Estamos en parte del antiguo reino de Bohemia…

Praga esta ubicada en la región central del mismo nombre, además, "checa" en español quiere decir "bohemia".

Llegar a la plaza de la ciudad vieja es descubrir los símbolos que nos guían por todo el viaje en sus calles sinuosas y el puente Carlos, Praga es el centro cultural de Europa Central.

Capital de la República Checa, nombre tomado de una tribu eslava, quienes representan las raíces dominantes en 1530.

Praga es una ciudad hermosa, que sobrevivió a la tiranía de un socialismo mal entendido, que la dejó prácticamente destruida, y tan hermosa es que hasta el cruel Hitler se conmovió y ordenó no bombardear la emblemática Ciudad Vieja que cuenta con más de 1,100 años.

Situada a la orilla del río Malva tiene vistas espectaculares desde un paseo en barco debido a sus nueve colinas.

Conmovedora, porque hoy se respira en sus calles el ambiente bohemio, feliz, cálido; se reflejan en su gente las ganas de empezar de nuevo a construir; lo que se observa en las recientes y crecientes inversiones de empresarios locales en cafés y bares que dan vida a su paso por sus callejuelas estrechas.

Ciudad donde nació del sabio escritor Kafka, a quien no hay que perderse su lectura por lo menos ¡una vez en la vida!

Franz Kafka vivió en el número 22 del famoso Callejón del Oro, esa calle fascinante donde es posible transportarse al estilo de vida de 1883 con sólo dos habitaciones con vista panorámica donde inspirarse.

Callejuela de mitos donde alquimistas realizaban pócimas experimentando para encontrar el elixir de la juventud a petición del gobernante... y todavía hoy si acaso está el ¡botox! En la Edad Media eran consideradas brujería y hoy evolucionada es ciencia.

Admirada, porque inspira a arquitectos y amantes de la edificación al contar con edificios de estilos diversos como rotondas románticas, iglesias góticas, palacios barrocos y renacentistas, así como claros ejemplos de modernismo, clasicismo y cubismo.

Ciudad del mítico personaje Dr. Fausto del escritor Goethe, presentado en la novela como un hombre que para satisfacer sus antojos pecaminosos hace un pacto con el diablo, convirtiéndolo en un símbolo de la eterna e insaciable ansiedad del hombre por desvelar el sentido de la vida.

Praga, siempre pujante, fue capital del Sacro Imperio Romano.

Visitar el Castillo, con decoración y obras de arte renacentista, nichos y mármol blanco o la alegoría típica de El dios de las 4 estaciones ¡es imperdible!

Humilde hogar en que hoy se dan conciertos majestuosos de opera en el salón y donde Rodolfo el buen rey educado en la cultura católica que, según se dice, sólo llevó una vez la corona, fue un personaje complicado que tenía una gran opinión de sí mismo y quien descansa en la Catedral de la Puerta de Oro... la de San Vito, donde se dice lo cuida el Santo Patrono Wenceslao Celestial (patrono popular que influyó a todos los reinados de Europa) pero que hizo un lugar único de Praga en Europa Central

Rodolfo pretendió hacer de Praga el centro del Renacimiento siendo desde esos tiempos una ciudad culta.

Rodolfo dio libertad de culto a todos en 1609 como negociación para pagar más impuestos a los soberanos y poder continuar con su tren de vida, así la comunidad judía se expande en Praga como consecuencia de ello y es quizá la más importante, llegando refugiados expulsados.

Controvertido rey que armaba batallas a caballo en el salón principal del castillo y creía en la cábala, la ciencia que permite comunicarse directamente con dios.

Visitar la Biblioteca más bella construida y su abadía con 200 mil ejemplares del 1668 para la pasión de la investigación de Rodolfo, quien inscribió el Salmo 110 en la pequeña puerta de la entrada.

Y en la plaza de la Ciudad Vieja, el reloj extraordinario que representa a Copérnico: el sol en el centro de la tierra.

Praga una ciudad con espíritu libre, una de las 9 ciudades más bellas y no sólo por sus colecciones de arte, museos y artistas... es por ser sobreviviente, algo que se palpa es su carácter; un lugar donde se respira sabiduría y sólo hay que tener los ojos bien abiertos para disfrutar del arte de un gran museo al aire libre.