conocía a Rafa desde los 9 años; los recuerdos con él son muchos, dado que somos una comunidad grande de patinadores que crecimos en el parque Cuauhtémoc. Con él, comencé a hacer eventos de skate desde los 14 años de edad; hicimos lo que era el Comité Estatal de Patinadores. Rafa era presidente del comité y fue un impulsor incansable por este deporte, que todos los niños pudieran tener a su alcance una patineta”, relató
Rafa siempre quiso tener una asociación; desgraciadamente, no la logró formar porque “se nos adelantó”, comentó Dulce, y ella le prometió que “al fallecer, lograría seguir adelante para conformar la asociación”. Y se logró; e inclusive seguirán “trabajando para que las nuevas generaciones tengan un ejemplo y sigan nuestro camino algún día”, aseguró.
La Asociación se formó junto con sus compañeros, incluyendo Jorge Peña, junto con Canek Malagamba y Luis Hernández. Al momento, han realizado más de 50 torneos, por casi 30 años. En una de las rampas del parque Cuauhtémoc, colocaron una placa con el nombre de Rafa, honrando las labores que le dedicó a su vida para impulsar el skateboarding.