La Paz, Baja California Sur.- Este 26 de julio se celebra el Día Internacional de la Conservación del Ecosistema de Manglares. De acuerdo a la Lista Roja de Ecosistemas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, el 50% de las unidades de ecosistemas de manglares están en riesgo de colapsar.
Lee: UABCS estudia algas pardas para la agricultura sustentable
Giovanni Ávila Flores, profesor investigador de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), participó de manera reciente en una evaluación de carácter global junto a 250 expertos de 44 países.
Es una iniciativa de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés), con objeto de conocer el estado actual de los manglares y el nivel de riesgo al que se enfrentan.
El catedrático universitario, adscrito actualmente al Departamento Académico de Agronomía, se integró a un grupo de investigación para el reporte denominado “Manglares del Pacífico nororiental templado cálido”, siendo el único sudcaliforniano que contribuyó al tema, permitiendo a la UABCS tener representatividad en este proyecto.
Destaca que dicha participación fue gracias a la recomendación de Juan Manuel López Vivas, Coordinador del Programa de Investigación en Botánica Marina de la propia máxima casa de estudios en Sudcalifornia.
De acuerdo con el estudio, la extensión cartografiada de la provincia de manglares del Pacífico nororiental templado cálido en 2020 era de 1,810.4 km², lo que representa el 1,5% de la superficie mundial de manglares, con tres especies que caracterizan la biota: Rhizophora mangle, Laguncularia racemosa y Avicennia germinales.
Debido a condiciones de temperatura menos favorables y disponibilidad de agua dulce con distancia cada vez mayor de la zona tropical, todos estos manglares presentan una complejidad estructural, además que se enfrentan a diferentes amenazas.
Entre las amenazas se encuentran los cambios en los sistemas hidrológicos y regímenes de sedimentos, casi siempre relacionados con el desarrollo de infraestructura local, como canales y carreteras o la construcción de presas de aguas arriba.
Además, existe un riesgo emergente derivado de una mayor incidencia de fenómenos hidrometeorológicos como los huracanes en la región, que han afectado grandes áreas, principalmente en los últimos cinco años.
A pesar de que el análisis estima que los manglares del Pacífico nororiental templado cálido han ampliado su cobertura en un 12,46 % desde 1970, registra que el cambio neto de superficie ha ido a la baja en un 8,5 %, tendencia que, de persistir, se prevé que habrá una reducción del 8,2 % en la cobertura hasta 2055.
En cuanto al escenario de aumento del nivel del mar, la investigación estima que los manglares experimentarán una inmersión significativa de aproximadamente el 26.6% para el año 2060, aunado a que se espera que en los próximos 50 años sufran una degradación hasta del 8.7%.
Todos estos resultados, que parten de la Lista Roja de Ecosistemas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, estándar global para identificar síntomas comunes para entender el nivel de riesgo al que se enfrenta un ecosistema, plantea inquietudes sobre el riesgo de colapso de los sitios de manglares, que actualmente cubren alrededor del 15% de las costas del mundo.
Según dicha lista, en el presente, el 50% de las unidades de Ecosistemas de Manglares están en riesgo de colapso, en las categorías de amenaza de “Vulnerable”, “En Peligro” o “En Peligro Crítico”.
Suscríbete aquí a la edición digital de El Sudcaliforniano
De esta forma, si no se realizan esfuerzos adicionales de conservación, para el año 2050 se perderán aproximadamente 7,065 km2 más de manglares y 23,672 km2 ( -16 %) quedarán sumergidos, lo cual llama a continuar con las evaluaciones y, sobre todo, realizar acciones para mitigar la pérdida de estos ecosistemas mediante una toma de decisiones informada.
En el Día Internacional de la Conservación del Ecosistema de Manglares, que se celebra este 26 de julio, Giovanni Ávila hace hincapié en la importancia ecológica, económica y social que tienen, al ayudar a la reducción del riesgo de desastres costeros y almacenamiento de carbono; proveer diferentes servicios ecosistémicos a las poblaciones costeras; y contribuir a la pesca y desarrollo de la biodiversidad.