Si alguien dice que tenemos la enfermedad del siglo XXI, fácilmente deducimos que se refiera al estrés; reconocida como la afección que más nos aqueja en tiempos modernos, especialmente cuando los gastos decembrinos y el repaso mental de los propósitos de Año Nuevo que no se cumplieron, pesan más, con la cuesta de enero a la vuelta de la esquina.
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Los expertos señalan que no existe una razón específica, se debe a distintos factores, laborales, personales, sociales y de salud, que se manifiestan en el cuerpo.
¿Qué es? Brevemente podemos decir que se identifica como una reacción psico-fisiológica del cuerpo sobre algún acontecimiento que sobrepasa nuestra capacidad de respuesta acostumbrada, descrita apenas en 1936 por el científico austrohúngaro Hans Selye.
Hay tres tipos:
En el estrés social, la persona se muestra cohibida, le cuesta trabajo expresar sus dolencias, le afecta mucho la baja autoestima, le estresa estar con otra persona.
El personal, está más relacionado con lo laboral, puede reflejarse con el uso continuo del celular, “como si en todo momento se esperara una llamada del trabajo”.
El familiar, a veces quien lo padece es quien menos lo identifica, algunos doctores lo reconocen en el consultorio cuando el paciente comienza a hablar de síntomas físicos y poco a poco comienza a contar sus problemas familiares, con tendencia al llanto, ocasionalmente.
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Las dolencias
A lo largo de la vida, el hombre como otros seres vivos, responde al aprendizaje, motivados por el estrés que lo impulsa a reaccionar y resolver situaciones, pero si esta carga emocional se alarga mucho, hay reacciones negativas en el cuerpo, como dolor de cabeza, colitis o gastritis, trastorno de sueño, entre otras, en resumen el cuerpo y la mente pierden capacidad de reacción, una seña de esto es que olvidamos cosas con frecuencia. Los especialistas recomiendan atender el tema, ya que podría derivar en depresión o ansiedad extrema.
¡Qué hacer?
- Tomar un tiempo de descanso y reflexionar, tal vez existe una situación particular que te ha venido estresando más de lo que imaginabas, o al que no le has dado respuesta. No dudes buscar apoyo con un especialista.
- Aplicar la terapia ocupacional, dedicar tiempo a algo que nos gusta o motiva, que quizás no habías hecho en mucho tiempo.
- Una alimentación balanceada, puedes consumir suplementos alimenticios naturales o tomar algún té relajante, sietes azahares o valeriana.
- Duerme bien y date un tiempo para organizar tus actividades diarias, alejándote un poco de los dispositivos electrónicos.
- Pasea, convive con familiares y amigos, haz actividad física al aire libre
- Replantea tus propósitos de año nuevo, que sean objetivos y realistas.
- Y recuerda, es importante respirar profundo y hablar con los demás sobre lo que nos incomoda, procurando siempre ser cortés y respetuosos.