Desde hace 10 años José Q. García Maldonado, quien es catedrático de CONACyT en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN (CINESTAV) Unidad Mérida, se ha dedicado a estudiar los tapetes microbianos, los cuales se encuentran en los vasos de concentración salina, en este caso en la exportadora de sal de Guerrero Negro.
En sus investigaciones, García Maldonado se ha encontrado con que los tapetes albergan una diversidad enorme de microorganismos, catalogándolo como uno de los ecosistemas más diversos, por lo cual él, junto a colegas como Alejandro López Cortés, investigador del CIBNOR; Emanuel Hernández Núñez del CINESTAV Mérida y Ortencia González Díaz, del Centro de Investigaciones Científicas de Yucatán (CICY), se interesaron en estos microorganismos y ahí fue que encontraron una bacteria que es capaz de producir bioplástico.
El bioplástico es un polímero producido por bacterias de manera natural; en este caso lograron la producción de polihidroxybutirato (PHB) a través de una bacteria aislada de los tapetes microbianos, los cuales forman una película de plástico como la de la fotografía.
Cabe mencionar que hace 8 años García Maldonado ya había desarrollado un bioplástico en Puerto San Carlos con tapetes microbianos, sin embargo el producido en Guerrero Negro es muy particular porque además de contaminar menos que los de origen petroquímico “tiene una propiedad muy importante: una cristalinidad muy baja”, lo que lo convierte más flexible y sumamente aplicable para casos médicos donde se requieren este tipo de biopolímeros; sin embargo, aún se encuentra frente al gran reto que consiste en hacer las pruebas mecánicas para poder proponerlo y trabajar en la optimización de su producción, ya que actualmente el proceso es costoso. A pesar de todo esto, la investigación vislumbra un futuro muy prometedor para este hallazgo.