La Paz, Baja California Sur.- El universo es un lugar que poco a poco está develando sus misterios y secretos, esto gracias a los avances tecnológicos como el Telescopio Espacial James Webb, la imágenes y datos captados por este nos maravillan, a pesar de no ser científicos o especialista en la materia.
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En esta ocasión el James Webb logró captar una formación de estrellas y ha corrido el velo que cubría al “monstruo verde” lo que nos ha permitido ver que es lo que se escondía detrás de él.
FORMACIÓN DE ESTRELLAS
Nuestra Vía Láctea cuenta con una galaxia satélite llamada la Gran Nube de Magallanes, dentro de esta se ubica una nebulosa conocida como N79, esta región está formada por gas y plasma brillante, para ser más precisos de hidrógeno atómico interestelar ionizado, además de es un “complejo de formación estelar”, logró ser captada por el Instrumento de Infrarrojo Medio (MIRI por sus siglas en inglés) del telescopio James Webb.
La imagen muestra uno de los tres complejos de nubes moleculares gigantes, llamado N79 Sur, conocido entre los expertos como S1. En esta se puede apreciar el polvo y gas de la región, además aparecen algunas protoestrellas.
Debido a que la composición química, similar a las regiones de formación estelar observadas cuando el universo contaba con solo unos pocos miles de millones años y la formación estelar tenía una gran actividad, regiones como la N79 son de gran interés para los científicos.
EL MONSTRUO VERDE
Al escuchar estas palabras no pienses que existe un ser flotando en el espacio, el llamado “monstruo verde” es un fenómeno cósmico derivado de una supernova, una supernova es una explosion estelar, en este caso el Webb captó el remanente de la supernova Cassiopeia A (Cas A), la cual se ubica a 11,000 años luz de distancia de la Tierra, el origen Cas A atrajó la atención de los científicos porque la estrella que la originó tuvo una corta vida corta, consumió su combustible nuclear a un ritmo acelerado, lo que provocó una explosión tan potente que la luz de esta opacó a toda la luz de su galaxia.
Ahora bien para poder obtener la imagen de Cassiopeia A, unieron fuerzas los telescopios James Webb, Hubble, Spitzer y Chandra de la NASA, lo que dio como resultado capturar una imagen nunca antes vista.
El Observatorio de Rayos X Chandra, logró captar los escombros calientes de la supernova, por su parte el James Webb logró capturar los cientos de materiales que no fueron alterados por la onda de choque de la explosión, por lo que se le llama “prístinos”.
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Tras analizar la información recabada se llegó a la conclusión que el "monstruo verde" no forma parte de la explosión, a pesar de aparecer en las imágenes de Cas A.
Ambas imágenes además de la recolección de otros datos, abren las puertas para que los científicos puedan develar algunos misterios del universo y se hagan otras hipótesis.