El precio de la tortilla, que supera los 20 pesos por kilo, ha estado presionado por diversos factores internacionales como las alzas en el valor del maíz y de los energéticos, y no solo por decisiones de una empresa, como aseguró el titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), coincidieron expertos.
Este lunes, Ricardo Sheffield, titular de la Profeco, acusó que la firma Maseca, de la empresa Gruma, ha influido negativamente en el costo de las tortillas a costa de no bajar sus precios, lo que, dijo, obliga a las tortillerías a trasladar los costos a los consumidores.
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“Tenemos las dos principales empresas proveedoras de harina de maíz nixtamalizado, que es Minsa y Maseca. Maseca es el actor preponderante, como dicen los estudiosos de la economía, y de esos aspectos de las leyes, en otras palabras, es el que más vende en el mercado mexicano (…) Y Maseca se ve que, aunque suba o baje el precio del maíz, estos angelitos nada más saben subirle, y van para arriba, para arriba, para arriba”, dijo.
Incluso Sheffield sugirió la intervención de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) para revisar el comportamiento de esta empresa, la de mayor participación en el mercado, y su impacto en el precio del producto.
Pero la tortilla, alimento básico en la alimentación de los mexicanos, ha sido sensible a otros aspectos que tienen que ver con cuestiones internacionales, como son las alzas de energéticos o de los precios futuros del maíz, según especialistas.
Homero López García, presidente del Consejo Nacional de la Tortilla, dijo a El Sol de México que fue sorpresivo que el gobierno culpara a una empresa del precio del productos ya que, apuntó, son los insumos, la materia prima, la que representa el mayor porcentaje en el costo de producción.
“Es un compendio, al subir el maíz sube la harina, subieron los insumos como el gas y los fletes. Maseca, sí es cierto que vende harina y eso eleva el costo para quienes usan este producto, sí es excesivo el alza de sus precios, pero en el Valle de México, por ejemplo, se usa más el nixtamal y eso hace que el precio esté cinco o seis pesos más bajo que en otras partes donde usan harina de Maseca, Minsa o alguna otra empresa”, señaló.
López García reconoció que ha habido empresas favorecidas por muchos años, como la mencionada por el titular de Profeco, pero apuntó que el precio de la tortilla elevado tiene que ver con más factores.
Gabriela Siller, directora de Análisis Económico Financiero de Banco Base, apuntó que si bien hay una baja de casi 24 por ciento en el precio del maíz respecto a su máximo en una década alcanzado en abril pasado, todavía sigue por arriba de su nivel del año pasado y previo a la pandemia.
A esto, la analista dijo que se deben agregar otros factores, como el costo de insumos o el impacto que la guerra en Ucrania o el clima han tenido sobre las cadenas de valor y los cultivos.
“Ha bajado el precio del maíz desde el máximo del año, pero no es lo único que afecta al precio de la tortilla. Los precios de los energéticos siguen siendo altos y se usa mucho gas natural para la producción. El precio del maíz ha mostrado volatilidad no solo por la guerra, también por las condiciones climáticas que han sido desfavorables a nivel global”, comentó la especialista a este diario.
Un análisis del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA) indica que entre enero de 2020 y julio de este año los precios internacionales de los futuros del maíz se han disparado 70.5 por ciento, lo que ha elevado el valor del maíz blanco y, por ende, de la tortilla en 67.5 y 41 por ciento en dicho lapso, respectivamente.
“El precio de maíz de futuro ya es menor que al inicio de la guerra, lo que sigue afectando son los costos logísticos que están altos”, consideró Juan Carlos Anaya, director general del GCMA. Este diario consultó a Gruma sobre las aseveraciones del titular de la Profeco, pero al cierre de esta edición no hubo respuesta.