La Paz, Baja California Sur.- El síndrome del impostor se caracteriza por la incapacidad de las personas para reconocer sus propios logros, tal como lo explica la psicóloga clínica Mónica Gerardine Quezada Álvarez, esta situación es especialmente prevalente entre las mujeres debido a las expectativas sociales desmedidas que enfrentan y que toma relevancia en el marco del Día Mundial de la Salud Mental, conmemorado cada 10 de octubre.
“Se espera que las mujeres estén al cien en cada uno de los roles que desempeñan, lo que genera una sensación de desvalorización en sus logros”.
Este fenómeno, descubierto en 1978 por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes, es actualmente padecido por el 70% de las personas en el mundo, de acuerdo con los datos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); sin embargo, su impacto sigue siendo subestimado, y su tratamiento, en muchos casos, puede ser tardío.
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¿Cómo impacta en la autoestima y la salud mental?
El síndrome del impostor no se manifiesta únicamente en el ámbito laboral. Afecta la vida diaria de las personas, quienes, a pesar de alcanzar sus metas personales, atribuyen sus éxitos a la suerte o a factores externos.
Esta percepción comentó la experta, puede llevar a un círculo vicioso de baja autoestima, ansiedad y, en algunos casos, depresión.
“Muchas mujeres exitosas sienten que no son capaces de interiorizar sus resultados, temen exponerse como incompetentes, y demeritan sus logros”.
Esto no solo afecta el bienestar emocional, sino también el rendimiento profesional y personal de quienes lo padecen. Además, advierte que este síndrome puede comenzar a detectarse en la adolescencia, cuando los jóvenes empiezan a exigirse más de lo que pueden manejar.
“En las etapas tempranas, el miedo al fracaso y la obsesión por los errores pasados son indicadores claros”.
¿Cuáles son los síntomas y el tratamiento?
Entre los síntomas más comunes del síndrome del impostor se encuentran la falta de confianza en sí mismos, la inseguridad, los sentimientos de tristeza y depresión, así como una preocupación constante por realizar todo de manera “perfecta”.
No obstante, no todas las personas que presentan estos síntomas padecen del síndrome, por lo que es necesario acudir a un profesional para una evaluación precisa.
El tratamiento más efectivo, según los expertos, es la psicoterapia cognitivo-conductual. Esta metodología ayuda a las personas a identificar las creencias irracionales que mantienen sobre sí mismas, a desarrollar una autoestima saludable y a reconocer sus logros.
“Lo primero que enseñamos en terapia es a reconocer la voz interna que distorsiona la realidad. Esa voz que dice no eres capaz debe ser enfrentada para que la persona comprenda que es una interpretación errónea”.
¿Qué es el efecto Dunning-Kruger, la otra cara del Síndrome del Impostor?
Por otro lado, Quezada Álvarez también refirió que es importante hablar del efecto Dunning-Kruger, el fenómeno opuesto al síndrome del impostor.
En este caso, las personas con escasas habilidades o conocimientos sufren un sesgo cognitivo que les lleva a creer que son más competentes de lo que realmente son.
“Son personas que sobreestiman sus capacidades y alardean de conocimientos que no tienen, lo que puede generar conflictos en sus relaciones personales y profesionales”.
Este efecto, al igual que el síndrome del impostor, puede detectarse en la adolescencia, y su tratamiento también requiere intervención terapéutica, por este motivo, la psicóloga sostiene que, en ambos casos, el apoyo emocional y el reconocimiento de la realidad son fundamentales para avanzar.
Día Mundial de la Salud Mental
En el Día Mundial de la Salud Mental se busca generar conciencia sobre los problemas de salud mental que afectan a millones de personas en todo el mundo, Mónica Quezada sostuvo que en el caso particular del síndrome del impostor, es un trastorno silencioso que, aunque parezca común, continúa siendo poco reconocido.
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Por lo anterior, insistió en que aquellos que se sientan identificados con los síntomas deben buscar ayuda profesional para recibir apoyo y la orientación necesaria.
“Es fundamental que las personas aprendan a reconocer sus propios méritos y a valorarse por lo que realmente son capaces de hacer. El apoyo profesional puede marcar una gran diferencia en su vida”, concluyó.
