Comondú, Baja California Sur (OEM-Informex).- La utilización de la pirotecnia en navidad como parte de la celebración de la noche buena, es una tradición que poco a poco se ha ido dejando de lado, debido a su peligrosidad, además de las normas que ya existen respecto al uso de todos fuegos artificiales y los llamados cohetes, la producción disminuyó, gracias a que es una amenaza también para los productores de los mismos.
La pirotecnia es sumamente dañina, no sólo para las mascotas que habitan en el hogar, si no para las personas con autismo o incluso para todos los ciudadanos, pues, pueden provocar pérdida auditiva ya sea por trauma acústico, daño de células en el oído interno o a la presencia de zumbidos (conocidos por acúfenos o tinnitus), muchas veces irreversible, o transitorio. Incluso, si la explosión es muy cercana, el oído puede sufrir de una gran presión sonora, y esto ocasiona la perforación de la membrana timpánica, algunas veces acompañada de sangrado, dolor y disminución de la audición.
Otro problema que se desarrolla a partir de la pirotecnia, es la contaminación, la cual llega a muchos metros de distancia, solo el olfato, reporta la polución que genera esa mezcla de nitratos, sulfatos y percloratos en fórmulas de sodio, cobre, estroncio, litio, antimonio, magnesio y aluminio, sin olvidar el bario, de isótopos radiactivos que nos ofrece el color verde.
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Neutralizantes, oxidantes y aglomerantes se mezclan en la pirotecnia, además del perclorato de sodio que da propulsión al cohete, los metales pesados que aportan el color y los aerosoles que producen la detonación. Ya en los aires, esa mezcla libera, entre otros, monóxido de carbono (CO) y partículas suspendidas (PM2.5) y, junto con las emisiones del transporte, fábricas, fogatas, calentones y quema de llantas o basura, genera, sobre todo los días 12 y 25 de diciembre, 1 y 6 de enero, alta contaminación, escasa visibilidad y sensación de neblina.