La Paz, Baja California Sur.- En la actualidad, vivimos inmersos en una sociedad en la que la necesidad económica obliga a tener una jornada laboral extensa. Lo cual, puede repercutir de forma negativa en la dinámica familiar; explicó el psicólogo clínico de la capital del estado, Carlos Romero.
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Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) indican que en el cuarto trimestre de 2023, en Baja California Sur, aproximadamente 235 mil mujeres de 15 años en adelante son madres. De dicha cifra, 53.2% cuentan con un empleo; el 28.5% perciben ingresos de hasta un salario mínimo y tan sólo el 22.3% cuentan con beneficios de cuidados maternos.
Es decir, las madres son el sustento económico de más de 100 mil familias a nivel estatal; viéndose en la necesidad de laborar en un entorno el cual no está construido adecuadamente para vivir la maternidad de forma digna. En consecuencia, las mamás también se ausentan ante sus hijos e hijas.
En 2022, según INEGI, las mujeres representaban el 40% de la fuerza laboral en Baja California Sur. La tasa de nacimientos registrados por cada mil mujeres en edad fértil a nivel estatal fue de 48.6%.
Hace un año, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) dio a conocer que tal cifra incrementó un 2.2%. Es decir, de las 431 mil 360 personas que integran la fuerza laboral, el 42.2% son féminas.
También, el último Censo de Población y Vivienda [2020] destacó que la media de hijas e hijos nacidos vivos de las mujeres en edad fértil (15 a 49 años) es de 2.5%. Y de cada 100 mujeres pertenecientes a la fuerza laboral del estado, el 75% tiene por lo menos una hija o hijo.
Entre la falta de tiempo, el cansancio y el agotamiento del día a día, la crianza infantil puede tornarse en algo sumamente complicado; y no solamente para las madres, sino también para las infancias que viven ante las huellas de la ausencia parental.
CONSECUENCIAS DE LOS PADRES O MADRES AUSENTES
Romero explicó que las primeras etapas de la infancia son cruciales para el desarrollo de habilidades psicosociales y psicomotrices, al igual que en la capacidad de gestionar las emociones y conflictos.
“Las consecuencias de no estar presentes durante los primeros años de vida de un niño son profundas y duraderas”, detalló el especialista. Esa falta de atención promueve una sensación de abandono y una constante búsqueda de aprobación e inseguridad; lo que también afecta en la capacidad para socializar a medida que crecen.
Aunque algunos padres intentan compensar la falta de tiempo con momentos de “calidad”, esto no siempre es suficiente para satisfacer las necesidades emocionales de las y los niños.
Ello, puesto que no se les brinda una atención plena y un tiempo de tal característica; en el cual las y los infantes se sientan queridos y valorados. Aquí, puede hablarse a su vez de lo que representa una ausencia emocional entre la madre y el padre de familia.
Romero precisó que, aún en un contexto de separación o divorcio, es posible mantener una dinámica funcional y saludable entre las infancias, siempre que haya un esfuerzo consciente por parte de los padres para mantener una comunicación efectiva y presencia emocional.
"La familia que se identifica con la etiqueta de disfuncionales también es muy importante. Y hay familias que pueden tener ese divorcio y pueden ser muy funcionales, porque hay un esfuerzo por parte de los papás y de las mamás por estar bien entre ellos. Se cuenta con una buena comunicación por parte del progenitor que se fue de casa", comentó Ramos.
EVITAR LAS HUELLAS DEL ABANDONO
En Baja California Sur, aunque muchas madres y padres reconocen la importancia de estar presentes, la necesidad de un sustento económico a menudo prevalece, llevando a justificaciones que, aunque válidas, no dejan de tener un impacto en el autoconcepto, la autoestima; aunado al bienestar emocional de los niños, detalló el especialista.
Inclusive; “es muy típico que otras personas empiezan a criar a mi hijo y a mi hija… Y después, al momento de no estar en casa, quiero poner límites y reglas; pero no me va a funcionar y voy a tener conductas desadaptativas, conductas desafiantes por parte de mi hijo", expresó Ramos.
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Bajo este panorama, Romero puntualiza que el llamado a la acción para una crianza más saludable hacia las y los hijos recae en el entorno laboral, económico, social, familiar y cultural. Necesitamos un cambio multifactorial y sistémico, que priorice el bienestar físico, mental y emocional de las y los pequeños.
"Muchas personas piensan y tienen una idea de que las consecuencias nada más en ese momento y que ya cuando creas que se van a corregir, pero no es así… Si yo no tengo comunicación con mi hija o hijo; o si yo no sé lo que hace, si yo no le manifiesto el amor y el cariño que le tengo de manera verbal o con el comportamiento… Si yo no sé con quién se junta…”, recalcó el especialista.
Pareciera algo insignificante, pero validar los sentimientos y emociones de las infancias, en sintonía con un tiempo y atención plena, cumple un papel relevante en la vida de las y los niños.
