Las plantas del desierto resguardan un enorme potencial medicinal y nutricional, como la muy conocida sábila (Aloe vera y Aloe barbadensis), distribuida por gran parte del territorio bajacaliforniano, la cual planta se ha convertido en una de las más apreciadas por los pobladores de la serranía por su contribución a la salud.
Estudios de laboratorio revelan que esta planta contiene las vitaminas A, C, E, del complejo B, ácido fólico, minerales, ácido glutámico, alanita, ácido aspártico, glicina, orginina y enzimas como fosfatasa, amilasa y lipasa, entre otros.
Entre algunos de sus múltiples beneficios destacan un efecto antihistamínico y dilatador de bronquios; elimina bacterias del aparato digestivo; favorece la digestión; puede ser un importante suplemento dietético; fortalece el sistema inmune; combate el estreñimiento; regula la glucosa en la sangre; reduce el colesterol, la gastritis, las úlceras y várices; un excelente antiséptico, entre otras contribuciones a la salud del organismo, y hoy en día se encuentran en fase experimental estudios sobre la contribución de esta planta en el combate del cáncer y otros padecimientos.
“Para una pronta y excelente cicatrización se corta una penca de la planta a lo largo y se aplica sobre la parte afectada, de manera periódica, durante las mañas y por las tardes”, me comentaba mi amigo Procopio López (q.e.p.d.), allá por la población de San José de Magdalena en el municipio de Mulegé.
Ésta es una planta que se encuentra actualmente en muchos jardines, pero la que tiene más aportes a la salud es la que se encuentra de manera silvestre.