La Paz, Baja California Sur, (OEM-Informex).- En un pronunciamiento ante el Congreso del estado, el diputado Armando Martínez Vega rememoró la tragedia del huracán Liza que hace 45 años, un 30 de septiembre de 1976 impactó en la Paz, dejando a su paso una gran devastación sin que a la fecha exista una cifra oficial sobre el número de muertes que en su pasó dejó, particularmente en las colonias Guelatao, Pancho Villa, Infonavit, Buenavista y otras, con 13 colonias que prácticamente desaparecieron por las corrientes de aguas broncas, en lo que ha sido la mayor tragedia ocasionada por un fenómeno natural que ha sufrido Baja California Sur.
Debemos de recordar esta fecha para que nunca se nos olviden los efectos negativos que los ciclones provocan en la población con sus lluvias torrenciales y vientos, como los ocasionados por el ciclón Liza, que hace 45 años enlutó a miles de hogares de la capital del estado, dijo en tribuna.
El también secretario de la Comisión de Protección Civil de la Cámara señaló que este huracán marcó un antes y un después en la cultura de protección civil de la entidad, y aunque admitió que en la actualidad se cuenta con instrumentos y con información precisa y en tiempo real sobre la intensidad, la fuerza, la ubicación y el pronóstico de estos fenómenos, vio la necesidad de mejorar las políticas públicas para evitar tragedias como la registrada hace 45 años.
Entre otras, propuso que el Congreso legisle a fin de que se restrinja el crecimiento en materia de vivienda que no tenga el visto bueno de Protección Civil.
Recordó por su ubicación geográfica y su colindancia con el Océano Pacífico, Baja California Sur tiene un 30 por ciento de riesgo de ser impactado por huracanes, por lo que propuso que el Congreso haga “un traje a la medida” en materia de protección civil.
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Además, dijo, es esencial reafirmar la cultura de la protección civil entre la población y la preocupación por reducir los riesgos de desastres naturales, porque la devastación continuará mientras no se establezcan políticas públicas para evitar la construcción de viviendas en zonas de riesgo, así como el asentamiento de grupos humanos en laderas de arroyos, zonas de derrumbes y deslaves.
La del huracán Liza es una terrible tragedia que no se nos olvida, remarcó, y recordó su participación como voluntario en las tareas de ayuda a la población, siendo estudiante de la preparatoria pesquera donde en ese tiempo cursaba sus estudios, desde el día de la tragedia hasta la llegada del entonces presidente de la República Luis Echeverría, cuando se descargaban en fosas del panteón de los San Juanes los cadáveres que se lograron rescatar; todavía se les enchina la piel por contar todo lo que pasó, desaparecieron casi 13 colonias, con gente que en su mayor parte venia del interior de la república en busca de trabajo, a una entidad que en ese tiempo vivía tiempos de bonanza por la zona libre y la agricultura en los valles de Santo Domingo y Los Planes.