Con el propósito de dar cumplimiento al mandato constitucional de proveer a la economía del país de moneda nacional, el Banco de México (Banxico) emite billetes, ordena la acuñación de moneda metálica, y pone ambos signos en circulación.
Los billetes y monedas se encuentran presentes en cada momento de nuestra vida diaria. Con ellos podemos pagar el camión, comprar un café o pagar la cuenta de un restaurante. También los recibimos como pago por nuestro trabajo o los ahorramos para enfrentar una emergencia o realizar alguna compra a futuro.
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El Banco de México es el que decide qué personaje irá en los billetes, curiosamente, en la actualidad y aún y cuando esa institución surge en 1925, actualmente, ningún personaje de la Revolución Mexicana aparece en el papel moneda.
Hablemos de los billetes
El papel moneda, lo que conocemos como monedas, suelen ser un rectángulo horizontal con al menos una figura pública representada al frente.
Precisamente con la Revolución Mexicana, resurgió el rechazo al billete. Este último se depreció y el sistema bancario mexicano se desmoronó rápidamente. Numerosos jefes revolucionarios emitieron sus propios billetes, las características de éstos eran variables y la falsificación masiva de las piezas sólo acrecentó el problema.
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Así, el 1 de septiembre de 1925 el Banco de México inició funciones con lo que se le otorgó la facultad exclusiva de crear moneda mediante la acuñación de piezas metálicas y a través de la emisión de billetes. Al principio enfrentó dificultades para consolidarse como banco central y la circulación de sus billetes fue débil. Con el paso del tiempo se arraigó en definitiva el papel moneda como principal instrumento de pago en el país. Los primeros billetes del banco fueron impresos por la American Bank Note Company de Nueva York (ABNC). El Banco de México establecía qué elementos y personajes quería que aparecieran en cada denominación y la ABNC desarrollaba el grabado, o bien, el Banco de México seleccionaba los grabados entre los archivos de la empresa neoyorquina.
En 1969 inició actividades la Fábrica de Billetes del Banco de México, surgiendo así una nueva generación de billetes mexicanos. Posteriormente en los años setentas y ochentas existieron billetes de altas denominaciones (las compras comunes se realizaban en miles de pesos) debido a los diversos procesos inflacionarios que enfrentó el país.
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En los últimos años han salido diversas series de billetes con características y cambios en elementos de seguridad, colores y tamaños. Los billetes son de dimensiones distintas para ayudar a los invidentes a identificarlos. El billete de denominación más baja es de 20 pesos y el de más alta de mil pesos; se imprimen en polímero y otros en algodón.