Pepenadores incrementan sus ganancias

Pablo lleva casi 20 años viviendo de la recolección de basura

Sofía Apodaca | El Sudcaliforniano

  · jueves 4 de enero de 2024

Pablo sale a las 3:00 de la madrugada a recolectar basura y finaliza sus labores entre las 16:00 y las 17:00 horas. Foto: Alberto Cota | El Sudcaliforniano

La Paz, Baja California Sur.-Las fiestas decembrinas terminaron, lo que trajo una excesiva cantidad de basura en las diversas colonias de la capital del estado. Desde latas de cerveza, botellas de vino, desechables, envases de refresco; hasta restos de pirotecnia, platos de comida e ingredientes típicos de la gastronomía navideña.

Pero para el señor Pablo Cortés, quien labora como recolector de basura independiente desde hace 17 años, esta temporada es su favorita, pues se encuentra con una infinidad de cosas que se convierten en importantes cantidades de dinero. Esta es su historia.

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Originario del municipio de Mulegé, Pablo relató que al llegar a la capital del estado, y tras afrontar el desempleo de forma inesperada, vivía en la total incertidumbre. Pero no fue hasta que observó minuciosamente y se percató de las malas condiciones en cuestión de basura dispersa por las diversas áreas de la ciudad, que resultó la idea de dedicarse a la limpieza de la ciudad.

Decidido, acudió con las autoridades municipales para solicitar empleo en lo que respecta a la recolección de basura, comentó: “no me animé, yo quería vivir a mi horario”.

Fue así como se valió por sus propios medios para comenzar con sus labores. Bajo la marcha, ha aprendido a organizar sus gastos.

"Voy juntando todo por semana, y el sábado ya checo cuánto salió y así; para el gasto de gasolina, la comida y un ayudante que tengo. Y sí pensé entrar a Servicios Públicos, pero decidí trabajar por mi cuenta".

Con el respaldo de su larga trayectoria, la rutina diaria de Pablo consiste en salir a las 3:00 de la madrugada para finalizar sus labores entre las 16:00 y 17:00 horas. Con sus respectivos materiales de recolección, el recorrido da inicio en el centro de la ciudad, luego abarca las zonas ubicadas en el norte, para continuar en la zona sur y poniente de la capital del estado.

Algunas veces resulta complicado vivir de la basura, señaló. “Para nada ha sido un recorrido sencillo”, aseguró; poco a poco se ha sostenido bajo los recursos conseguidos a través de su trabajo como recolector. Y bajo este contexto, ha identificado ciertas temporadas en las que “va mejor que otras”. Por ejemplo, los festejos de navidad y año nuevo.

En la última semana de diciembre, recolectó arriba de 200 kilos de aluminio, y aproximadamente 2 toneladas de cartón. En suma, ganó alrededor de 4 mil pesos. Además, agregó que algunas familias les entregaron alrededor de 10 mil pesos, inclusive le regalaron una motocicleta; por lo que “sí me ha dejado la basurita”, relató.

No obstante, Pablo decide no quedarse con todas sus ganancias monetarias y materiales; decide llevarlas a las zonas marginadas de la entidad sudcaliforniana, como acto de agradecimiento por lo que la vida le ha brindado gracias a la basura, expresó:

"Regularmente, en los tiempos de fiestas, la mayoría de las personas desalojan ropa porque hacen cambio de ropa y todo eso, y encuentro mucha ropa. Esa ropa la recolecto, y voy y la regalo en la zona rural o para acá para las zonas que se han ido formando. Acá al lado de Lázaro Cárdenas para allá y se las doy a la gente, o las dono a alguna iglesia".

Recoger basura es “un trabajo como cualquiera”, aunque para su círculo cercano no lo era así. En ocasiones lo llegaron a demeritar por lo que hace. Señaló que si se labora de forma sincera y responsable, la vida nos premia y no hay de qué avergonzarse.

En relación a lo anterior, platicó una anécdota que representa un ejemplo de honestidad, la cual tuvo como resultado una remuneración económica y agradece enormemente a la comunidad por cómo se han portado con él.

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"En una ocasión, encontré una esclava de oro... como de 23 gramos, muy bonita. Resulta que yo le toqué a la señora, y le pregunté a la dueña de ahí de la casa, que si legalmente le habían tirado, qué había pasado; porque llevé y la chequé y salió que era de oro, de 24 kilates... ¡Y no! Resulta que la niña la echó ahí, tienen una niña chiquita y la aventó la basura... Y fíjate, me dieron de propina 1,500 pesos por entregar a la esclava".

Finalizó narrando que el año pasado, con gran orgullo, pudo comprarse una camioneta, ya que antes solía pedir prestado un vehículo. Ahora, se está preparando para dedicarse también a la plomería y jardinería, y poder ofrecer sus servicios a quien desea arreglar o remodelar sus hogares.