Los Cabos, Baja California Sur.- Los huertos caseros no sólo ofrecen ahorro al disminuir o evitar la compra de los vegetales que siembran, sino que su mantenimiento es una actividad terapéutica, de acuerdo a lo que refieren quienes practican la cosecha en casa.
“Para nosotros los indígenas, no existe la palabra basura, la basura es producto del consumismo, nosotros por ejemplo encontramos botellas de seis o de ocho litros, que eran de productos para la limpieza o para lavar, los reciclamos para poner allí la semilla y tener plantas”, dijo Leonardo Jiménez, indígena náhuatl hablante, nacido en Xoxocotla, Morelos, practicante de la cosecha en patio.
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Preparación de la tierra
El primer paso para siembra es tener la materia orgánica, que es un proceso de descomposición, que es como se produce la composta, a partir de ahí se empiezan a sembrar aquellos productos que no venden en el supermercado y que les gusta consumir, que solo en el pueblo se pueden encontrar, como es el chipilín, el pápalo, huauzontle, entre otros.
Jiménez Castejón comentó que tienen plantas de limones, mandarinas, mangos, injertos de mango petacón, sembradío de maíz, para tener algunos elotes frescos, y algunos otros productos que casi no son tan conocidos por aquí.
Detalló que dentro de la cosmovisión indígena, no olvidan el pueblo, por ello se traen las semillas y las producen aquí, como el árbol de guaje, que, como otros productos, es originario de México, da unas vainas verdes o rojas que contienen semillas comestibles crudas o cocidas que poseen muchos nutrientes, proteínas, fibra y antioxidantes.
“Son productos que no son conocidos aquí y a partir de allí, también se produce la medicina tradicional, hacemos lo que nos gusta y si las personas hacemos lo que nos gusta eso nos produce felicidad, un cuerpo feliz difícilmente se enferma, eso combate la depresión, por ejemplo, si yo siembro una semilla de mango y estoy contento porque va a germinar un árbol de mango que dará sombra, fruto y oxígeno, con ello estamos ayudando a la supervivencia del planeta y del ser humano”.
Comentó que cuando comen un mango, la semilla no la tiran, sino que la siembran, por lo que en este momento tiene alrededor de 60 árboles que están en un tamaño como de 40 centímetros cada uno, y está pendiente para ver en dónde los pueden plantar para que sean bien aprovechados.
“Yo he dicho que podemos durar dos días sin comer, no beber agua todo un día, pero sin respirar no duramos ni cinco minutos, los vemos como fuente de oxígeno y los respetamos, posiblemente podemos cortar una rama, pero no destruir el árbol.
“Nos alimentamos además del huerto porque tenemos chile, lo que tradicionalmente en la gastronomía indígena existe.
El tiempo libre que me queda lo utilizo para cuidar mis plantas, a las cuales le dedico alrededor de dos o tres horas”.
Añadió que estudió gastronomía, por lo que conoce de productos orgánicos saludables para comer sano, pero en Los Cabos el terreno es muy arenoso, por ello, colocó un nylon grande que se encontró tirado, luego lo relleno por encima con la materia orgánica descompuesta y ahora se cuenta con tierra muy rica que se convirtió en un abono orgánico.
Expresó que en este momento tiene sembrado tomate, pero aún está muy chico, pero cuando está en su tamaño lo consumen y está fresco, y es 100% natural.
También explicó que tiene un vivero en el techo, donde la gente comúnmente lo utiliza para bodega o para tener a los perros, no les genera utilidad. “Nosotros cortamos cajas de plástico donde transportan las frutas y verduras, con ellas hicimos un techo que se puede decir surge de la basura, pero nosotros le damos utilidad, hacemos un invernadero, además de que ayuda para que el concreto no se caliente y la vivienda se mantenga fresca”.
Comentó que como están en lugar adecuado no requieren mucha agua, por lo que se riega cada tercer o cuarto día porque se conservan húmedos, no hay filtración rápida, y además están cuidando el agua, porque no hay en abundancia. “Aunado a ello, cuando viene un huracán no le afecta porque tienen libre circulación de aire”.
Otra amante de la naturaleza
Ceni Angulo López, conocida como “Mamanchate”, qué significa mamá gato en francés, es una artista que se inspira en los felinos en cada una de sus obras que se exhiben en galerías de Los Cabos, desde que le diagnosticaron cáncer, decidió ir a vivir a un lugar tranquilo fuera del estado, en donde empezó a cuidar su alimentación, creando su vivero, para tener sus propios productos que fueran orgánicos, sin conservador ni colorantes, dejar de consumir azúcares, gluten, entre otros.
Beneficios de tener un huerto personal
Poder cultivar verduras, frutas, hortalizas en tu jardín es mucho más saludable y beneficioso para el planeta.
Tenemos productos con más calidad, frescura y nutrientes que los que se compran en un supermercado.
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Se pueden tener en casa y consumir productos de temporada. Puedes ser tu propio proveedor, por lo que, la recuperación económica se logra ya que, en el mercado algunos de estos productos tienen costos elevados.
Hay certeza de que es calidad por estar recién cortado, del huerto a tu mesa. Asimismo, las hortalizas más fáciles de cultivar pueden ser zanahorias, berenjenas, lechugas, rábanos, pepino, tomate, pimientos dulces, que no requieren de mucha atención.